GANADERÍA
ESCENARIOS
Víctor Tonelli cree que la recuperación será consecuencia de la retención de hacienda; no por un hipotético dólar carne, que sería «fulbito para la tribuna».
VÍCTOR TONELLI. El consultor, referente del sector ganadero, advirtió que la seca -además de forzar la descarga de campos, lo que mantuvo planchados los precios- afectó los servicios del nuevo ciclo, por lo cual cabe esperar escasez de terneros en la zafra 2024. FOTO/Revista Campo Andino.
En medio de un sombrío panorama para la producción ganadera -jaqueada por la seca, la falta de políticas para el sostenimiento y el desarrollo del sector, y un escenario comercial adverso en los mercados internacionales- las lluvias aparecen como la tabla salvadora para una actividad que, en algunos segmentos, está al borde de la situación de quebranto.
Si mejora el clima habrá pasto, el productor retendrá hacienda (luego de haber tenido que aliviar los campos más de lo que hubiese querido, lo que mantuvo los precios planchados, en niveles muy bajos) e, inevitablemente, los valores tenderán a subir. Tal vez no para volver a los niveles de un año atrás, pero lo suficiente para empezar a recuperar posiciones.
Pero hay daños que son irreversibles. La falta de agua (y de forraje) que ha venido afectando a casi tres cuartas partes del territorio nacional con ganadería bovina, afectó -además- los servicios del nuevo ciclo, por lo cual cabe esperar una caída en los índices de preñez y escasez de terneros de la zafra 2024.
Así ve el escenario ganadero el consultor Víctor Tonelli, quien estima que la mejora en los precios podría darse entre febrero y abril-mayo. Admite que el impacto inflacionario será igualmente inevitable, y que eso «va a preocupar al Gobierno», pero «si nada han hecho para mitigar la situación, cuando llegue el problema tendrán que asumir las consecuencias», sentenció.
Tonelli mantuvo un extenso diálogo con Campo Andino en la tarde-noche de este miércoles, durante el cual repasó las variables que determinan este escenario complicado para la ganadería argentina.
«Hay varias circunstancias negativas que, desafortunadamente, han convergido desde hace algunos meses», comentó. «Por lejos, la más grave es la sequía. Para dar un orden de magnitud -aunque es difícil saberlo con precisión- podríamos decir que está afectando entre el 70% y el 75% de la superficie ocupada por vacunos en la Argentina».
Apuntó que «hay algunos casos mucho más graves, como el Noroeste de Santa Fe y Santiago del Estero, pero también en el Centro y Sur de Santa Fe, en Córdoba, en parte de Corrientes, de Chaco, de Formosa, de Salta, parte de la provincia de Buenos Aires…».
Tonelli señaló que esto «implica dos cosas». La primera, es que «el productor ha estado forzando la salida de animales al mercado para aliviar carga, y adecuarla a la disponibilidad de forraje que tenía (muy reducida para la época)».
La segunda implicancia es que «una parte muy importante de la temporada de servicios en la Región Central prácticamente está finalizada, con lo cual se estima que va a haber un perjuicio muy grande por las pérdidas de preñez y, en consecuencia, la falta de terneros para la zafra del 2024. De modo tal que hay perjuicios que, en muchos casos, ya son irreversibles».
Esta (forzada) mayor oferta en el mercado interno, es una de las razones que está provocando el sostenimiento de muy bajos precios. Para dimensionar lo que ha perdido el productor, el especialista apuntó que «de diciembre a diciembre (2021-2022, al cierre del año), el valor nominal del novillo evolucionó 34%, en tanto que la inflación interanual -que la conoceremos la semana que viene- estará dando cerca del 95%». O sea que «en un año, el ganadero ha perdido, en valores reales, casi el 60%, en el caso de la hacienda que va a faena».
Pero advierte que «en invernada, es aún más grave». Porque «en diciembre del 2021 el ternero estaba muy bien valuado, y en diciembre del 2022 ha terminado muy abajo». Ahí «estamos hablando –frente a ese 95% de inflación- de alrededor de un 15% de ajuste en valores nominales» para el precio del ternero.
Esto pone de manifiesto la gravedad de la situación que está sufriendo la ganadería. No solamente por falta de forraje y la caída de preñez que deriva en perjuicios importantes hacia el futuro, sino también por la pérdida de valor de lo que realiza el productor.
«Si a esto le sumamos la caída de los precios internacionales (que tiene mucho que ver con la guerra de Rusia-Ucrania, pero también con la eclosión, de nuevo, del COVID en China y países del Sudeste asiático, que bajan los consumos y enfrían la economía)… casi le diría que, aunque parezca mentira, la política y la macroeconomía argentina parecen secundarias frente a todos estos problemas», ironizó Tonelli.
