BIODIVERSIDAD
ALERTA
Así surge de un estudio internacional realizado por investigadores de prestigiosas instituciones -entre ellas el INTA- que son referentes de distintos países.
ACACIA NEGRA, especie arbórea originaria de los Estados Unidos que, en la Argentina, invadió bosques montanos y del Espinal, así como superficies pampeanas. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

La proliferación de árboles exóticos representa desde hace años una preocupación creciente en todo el mundo, en razón del impacto negativo que provocan sobre la salud de los bosques nativos.
Son especies que -llevadas fuera de su entorno natural con fines forestales, de reforestación, y ornamentales, entre otros- terminan transformando los ecosistemas y hasta las economías de esas regiones que pasan a ser sus nuevos hábitats.
Los árboles exóticos también traen problemas en algunas zonas de Argentina. Pablo Peri, coordinador del Programa Nacional Forestal del INTA, menciona -como ejemplos- algunos casos locales de especies invasoras.
Una de ellas es Ligustrum lucidum, que llegó de China a principios del siglo XX para uso en parques y en jardines. El Ligustro, como lo conocemos, se estima que cubre cerca del 20% de los bosques nativos de las Sierras Chicas, en la provincia de Córdoba, donde provocó un impacto directo sobre comunidades de aves y especies vegetales que habitan esa región.
Otro caso es el de la Acacia negra (Gleditsia triacanthos), especie arbórea originaria de los Estados Unidos, que en la Argentina invadió bosques montanos y del Espinal, así como superficies pampeanas.
Como hay consenso -entre investigadores y las áreas gubernamentales de recursos naturales- en que las especies exóticas invasoras constituyen una de las amenazas más serias para la biodiversidad, el tema fue objeto de un estudio internacional.
«Las invasiones de árboles fueron relativamente poco estudiadas a pesar de que tienen el potencial de transformar ecosistemas y economías», indicó Pablo Peri, quien integró un numeroso equipo internacional de investigadores que estudió el impacto de las invasiones de árboles exóticos en los bosques a nivel global, y el rol protector que desempeñan las especies nativas.
El trabajo -publicado recientemente en la revista internacional Nature- abarcó más de 1,2 millones de parcelas forestales distribuidas en 1.029 regiones del mundo, e incluyó el estudio de más de 10.000 especies.
El INTA aportó información para este estudio a partir de los datos de largo plazo generados en los bosques Patagónicos, en el sistema denominado Parcelas de Ecología y Biodiversidad de Ambientes Naturales en Patagonia Austral, una región sobre la cual dispone de información sistematizada a partir de series estadísticas de largo plazo.
La investigación permitió evaluar cómo la diversidad filogenética y funcional de las comunidades de árboles nativos, la presión antrópica (la acción humana) y las condiciones ambientales influyen en el establecimiento de especies de árboles no nativos, y las consecuencias de la invasión.
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En este punto hacemos un paréntesis para señalar que, comprender este problema, ayuda a zanjar las dificultades que podrían surgir para manejar equilibradamente la diversidad de actividades económicas vinculadas con el bosque nativo, sin afectar la sostenibilidad del recurso natural.
En ese sentido, y al margen de la visión global que aporta este estudio internacional, es oportuno recordar que hay material de investigación centrado en los ecosistemas de Argentina. De hecho, a comienzos de abril publicamos parte de un extenso diálogo con Pablo Peri, precisamente, en el que abordamos ese tema, tras la realización del Congreso Forestal en Mendoza. Dejamos por aquí el enlace.
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Volviendo al estudio internacional que publicó Nature, los especialistas concluyeron que la temperatura y las precipitaciones emergen como fuertes predictores de la estrategia de invasión de especies exóticas.
Pudieron precisar, en ese sentido, que las especies no nativas invaden con éxito cuando sus requerimientos son similares a los de la comunidad nativa, en ambientes extremos fríos o secos.
Además, establecieron que los factores humanos (que, efectivamente, influyen en la presencia de árboles exóticos) son clave para predecir si un lugar fue invadido. También que -como era de esperar- una mayor diversidad del bosque nativo predice una menor gravedad de la invasión.
Determinaron, asimismo, que «la diversidad filogenética y funcional nativa tiene un papel crítico en limitar el establecimiento y propagación de invasiones posteriores» según explicó Peri.
Así, el trabajo brinda conocimientos unificados sobre los impulsores globales de las invasiones de árboles no nativos y las estrategias ecológicas que podrían tener más éxito en diferentes regiones.
Las tendencias y los mecanismos ecológicos identificados dan pautas para apoyar el manejo forestal adecuado frente a las invasiones de árboles no nativos en todo el mundo. Pero el problema es que los árboles no nativos son introducidos intencionalmente para fines forestales o para apoyar los medios de vida locales.
Se admite que esto puede generar diferencias en los objetivos y estrategias de manejo forestal, por lo que se considera fundamental incluir a las partes interesadas locales al tomar decisiones sobre cómo gestionar mejor estas introducciones.
«En última instancia -concluye Peri- esta comprensión de las invasiones globales de árboles proporciona conocimientos fundamentales, necesarios para ver cómo se está remodelando la composición de los bosques bajo el cambio global, y para que las prácticas de manejo forestal limiten la propagación y los impactos de las invasiones de árboles no nativos en todo el mundo».
ESPECIES INVASORAS DE BOSQUES NATIVOS PABLO PERI PROGRAMA NACIONAL FORESTAL INTA