GANADERÍA
CLIMA
Lo indican pronósticos de consenso de organismos nacionales, presentados en una jornada técnica sobre manejo del rodeo de cría, organizada por el INTA.
En un contexto de marcada preocupación por el impacto de la sequía en la producción agropecuaria de la mayor parte del país, el INTA realizó esta semana una Jornada Técnica Ganadera de alcance nacional, para analizar temas clave de la cría bovina en las distintas regiones de Argentina.
Un panorama sobre las condiciones climáticas y las perspectivas para los primeros meses del año próximo, y recomendaciones para la planificación forrajera y el manejo del rodeo, ocuparon la agenda de un encuentro centrado en la cría, con énfasis en la aplicación de herramientas para evitar caídas en los índices de preñez.
Es que las consecuencias que pueda tener la seca en términos de la productividad del rodeo bovino con vistas al próximo ciclo, serán decisivas para la evolución de la actividad.
La “fábrica de terneros” es un eslabón que todavía tiene mucho por corregir. Como señaló Tomas Schlichter -vicepresidente del INTA- en la apertura de la Jornada, “la cría sigue siendo el cuello de botella de la ganadería argentina”, por lo que “el objetivo es remover los factores limitantes para mejorar los índices de destete y aumentar la producción de carne”, subrayó el funcionario.
Por su parte, Diego Bendersky -de la Estación Experimental Agropecuaria Mercedes (Corrientes)- remarcó el propósito de “hacer foco en aspectos de relevancia para los sistemas ganaderos, sin perder de vista el enfoque global”. Destacó la importancia de la interacción público-privada para generar respuestas consensuadas e integrales, en función de las demandas del productor.
Bendersky, que es coordinador del Proyecto Nacional de Cría y Recría del INTA, se mostró preocupado, porque “la situación de la producción está fuertemente condicionada por la sequía en gran parte del territorio nacional, y si no se atienden aspectos críticos, esto puede tener impacto negativo sobre la producción”, dijo.
Durante un encuentro, que se prolongó por algo más de tres horas a través de plataformas virtuales, referentes del INTA desarrollaron temas de su especialidad, para orientar la toma de decisiones en este momento tan particular de la actividad.
Patricio Oricchio, del Instituto de Clima y Agua de INTA Castelar (en el Gran Buenos Aires), habló sobre clima y vegetación: condiciones actuales y perspectivas para las distintas regiones del territorio nacional, tema éste sobre el que vamos a extendernos en los próximos párrafos de esta misma publicación.
Daniel Méndez, del INTA bonaerense de General Villegas, expuso sobre planificación forrajera; y Aníbal Pordomingo (INTA Anguil, La Pampa), sobre destete precoz.
Los aspectos sanitarios a tener en cuenta ante la situación climática, fueron abordados por Germán Cantón, médico veterinario del INTA Balcarce; mientras que su colega Sebastián Maresca, de INTA Cuenca del Salado (ambas unidades en la provincia de Buenos Aires), detalló las pautas básicas para el manejo nutricional y reproductivo en función del servicio, que -como sabemos- ya comenzó en varias zonas del país.
En próximas entregas iremos comentando cada uno de estos temas. En ésta, trataremos puntualmente lo que surgió de la conferencia que ofreció Patricio Oricchio, sobre el panorama climático y algunas consideraciones acerca del impacto que han tenido sobre la vegetación, la seca y las altas temperaturas, a lo que sumaron los incendios en varias regiones.
Patricio Oricchio, uno de los referentes del Instituto de Clima y Agua de INTA Castelar, resumió los aspectos salientes de la situación climática en 2020 y las proyecciones en esa materia para el año próximo; e hizo un correlato entre variables clave, como temperaturas y precipitaciones, y el estado de la vegetación en los campos ganaderos.
En cuanto a las condiciones actuales, “en general, no vienen bien”, advirtió el especialista. Indicó que entre enero y septiembre de este año, los valores promedio de precipitaciones acumuladas se ubicaron por debajo de la media que arrojó la serie 1961-2016.

Al graficar las denominadas “anomalías” de precipitaciones, surge que las regiones más afectadas por acumulados muy escasos hasta septiembre, son Formosa, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Norte de la Provincia de Buenos Aires, parte de Córdoba, San Luis, parte de Mendoza y Oeste de Neuquén. Oricchio afirmó que “todas estas zonas se encuentran con un déficit muy importante de precipitaciones”.
El mes pasado, en tanto, fue el octubre más seco desde 1975. Sólo hubo dos zonas con precipitaciones por arriba de lo normal: en el centro de las provincias de Corrientes y de Buenos Aires. En cuanto a las temperaturas, “fue un mes bastante complejo y variable, yo lo denominaría: loco”, dijo Oricchio.