Hablando del mundo, y del panorama comercial en el exterior, también tiene su opinión sobre un tema que, si bien tuvo particular impacto durante los últimos días en redes sociales y algunos medios, viene sonando desde hace varias semanas. La eventualidad que el Gobierno nacional pudiera estar analizando disponer un tipo de cambio diferencial para exportaciones de carne vacuna.
Tonelli recordó, sobre este tema, que «hace más de un mes que el Consorcio de Exportadores está planteando en el ámbito del Ministerio de Economía (inclusive con el propio ministro) los perjuicios que está teniendo la exportación». Porque «desde septiembre a la fecha ha habido una caída del orden del 20% y de hasta el 25% en los precios que se pagan por la carne vacuna argentina en el exterior». En realidad, «a todos se nos han caído los precios… a Uruguay, a Brasil».
Si a eso «le suma la inflación y el diferencial de tipo de cambio contra el dólar real, incluyendo retenciones, cupos y limitaciones, la verdad es que la exportación también está pasando un mal momento».
Tonelli supone que «el planteo que le habrán hecho -y que algunos asistentes a esas reuniones han transmitido- es que le han pedido una mejora en el tipo de cambio, por lo menos durante el período que duren estas dificultades en el mercado internacional que, se estima, no se corregirán al menos hasta bien entrado marzo o abril».
«No sé si finalmente lo van a dar. Lo que dicen es que, en general, (en el Gobierno) lo tomaron razonablemente bien… pero vio cómo es el Gobierno: le sonríe, le ofrece un café y le da una palmadita, pero después aparece poco… o nada. Porque, frente a la catástrofe de la sequía, la verdad es que no han hecho absolutamente nada. Si usted me pregunta qué chances veo de que mejore el tipo de cambio… personalmente, tengo pocas esperanzas. Pero bueno, nunca se sabe con esta gente».
De todos modos, Tonelli descree del impacto real que pudiera tener, si aparece el mentado «dólar carne». Porque «incluso -dice- hablan de un dólar de $ 230, y si se tiene en cuenta a cuánto está hoy el dólar oficial, la diferencia no sería una locura».
Además, «si usted piensa que el dólar blue o el contado con liquidación están cerca de los $350, al final 230 tampoco sería nada del otro mundo». En todo caso, «sería un parche más», sería «fulbito para la tribuna».
O sea que «no creo que venga una mejora de precios por un (hipotético) dólar carne; no serviría porque, en todo caso, beneficiaría a unos más que a otros». Advirtió que estas medidas «provocan desequilibrios que no son deseables; ya las hemos visto en el pasado, y no sirvieron (como en su momento las subvenciones a los feedlot); estas cosas, a la larga, no sirven».
A pesar de este panorama, el licenciado Tonelli cree que «va a haber una recuperación de precios -aunque tal vez no a los niveles que teníamos un año atrás- a poco que se restablezca el régimen de lluvias, y con ello la oferta forrajera».
Recordó que «los meteorólogos están diciendo que a partir de febrero viene la neutralidad; algunos dicen que en algún momento de enero… de hecho, hay zonas que ya están empezando a recuperar algo de lluvias».
Entonces, «apenas mejore la oferta forrajera (que será en febrero, en marzo, en abril-mayo…) va a haber una retención importante». Razona que «se han estado haciendo faenas muy por encima de lo previsto, porque el productor ha estado sacando del campo más hacienda de lo que hubiese querido; no por necesidad financiera, sino porque tenía que ajustar la carga en función de la oferta forrajera».
Por eso, «apenas vuelva el pasto, va a retener, y cuando eso ocurra, va a haber escasez tanto para el consumo interno como la exportación; y aún con un consumo interno acotado por el deterioro del poder adquisitivo, la caída de la oferta va a pegar fuerte».
«Cuánto se va a recuperar… (el precio) no lo sé», dice Tonelli. «Sí sé que, para marzo, tal vez para febrero… o para abril-mayo, pero en algún momento de esos tres o cuatro meses se van a empezar a recuperar fuerte los precios. Seguramente estaremos por debajo de los valores de hace un año, a moneda constante, pero ya no sería el disparate de ahora, cuando estamos muy cercanos a niveles de quebranto».
«Entonces, lo que va a empezar a resolver los problemas, es volver a precios mucho más lógicos. Eso, por supuesto, va a tener impacto en la inflación, va a preocupar al Gobierno… pero es inevitable. Si nada han hecho para mitigar la situación, cuando llegue el problema tendrán que asumir las consecuencias», cerró Víctor Tonelli.
DÓLAR CARNE FALTA DE FORRAJE PRECIO DE GANADO BOVINO SEQUÍA VÍCTOR TONELLI ZAFRA DE TERNEROS 2024