FRUTAS

LA CAMPAÑA

Inicia una buena cosecha de ciruelas, con demanda selectiva y precios acotados

11 de febrero de 2024

A mediados de semana -o a más tardar el lunes de la siguiente- comenzará en firme, en el Sur de Mendoza, la recolección de frutos con destino a deshidratado. Cuánto pagaría la industria.


Con demora mínima de una semana a diez días respecto de lo que cabría esperar en una temporada normal, entre el miércoles próximo y el lunes de la otra semana estará arrancando en firme la cosecha de ciruelas para industria en el Oasis Sur de Mendoza.

Mientras los secaderos del Este provincial (que normalmente inicia antes) ya han ingresado varios kilos en los últimos días, los productores de San Rafael y General Alvear -departamentos que concentran el mayor volumen de producción- aguardan que suba un poco la concentración de azúcar en los frutos para encender la luz verde que marca la partida.

MADURACIÓN DEMORADA

Las referencias sobre la evolución de los cultivos -con diferencias, por zonas, dentro del mismo oasis- dan cuenta de retrasos de una semana a diez días en la cosecha de ciruela para deshidratar.

Es que la floración arrancó tarde; con una semana, dos…y en algunas fincas hasta 20 días de retraso. Hubo una propiedad donde los ciruelos florecieron un mes tarde, para lo que es habitual en ese monte. Además, fue -en todos los casos- una floración extendida en el tiempo, y despareja.

Parecería razonable, entonces, dar por hecho que el resto de los estadíos fenológicos del cultivo se iría desplazando en el tiempo. Entre ellos, el punto óptimo de cosecha.

Esto se habría potenciado durante esa semana (o más) de calor muy intenso al que estuvieron expuestos los cultivos. Sobre todo por la falta de amplitud térmica -la temperatura no bajaba lo suficiente en la noche- lo que habría impedido que la planta retuviera todo el azúcar acumulado durante el día y -además- que los frutos fueran tomando más color.

ESTÁ FALTANDO AZÚCAR

Lo cierto es que el retraso de la cosecha se explica, básicamente, por la demorada concentración de azúcar en los frutos que, así como ocurrió con otras fases del ciclo, parece ser muy variable, dependiendo de la zona e inclusive de cada quinta en particular.

Sobre el cierre de la semana hemos tenido referencia de algunas explotaciones donde las ciruelas estaban con un promedio de 16° Brix, y de otras -las menos- donde superaba los 22.  En el medio, y algo por encima de los 18° Brix, podría estar, por estas horas, gran parte de la producción del Sur mendocino.

EL MIÉRCOLES PRÓXIMO

Lo cierto es que, si bien hace un par de días hubo quienes empezaron a levantar ciruela que había caído (quizás porque había sido tocada por granizo en su momento y, sobre todo, en alguna quinta mal nutrida y no muy bien regada), el inicio de la cosecha es cuestión de días.

En las propiedades de mayor superficie (que tienen mecanizada la recolección) iniciarían el miércoles próximo, y probablemente con la concentración en torno a los 20° Brixaun sabiendo que no es el óptimo- por razones de logística.

Pero no son los únicos. Otros productores -con áreas de cultivo menor, y cosecha manual– han decidido meter la cuadrilla a la quinta el miércoles también, y con los mismos Brix de promedio.

Así también, hay quienes no arrancarán sino hasta cuatro o cinco días después. Es que, habría algún secadero que recién empezará a recibir fruta el lunes 19, porque las ciruelas de los productores con los que regularmente trabaja no dan todavía el grado de concentración que considera razonable a los efectos del rendimiento (fresco a deshidratado). 

POR QUÉ PREOCUPA EL ATRASO

El retraso en el inicio de la cosecha plantea un par de inquietudes. Lo más claro, y es en lo que todos coinciden, es que, si se solapa demasiado con la vendimia, las dos producciones tendrán que salir a competir por la escasa mano de obra.

Algunos productores, inclusive, creen que los braceros suelen preferir la cosecha de uvas, al margen de lo que les paguen la gamela (que, por supuesto, también importa. y mucho).

El otro asunto es que, al haber mucha ciruela en las plantas, la recolección llevará más tiempo, y eso abre otro interrogante: si marzo concederá dos semanas con la fruta colgada, sin desprenderse.

Podría suponerse que, como todos los estadíos fenológicos se han ido corriendo, la inexorable caída de frutos también se debería extender. Pero nadie puede asegurarlo.

Un temporal, con mucha lluvia, podría aflojar la fruta hasta que terminaría cayendo, dicen. Más de uno recuerda que eso pasó un año, cuando tuvieron tres días de lluvia, después del 20 de febrero.

Además, la fruta que hoy esté con 20° Brix, por poner un número, en poco más de tres semanas (podríamos decir que antes termine la primera semana de marzo), debería estar en 28 cuando, probablemente, comience a desprenderse del árbol.

Eso ocurriría si todo marcha bien, es decir, si todo el proceso siguiera sin alteraciones de ahora en más. Pero si hubiera algún imprevisto… De manera que, si todo va bien, estaríamos complicados; y si hubiera contratiempos, las complicaciones -en teoría- serían mayores.

Estaríamos complicados porque «vamos a necesitar entre 25 y 30 días para procesar esas 100.000 t de fruta fresca» nos decía uno de los consultados. En efecto, si bien hay quienes creen en la suficiencia de la capacidad de secado instalada, otros temen que podría producirse un cuello de botella. Como en la cancha se ven los pingos, sabremos qué pasa cuando llegue el momento… si es que llega.

Mientras tanto, si la cosecha en firme arrancara el lunes 19 (démosle unos días de margen), y si la planta logra retener los frutos, hay quienes estiman que la recolección podría estirarse hasta bien entrada la segunda quincena de marzo.