Es que, en los primeros días, se registraron valores por encima de lo normal, con extremos de temperaturas máximas en el Norte de Argentina; pero al promediar el mes hubo heladas en la Región Pampeana; y otra entrada de aire frío en la última semana de octubre, que provocó nevadas en algunas zonas de la Cordillera de Los Andes, con valores de temperatura normales o por encima de ellos.
De manera que, con escasas precipitaciones en octubre (más el déficit acumulado hasta septiembre), y con valores extremos de temperatura, tanto en el Norte del país como en algunas zonas del extremo Sur, y por abajo de lo normal en el Centro de Argentina, el panorama se complicó un poco más.

En cuanto a lo que cabe esperar para la campaña entrante, Patricio Oricchio apuntó que, de los análisis del denominado Fenómeno de Oscilación del Sur, durante los meses de noviembre-diciembre-enero, y diciembre-enero-febrero “vamos a estar dentro de una fase Niña, que va a ser de moderada a fuerte”.
El especialista remarcó que “el 90% de los pronósticos está indicando que estamos en una fase Niña”, y eso significa, para Argentina, “escasas precipitaciones y temperaturas más altas”. Esta situación “recién se estaría revirtiendo lentamente a partir de mediados del verano, para pasar luego a una fase neutra…que recién se produciría entrado el otoño”. “Quiere decir -resumió el especialista- que nos esperan unos meses con valores altos de temperatura (no serán extremos máximos… aunque también podrían darse) y escasas precipitaciones”.
Los pronósticos “de consenso” realizados por el Servicio Meteorológico Nacional, el Instituto Nacional del Agua, el INTA, investigadores del CONICET, la Oficina de Riesgo Agropecuario, están indicando, para Noviembre-Diciembre-Enero, valores de precipitaciones directamente por debajo de lo normal, en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y San Luis.
En cambio, se prevén valores entre inferiores a lo normal y normales en gran parte del resto del país; salvo algunas zonas donde podrían ser normales, como en el Oeste del NOA y en el Oeste de la Patagonia Norte. Sólo para Tierra del Fuego se prevén valores de precipitaciones normales o superiores a los normales, según el denominado “pronóstico de consenso”.
Veamos ahora en qué niveles andará el “mercurio adentro del termómetro” durante los meses que vienen. En lo que respecta a temperatura para Noviembre-Diciembre-Enero, se mantendrían valores normales en el NOA, mientras que en la mayor parte del resto del país, serían “superiores a los normales” o “entre superiores a los normales y normales”.
Entonces, todo indica que, hasta el primer mes del año próximo inclusive, en la mayor parte del territorio nacional tendremos temperaturas normales o superiores a las normales y, en el caso de las precipitaciones, al revés: escasas, o a lo sumo cerca de la normalidad en algunas zonas.
Estas proyecciones coinciden con lo que indican, para la región del cono Sur de América, los modelos de pronósticos de los centros mundiales que investigan el clima. Para diciembre-enero-febrero, los modelos internacionales siguen proyectando escasas precipitaciones y temperaturas cercanas a las normales o levemente por arriba.
Para enero-febrero-marzo esos modelos también prevén que la región entrará en situación de neutralidad (más cercana a los valores normales) tanto en precipitaciones cuanto a temperaturas. En febrero-marzo- abril (entrando en el otoño del Hemisferio Sur), se mantendrían condiciones se sequedad en el Este de Argentina; y las temperaturas por debajo de lo normal o normal, en el Centro del país (Litoral, Santa Fe, Córdoba, parte de San Luis, La Pampa y Buenos Aires).
En cuanto a los índices de vegetación por regiones, la imagen satelital más actual, al promediar esta semana, surgía de relevamientos realizados durante los últimos 15 días de octubre. Esa imagen muestra algunas zonas que mejoraron levemente… pero respecto de meses anteriores, que venían mal.
Porque si se la compara con series plurianuales, aparecen regiones con índices por debajo de los valores históricos, como Formosa, Chaco, Oeste de Corrientes, Santa Fe, zona del Delta, Córdoba, San Luis, Este de Mendoza, algunas zonas de la provincia de Buenos Aires, y también empiezan a aparecer sectores de la Patagonia.
Estas condiciones son, básicamente, producto de las escasas precipitaciones y altas temperaturas. Pero se sumó un factor: los incendios que, en lo que va del año, alcanzan casi los máximos de la serie histórica 2001-2019 –según reveló Oricchio- que fueron los del año 2008. Las regiones más afectadas son precisamente, las que en mayor medida vienen sufriendo la escasez de lluvias y los valores de temperatura más elevados.
