GANADERÍA

ESCENARIOS

Ganaderos mendocinos rechazan medidas restrictivas de Nación

4 de septiembre de 2021

Francisco Ríos cuestiona la prohibición de exportar carne vacuna. Pero insta a no descuidar lo productivo. Ahora, a ocuparse de la sanidad.


Ante un escenario desalentador para la ganadería a partir de decisiones políticas del Gobierno nacional, crece el malestar entre los productores de todo el país.

La preocupación, ya instalada apenas se formalizó -en su momento- la restricción a las exportaciones de carne vacuna, desbordó en estos días a partir de la decisión de las autoridades de extender la vigencia de esa medida hasta un par de semanas antes de los comicios de medio término, convocados para noviembre próximo.

El tema ocupa los más diversos ámbitos de la cadena de ganados y carnes en todo el territorio nacional, y también en las provincias del Centro-Oeste de Argentina.

Al punto que, en consonancia con el criterio que parece prevalecer entre las entidades nacionales del Campo, la dirigencia regional cree probable que haya medidas de fuerza entre las elecciones primarias de este mes y las generales de noviembre, si en los próximos días no hubiera «marcha atrás» en la prohibición de comerciar con el exterior.

«NO TIENEN IDEA»

En diálogo con Campo Andino, el dirigente del Sur mendocino Francisco Ríos ratificó el malestar del sector por este tema.

Ríos, que preside la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael y el Cluster Ganadero de Mendoza, señaló que las autoridades nacionales «no tienen idea del daño que le están haciendo a la ganadería y al consumidor».

Si bien la ganadería es una, y todo daño infligido a cualquier eslabón de la cadena repercute en el resto (de una u otra manera, y en mayor o menor medida) para los criadores -en particular los del secano de zonas áridas y semiáridas- la prohibición de exportar vacas es un golpe muy duro.

Es que la fuerte demanda china les abría un canal comercial con buenos precios por esos vientres que ya cumplieron su ciclo productivo, de manera que se reducía considerablemente el costo de reposición de madres.

Esto es crucial en regiones donde la única actividad productiva posible es la cría, cuya moneda de cambio es el ternero que, casualmente, viene de la vaca (no «de los barcos»).

Así, poder sostener el plantel de madres con una brecha menor entre lo que ingresa por el descarte y lo que cuesta incorporar nuevos vientres productivos, sin duda resultaba un aliciente para darle continuidad al negocio. 

EL PRECIO NO VA A BAJAR

«Habíamos encontrado el mercado para la vaca de descarte, que no es lo que se consume en el mercado interno argentino, pero ahora…» se lamentó Francisco Ríos.

Apuntó que en China tienen una idiosincrasia muy distinta, que se refleja también en sus hábitos de consumo y en una gastronomía que se caracteriza -entre otras cosas- por prolongadas cocciones de los alimentos. «En Argentina, esa vaca prácticamente no tiene destino, porque estamos acostumbrados a comer novillo», señaló.

El referente de los ganaderos sureños no le encuentra sentido a la medida oficial. «Están dispuestos a perder las divisas que podrían ingresar por las ventas al exterior, y a dejar que caigan muchos puestos de trabajo en los frigoríficos, que ya se van paralizando… Pero no sabemos por qué; no está claro cuál es el propósito. Porque si lo que pretenden es que baje el precio de la carne en el mercado interno… eso no va a ocurrir».

Sí, en cambio, se resiente el precio de esa vaca que, por ahora al menos, ya no está en el interés de los frigoríficos exportadores…y prácticamente no tiene demanda en el mercado interno.

NO DESCUIDAR EL RODEO

Estas medidas, junto con el malestar que generan, pueden traer aparejado cierto desaliento. Sobre todo, porque rememoran el rotundo fracaso de decisiones similares, que vieron la luz hace quince años, y que -con sus consecuencias- sumieron al sector en casi una década de oscuridad.

Pero el dirigente del Sur mendocino enfatizó que es importante, a pesar la incertidumbre que generan estas decisiones, mantener -también- la atención sobre lo estrictamente productivo.

En este momento, previo al inicio del servicio en los planteles de cría, recomendó particularmente el cuidado de la salud reproductiva del rodeo.  

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ES MOMENTO de cuidar la salud reproductiva de los toros, antes del servicio. FOTO/CAMPO ANDINO.

 «Es muy importante hacer la sanidad a los toros», subrayó Francisco Ríos, y destacó que las mejoras incorporadas por la Fundación COPROSAMEN en su laboratorio de General Alvear, han simplificado el trabajo en el campo y agilizado todo el proceso de diagnósticos, para saber si los reproductores tienen o no tienen enfermedades venéreas.

Destacó que, con la tecnología que dispone el Laboratorio desde el año pasado, sólo se necesitan las muestras recogidas en un solo raspaje. «Esto para nosotros es muy importante porque no tenemos que juntar dos veces el rodeo, y eso significa la mitad del trabajo y la mitad del costo que teníamos antes».

Remarcó, asimismo, el hecho que las cargas estén repartidas. En el esquema del Plan Toro, «la Fundación COPROSAMEN se hace cargo del costo del servicio de laboratorio -recordó Ríos- y la Provincia, a través de la Dirección de Ganadería, el de los insumos necesarios, tanto los descartables para la toma de muestras, en el campo, como los reactivos y otros materiales que utilizan los laboratoristas para realizar los análisis. El productor asume el traslado y los honorarios profesionales del médico veterinario que vaya a tomar las muestras».

SÓLO CON TOROS SANOS

Subrayó que «prácticamente todos los productores están haciendo la sanidad a los toros, al margen de algunas necesidades de infraestructura que hay en lugares muy puntuales de la provincia». Es que «la gente se da cuenta de que es mucho el beneficio de tener el rodeo sano; que tiene que poner muy poco dinero; y que la tarea se ve simplificada ahora, porque con un solo raspaje es suficiente».

Acerca del criterio que aplica en su establecimiento una vez que tiene los resultados de los análisis, Ríos es terminante: «El toro que da negativo queda en el rodeo, y el que da positivo, directamente va a faena».

Aún en el caso de afecciones por Campylobacteriosis, una infección que puede ser tratada con antibióticos. Porque, «como la bacteria ha ido generando resistencia a los medicamentos más utilizados, es preferible no arriesgarse y directamente sacar del rodeo al toro infectado».  En su opinión, mandar a faena (como único destino) al toro enfermo «es lo más seguro, para no tener problemas sanitarios en el rodeo, y evitar la consecuencia de mayor impacto de estas enfermedades, en términos productivos, que son los abortos».

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