EL RENDIMIENTO INDUSTRIAL

Otra variable que podrá verificarse después, es el rendimiento (en términos de fruta deshidratada) que dejará la cosecha 2024. Por lo pronto, da que pensar que no terminaría siendo un buen año en ese sentido.

Sobre todo si se lo compara con el excepcional ciclo industrial 2023, que habría cerrado con una relación promedio (según comentan) de 2,9 kg fresco por 1 deshidratado. Hay coincidencia en que, lo normal, debería situarse entre 3,2 kg y 3,25 x 1. Pero algunos temen que, este año, pueda llegar a ubicarse más cerca de los 3,5 kg.

Lo cierto es que, de las algo más de 121.000 toneladas frescas inicialmente estimadas por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza, finalmente estarían quedando algo más de 100 (supuestamente alrededor de 107.000 toneladas).

Si esto fuera así, la oferta argentina de esta temporada (sin contar el carry trade de 2023) podría no llegar a las -teóricas- 30.000 t de ciruela deshidratada. Veremos.

CUANDO EL TAMAÑO IMPORTA

El problema parece ser que -y en esto coinciden todos aquellos a quienes hemos podido consultar- la mayor parte de la producción de este año es de tamaño mediano y chico. Es fruta que va a costar vender. De hecho, Argentina (es decir, Mendoza, porque es la única productora) tiene stock de enlace.

De manera que, a esas existencias de ciruela deshidratada que no fueron colocadas durante 2023, se sumará la cosecha 2024 que -en una proporción no determinada todavía- es de calibres que no dan la talla, según la preferencia de los consumidores del exterior (que es el destino del 95% de las ciruelas argentinas).

Aparte de eso, con sus últimas cosechas, otros productores importantes -como Francia y Estados Unidos (California, que vendría a ser la Mendoza de USA) han podido acomodar los desajustes que traían. Conclusión de ello, es que muy probablemente sólo vayan a mantener sus precios los calibres grandes.

POR 4 Ó 5 CARAMELOS

El escenario comercial de la ciruela tiene, en un punto, una llamativa similitud -aunque por otras razones y salvando las diferencias- con el negocio vitivinícola, que es bastante más complejo y -al menos en lo que al vino se refiere- tiene por principal destino el mercado interno.

Pero el punto en cuestión es que en un año (2023) que registró la vendimia más baja de la historia (de los últimos 60 años, para otros), no faltó vino y estamos ante una producción de uvas notoriamente recuperada.

De igual modo, luego de una magra cosecha de ciruelas, nos encontramos con que hay fruta deshidratada en stock (de calibres que probablemente no tengan mercado, no lo sabemos) y viene una cosecha de buen volumen.

Todas estas especulaciones, incluida la certeza de una demanda internacional particularmente selectiva, se ha venido reflejando en un tira y afloja entre productores e industriales del Sur mendocino, por el precio de la fruta en fresco.

El primer round fue oficial, y sucedió cuando convocaron a la mesa de concertación sectorial con arbitraje del ministerio de Producción de la Provincia de Mendoza. Ahí llegó la representación de los productores pidiendo USD 0,25 (veinticinco centavos de dólar) por kilo de ciruelas frescas, y la representación de la industria ofreciendo USD 0,22.

A partir de ahí se fueron sucediendo contactos entre partes y, aunque el panorama no está del todo claro, lo que surge en limpio de lo que hemos podido saber, son dos cifras, muy parecidas. Una, indica un valor de $ 200 al productor, por kilo de la fruta en fresco. Sin más detalle.

La otra, $190, que incluiría un adelanto de $ 50 (por kilo) para cosecha y acarreo, y tres cuotas, a pagar en abril, mayo y junio («o un plazo algo más corto», según escuchamos por ahí).

Esos $ 140 de saldo, serían ajustables según la evolución del dólar-divisa USA Banco Nación. No sabemos si tomarían el tipo vendedor, el tipo comprador, o una media entre ambas cotizaciones.

Para tener una referencia, este viernes que pasó, el dólar-divisa BNA cerró en $ 828,30 para la compra y $ 831,30 para la venta. Si tomáramos la media, estamos hablando de $ 829,80. Así, los $ 190/kg equivaldrían a USD 0,229 (casi 23 centavos). Los $ 200, en tanto, eran equivalentes, al viernes, a USD 0,241 (digamos que 24 centavos de dólar) por kilo de ciruela en fresco.

Por otra parte, ya se sabe que la cosecha manual (la gran mayoría no tiene esa labor mecanizada) va a costar entre $ 40 y $ 50 el kilo. Ése el número que han estado acordando algunos productores con los cuadrilleros.

Ese valor, es para arrancar. Habrá que ver cómo podría llegar a evolucionar cuando arranque en firme la vendimia y la cosecha de la uva empiece a competir con la de la ciruela. Por el momento, los viñateros sureños están centrados en las blancas que son base para espumantes.

El problema es que falta mano de obra; así de sencillo. Por eso no es bueno (para el fruticultor) que se solape demasiado la cosecha de la ciruela con la vendimia.

Por otra parte, si ese productor elige la opción de llevar a secar su fruta para guardarla deshidratada, el servicio de secado le va a costar, por kilo, alrededor de $ 50, según pudimos saber en las últimas horas. El asunto es que ese productor va a secar para después (¿cuándo?) venderle a quién… y a cuánto.

No habría que descartar, por todo esto, un nuevo año de frustración para muchos productores, que compran insumos con precios referenciados en el dólar blue y, cuando venden, reciben pesos argentinos (devaluados, y por devaluar). En este caso, descontando el costo de cosecha, podría quedarle el valor equivalente a unos 4 o 5 caramelos por kilo de fruta.

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