Ahora bien, otra cosa es la proyección del índice de vegetación hacia los próximos meses. Para elaborarlo, los especialistas consideran, por un lado, la campaña de verano (septiembre-marzo) y por otro, la campaña de invierno (julio-diciembre). Parte de los datos, los toman de los índices de vegetación relevados durante los meses ya transcurridos de la campaña actual, y el resto (los que faltan transcurrir de la presente campaña), van a buscarlos a la serie histórica.
Se toman dos imágenes por mes. De manera que, de la campaña julio-diciembre de 2020, tienen ocho imágenes (las de julio, agosto, septiembre y octubre). Para “completar”, fueron a buscar datos de noviembre y diciembre en la serie histórica. De allí, extrajeron el valor máximo, el mínimo y el promedio.
Hacen lo mismo con la campaña de verano. En este caso, disponen de las imágenes de septiembre y octubre, y “completan” con las de noviembre a marzo, que tienen en los archivos de la serie histórica. Esto les permite a los investigadores formular tres escenarios distintos.
1. Si a los meses faltantes para completar -en este caso- la campaña septiembre-marzo, les “pusieran” los registros mínimos históricos de los meses correspondientes de la serie 2000-2019 (serían los de noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo), la situación seguiría muy complicada.
El Este de Formosa y de Chaco y el Noroeste de Corrientes permanecerían con índices de vegetación por debajo del mínimo. La mayor parte del resto del territorio nacional estaría por encima del mínimo histórico… pero por debajo del promedio.
Llegarían al promedio, el Sudeste de Buenos Aires, Sur de La Pampa, Este de Neuquén, la franja Norte y el Sudeste de Río Negro y algunos pocos -y pequeños- “manchones” en Chubut y Santa Cruz.
2. Si se completara la campaña septiembre-marzo, ahora con el promedio (no el mínimo), se podría llegar a igualar el promedio de la serie 2000-2019 en prácticamente todo el país
3. El escenario más “optimista”. Tomar ahora los valores máximos (no los mínimos ni el promdio) de los meses que van de noviembre a marzo de la serie histórica, y sumarlos a los de septiembre y octubre 2020, para tener una proyección de la campaña de verano 2020/2021. Ahí estaríamos un poco mejor. Tendríamos índices de vegetación por arriba del promedio, pero por debajo de los máximos históricos en la mayor parte del país.
No obstante ello, quedarían con valores apenas cercanos al promedio, una angosta franja que iría del Norte de Salta hasta e Sur de Tucumán; buena parte de la Región Pampeana (sobre todo la mitad Este de Córdoba -aunque no el Noreste- y la mitad Sur de Santa Fe); la mitad Este de Formosa y gran parte del Chaco y parte del Norte santafesino; un sector importante del Oeste de Corrientes; y algún manchón en el Oeste de la Patagonia Centro-Norte.
En lo inmediato (trimestre noviembre-diciembre-enero) “vamos a entrar en una fase de Fenómeno Niña de moderada a fuerte”, remarcó Oricchio. “Las temperaturas, en gran parte del país, serán las normales para la época, o superiores a las normales; y las precipitaciones, con valores inferiores a lo normal” agregó. Todo parece indicar que, hasta bien entrado el otoño, no habrá mejoras sustanciales.
Oricchio aclaró que “esto no implica que no puedan ocurrir eventos extremos, es decir, precipitaciones en un lapso muy corto de tiempo, con gran cantidad de agua (porque la atmósfera está muy inestable) ocasionalmente acompañada con caída de granizo”. Pero esto no se puede pronosticar a largo plazo. Por lo cual, recomienda ir siguiendo los pronósticos día a día.
En cuanto al índice de vegetación, aún en el escenario más optimista que pueda proyectarse (que es el de la campaña de verano, y “completando” los meses que faltan con los máximos históricos) el pasto que pueda venir… llegará tarde para lo que puntualmente interesa al criador, en este momento. Es decir, en qué estado corporal llegan las vacas al servicio.
Así, este panorama sobre condiciones actuales y proyecciones, tanto en lo que se refiere a condiciones climáticas como al índice de vegetación sobre el terreno, sirve para poner al productor en situación y advertir sobre la necesidad de tomar los recaudos pertinentes, para tratar de lograr el mayor porcentaje de preñez posible en su rodeo bovino. Esto implica que será necesario suplir las carencias apuntadas, con manejo del rodeo y de los recursos forrajeros. Temas que, como comentamos, fueron abordados en esta jornada técnica que realizó el INTA esta semana, y que iremos desarrollando en sucesivas publicaciones.
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