GANADERÍA

ENFOQUES

«La ganadería no crece más en Argentina por falta de políticas de Estado y de previsibilidad»

9 de julio de 2025

Para Ulises «Chito» Forte, dirigente de FAA y consejero del IPCVA, los indicadores del negocio de la carne vacuna «son negativos». Pide un equivalente al «RIGI» para incentivar pequeñas y medianas inversiones ganaderas. Pero advierte que «es muy difícil trabajar» con un gobierno «verticalista y con marcado sesgo autoritario».

ULISES «CHITO» FORTE. El productor federado pampeano advierte que el deterioro del poder de compra en el mercado interno y problemas de competitividad para exportar, le ponen límites a la actividad. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Es productor agropecuario en el Noreste de La Pampa y dirigente de la Federación Agraria Argentina (entidad que, dicho sea de paso, hace un par de semanas celebró un aniversario más de su génesis -el 25 de junio de 1912- con el «Grito de Alcorta» en aquella localidad de la provincia de Santa Fe).

Por la entidad federada (la de los productores más chicos) tiene un lugar en el Consejo de Administración del IPCVA, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.

El piquense Ulises «Chito» Forte tiene una lectura de la coyuntura del sector ganadero que no deja lugar para los medios tonos.

De diálogo intenso -hasta atropellador por momentos- puede sonar pesimista, a punto de plantear un: «así no se puede». Pero tampoco hay que confundirse, porque deja abierta alguna ventana a la búsqueda de soluciones. Tal vez sea crudamente objetivo el hombre, y eso desacomode. Pero… veamos lo que dice.

PUNTO DE VISTA. «Las perspectivas positivas no las veo. Para mí, todos los indicadores son negativos. ¡Ojalá que el equivocado sea yo!». Ulises Forte.

– Cómo ve el escenario para el sector agropecuario argentino… y para la ganadería en particular?

– No soy tan optimista como algunos se muestran. En realidad, creo que mucha gente… más que optimista, como viene de un estado de desesperación -por el desastre en el que estábamos, por lo que vivimos durante los últimos años- se agarra de lo que encuentra… Como el que está por ahogarse.

***

– Una forma de aferrarse a lo que uno tiene más a mano…

– El otro día, un amigo me dijo: «tenés que tener fe…» ¡Esto no es cuestión de fe; no se resuelve yendo a misa! No se trata de creer o no creer. Hay que mirar la realidad; y mirando la realidad… el futuro no se ve tan claro.

***

– ¿Qué muestra la realidad como para que, hacia adelante, el horizonte se vea borroso?

– El 70% de la producción ganadera argentina tiene por destino el mercado interno, y el mercado interno está cada día más deteriorado… y aunque hay una inflación del 2% al 3% mensual, el presidente (de la Nación) te dice que en las paritarias no se pueden acordar aumentos de salarios de más del 1% mensual. Eso quiere decir que el poder adquisitivo, dentro de seis meses, va a ser peor. ¡Estamos hablando del poder de compra de nuestro principal cliente!

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– ¿…Y la exportación de carne vacuna?

– La exportación perdió competitividad totalmente, con un dólar… no sé si es que está bajo, o está alto el costo argentino. Algunos dicen que éste es el dólar real, pero no recuerdo otro momento en el que, para llenar el tanque de gasoil de la camioneta, necesitara 100 dólares. Entonces… algo no está funcionando.

***

– Vale decir que, lo miremos por donde lo miremos…

– Las perspectivas positivas no las veo. Para mí, todos los indicadores son negativos. ¡Ojalá que el equivocado sea yo! Pero… no podés exportar porque perdés competitividad en el mundo; el mercado interno está totalmente deteriorado… y encima tenés un chanchoducto de Brasil. El otro día me comentaban los muchachos que el ajo de Chile está, en góndola, al 50% del costo que tiene el productor mendocino…

EQUILIBRIO. «El mercado es imprescindible, tanto como imprescindible es el Estado. La cuestión es cómo se administra. Alguna vez tenemos que empezar a caminar por el medio». Ulises Forte.

– ¿De qué manera impacta la importación -a través de ese chanchoducto– de carne porcina brasileña?

– Aunque estamos hablando de carne vacuna, me meto con los chanchos porque esa carne es barata, y es carne vacuna que se deja de comer. Es una sumatoria de factores…

***

– ¿Entonces…? ¿Por dónde empezamos a desenredar el ovillo?

– El problema de la Argentina es que vamos de una punta a la otra: todo mercado o todo Estado… y el mercado es imprescindible, tanto como imprescindible es el Estado. La cuestión es cómo se administra. Alguna vez tenemos que empezar a caminar por el medio.

***

– Desde el punto de vista estrictamente productivo … ¿cómo está el panorama?

– Productivamente se está mejorando muchísimo. Inclusive en zonas muy complicadas, como el secano de Mendoza, por ejemplo, estamos viendo índices de destete muy buenos. El productor se viene informando, se viene capacitando… viene aplicando muchas tecnologías de manejo. Algunos no pueden… o no pueden hacer mucho más, por una cuestión de billetera.

