GANADERÍA

ESCENARIOS

Hay que apoyarse en el oasis para sostener la cría bovina en el semiárido

2 de abril de 2023

El mendocino Ramiro Labay cree necesario explorar alguna forma asociativa con productores de forraje bajo riego, para sumar kilos y no malvender los terneros.

RAMIRO LABAY. El presidente de la Específica de Ganadería de la Cámara empresaria de General Alvear subrayó que “en nuestra zona tenemos que cuidar mucho la carga del campo y usar regularmente la herramienta del destete precoz”. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Es inocultable la preocupación en el sector ganadero argentino por las consecuencias visibles y las esperables de la sequía sobre el rodeo bovino nacional. En muchos de los lugares donde ha llovido -que no es en todo el territorio- el agua llega tarde, y es incierto cómo seguirá el clima este año.

El panorama es más inquietante en unas zonas que en otras. Sobre todo en aquellas donde el régimen de lluvias es, de por sí, escaso, como en las semiáridas de las provincias del Oeste. Inclusive en áreas que suelen ser (apenas) un poco más favorecidas, como puede ser el sudeste de la provincia de Mendoza.

Ramiro Labay, uno de los referentes ganaderos de esa región, reconoce que «las lluvias en las últimas semanas nos han dado cierto respiro, y han generado la expectativa de tener algo de humedad en el suelo para los meses que vienen».

Se esperanza en que, «aunque estas lluvias llegan tarde para las pasturas de verano, es probable que tengamos temperaturas que nos ayuden a disponer de pasto diferido durante el otoño y el invierno».

RODEOS DIEZMADOS

Labay, que preside la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear, está muy preocupado por el impacto de la sequía en el rodeo bovino provincial.

El diálogo con Campo Andino, el productor sureño apuntó que «en general, los planteles han quedado diezmados; tuvimos que salir a hacer destetes anticipados, a sacar los terneros con mucho menos peso de lo que acostumbramos».

Advierte que «cuando termine esta campaña de vacunación antiaftosa vamos a ver que se vacunó menos; pero creo que vamos a tener que esperar los números de la campaña 2024 para poder cuantificar, realmente, cuál ha sido el impacto de la sequía».

Es que «hay vientres que ya no están para este año, y de los que han quedado, hay que ver cuántos han llegado en estado corporal apto para este último servicio». De manera que «eso se va a reflejar en la zafra 2024».

NO SOBRECARGAR CAMPO

Por eso insistió en que «en nuestra zona tenemos que cuidar mucho la carga del campo y usar regularmente la herramienta del destete precoz». Labay recomienda no perder de vista que «estamos produciendo en una provincia seca, con un régimen de lluvias muy bajo… y mal llovido, porque no siempre las lluvias llegan en el momento que sería oportuno para que realmente mejore el pastizal».

Entonces «tenemos que hacer un ajuste de carga adecuado, y si es posible disponiendo de ciertos pulmones para situaciones muy difíciles -como la que hemos atravesado, debido a una seca que tiene pocos precedentes- para no vernos obligados a desprendernos de las madres, y que la válvula de alivio sea el ternero, sacándolo antes si es necesario». 

Señaló, de paso, que «los destetes precoces e hiperprecoces ya se están haciendo una práctica más frecuente» en los establecimientos de la zona, y subrayó que «vamos a tener que incorporarlos como práctica habitual de manejo, independientemente de que, algún año con mayor disponibilidad de pasto, se pueda tener cierto margen para especular y tratar de sacarlos con unos kilos más».


NUEVO PERFIL. El dirigente ganadero sureño dijo que se ven muchas fincas en toda la zona con 20 ó 30 animales” y que muchos productores han erradicado frutales o viñedos para producir forrajes. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

APOYARSE EN EL OASIS

El dirigente ganadero alvearense hizo foco (que a eso se refería al hablar de pulmones) en la opción de aprovechar fincas abandonadas o subexplotadas, para producir forraje. «Muchos productores han ido erradicando montes frutales y viñedos, y la producción de alfalfa ha venido ganando terreno», aseguró.

«Lo hacen los ganaderos que, aparte del campo en el secano, tienen tierra en el oasis irrigado y la aprovechan como soporte del establecimiento de cría. Pero también hay, por un lado, agricultores que tienen el know how para producir forraje y, por otro, criadores que tienen el campo y la hacienda, y la necesidad de asegurarse la provisión de alimento», comentó Labay.

La idea es «avanzar en modelos de negocio que les sirva a ambas partes». Que el ganadero pueda sacar los terneros del campo y llevarlos a una finca para no tener que malvenderlos, y que el productor de alfalfa tenga cierta previsibilidad en la ecuación de su negocio forrajero.

En este sentido, el referente alvearense mencionó que -si bien no están generalizados- «hay casos en los que ganaderos y agricultores han logrado consolidar esquemas de capitalización, por ejemplo, lo que ha permitido sumar kilos a esos terneros, defender el precio de la hacienda y del forraje».

Agregó que, en paralelo con estos incipientes esquemas en el que ambas partes se van sosteniendo mutuamente, «hay casos de productores grandes que están pensando en producir alfalfa para hacer pastoreo directo de su propia hacienda, y para capitalizar».

Por otra parte, «se están viendo muchas fincas en toda la zona, con 20 ó 30 animales… por donde uno vaya empieza a ver hacienda». Por eso «queremos ver si, para las jornadas técnicas de la Fiesta de la Ganadería (en mayo), podemos preparar alguna capacitación para el manejo de ese tipo de explotaciones -que son más chicas, pero tienen potencial para crecer- con herramientas que les ayuden a ser eficientes en lo que hacen».

PROBLEMAS DE MERCADO

Al margen de los problemas derivados de la seca, Ramiro Labay se detuvo por un momento en la coyuntura macroeconómica y su incidencia en el negocio ganadero. «Seguimos esperando que mejoren las perspectivas para las exportaciones, con la apertura de mercados -dijo- y con la esperanza que los salarios puedan estar en mejores condiciones de sostener los niveles de consumo de carne vacuna».

 Sobre este punto, el dirigente alvearense recordó que «los precios de la ganadería dependen en un 70% del consumo interno, y como los salarios están devaluados, el consumo baja y, como consecuencia, caen los precios de la carne».

Por eso es que «tenemos que lograr que se incremente en consumo interno y eliminar las restricciones a las exportaciones, para potenciarlas y darle previsibilidad al negocio, de manera que tengamos un horizonte de mayor producción a futuro».

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