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– Claro… la capacidad financiera pone límites en muchos casos…

– Es una realidad. De todos modos, se está trabajando bien; y creo que la ganadería argentina no crece más por falta de políticas de Estado y por la falta de previsibilidad.

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– ¿Cómo se refleja esa falta de políticas en la toma de decisiones? Pongamos algún ejemplo.

– Por ejemplo, nos dicen que tenemos que terminar con el ternericidio… y es cierto. Ahora, ¿cómo vamos a llevar ese animal a novillo pesado? No tenés política crediticia (no hay financiamiento); el costo impositivo es muy alto… y resulta que el novillo de 300 kilos vale más que el de 500… Entonces, te vas a endeudar, vas a pagar intereses carísimos… ¡¿para vender más barato?!

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– Peso mínimo de faena. Un tema que -aunque no tan abiertamente ni con la voz demasiado alta- algunos parecen querer poner en agenda.

– Las medidas aisladas no sirven. Tenemos que terminar con el ternericidio, sin duda. Tenemos que ir a un animal más pesado, indudablemente. ¿Se termina el problema con una resolución que disponga que matemos más liviano o más pesado? No se termina…



– … Deberá ajustarlo el mercado, en todo caso.

– Es que… primero, tenés que tener la zanahoria. El novillo pesado tiene que valer más que el liviano. Segundo, tiene que haber una campaña para promover la recría, y lograr que la demanda pague más. Además, tenemos que concientizar a todos, de que la calidad de la carne no pasa sólo por la terneza; y que un novillo de 400 kilos es mucho más rico, mucho más sabroso e igual de tierno que un ternero o un novillito. En cualquier caso, por ahí escucho que dicen: «¿Por qué la industria no paga más?». Si consiguen a 10, ¿por qué lo van a pagar a 12?

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– Volvamos sobre la idea del crédito para financiar el proceso de engorde y terminar con el «ternericidio» . Veamos opciones…

– Trabajemos con un warrant ganadero (como instrumento de acceso al crédito utilizando la hacienda como garantía). Hay sectores más conservadores que tienen reparos, porque dicen «das crédito, y después los animales no aparecen, porque los vendieron…».  Ahora, con el chip, es muy fácil controlar, hacer un seguimiento… Lo bloqueás en el Senasa… ¡y andá a sacar un DTE para mover esos animales! Eso ya no es una excusa.

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– Sería una forma de tener «oxígeno» financiero…

– Y… es que, si tenés una jaula de novillitos no te queda más remedio que vender, porque para llegar a un novillo pesado tenés un costo financiero… de un año más de producción, que no es poca cosa. Ahora, si eso lo hacemos con un warrant ganadero y vos me decís: «cuando vendas, me lo pagás» (con los intereses que corresponda, obviamente) … ¡ahí cambia la cosa!

***

– ¿Ahí tendría que participar, también, el sector público?

– No se trata de que el Estado regale todo. ¡Financiámelo! Si podés financiar a las grandes mineras, a las grandes petroleras … ¿Por qué no puede haber un RIGI Ganadero? Un RIGI para el pequeño y mediano productor ganadero, para que pueda sembrar una pastura, hacer una recría a campo. … ¡Tiene que haber un acompañamiento! Y, por supuesto, necesitamos un tipo de cambio competitivo para poder exportar ese novillo de 500 kilos. Porque, insisto: el mundo está demandante, pero resulta que estamos mucho más caros que nuestros vecinos.

***

– ¿Plantean estos temas en conversaciones con las áreas del Gobierno nacional vinculadas con el sector?

– A los muchachos de (la Secretaría de) Agricultura no les quito méritos ni ganas de hacer, pero no tienen poder de decisión ni para pedir un café, porque todos sabemos que éste es un gobierno de tres. Totalmente verticalista y con marcado sesgo de autoritarismo. Desde el presidente de la Nación para abajo, al que piensa diferente se lo insulta, se le hace burla. «Prohibido pensar distinto». Entonces… ¡es muy difícil trabajar así! Diálogo hay, pero es un diálogo de sordos.

***

– Bueno… será difícil, pero tendrán que buscar la forma de seguir remando.

– Cuesta remar contra la corriente. Sería mucho más fácil decir: «¡Estamos bárbaro, ahora sí…!» Pero la verdad es que… Ahora, la mayoría de los economistas parece que quedaron de un lado o del otro de la grieta.

Para unos está todo bien, y para otros está todo mal. Los que ven que «está todo bien», dicen: «¡Gran momento de la ganadería argentina!«. Pero… que me hagan un cálculo de la rentabilidad neta de un productor ganadero (no el margen bruto); y se van a dar cuenta de que, con 300 vacas de cría no mantenés la familia. Entonces, si con 300 vacas de cría no podés mantener la familia, el negocio no cierra.

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