GANADERÍA

FORRAJES

Pautas clave para mejorar los rendimientos y la calidad en cultivos de alfalfa

15 de noviembre de 2023

Fue tema de una Jornada Técnica realizada en el Norte de San Luis. Organizaron el INTA Quines, el Consorcio de Regantes, La Sociedad Rural y Lembo Maquinarias, que ofreció una dinámica de equipos para henolaje.


La calidad del heno nunca será superior a la del pasto que le dio origen, por lo que se debe partir de una pastura que haya recibido el mejor manejo posible y que haya sido cortada en el momento óptimo para reducir lo más posible esa brecha de calidad.

De allí que, para mejorar la henificación de la alfalfa, es recomendable atenerse a ciertas pautas para el manejo del cultivo (como preparación de la cama de siembra, densidad de siembra, variedad utilizada y riego oportuno); conocer las prestaciones de la maquinaria utilizada y realizar una adecuada puesta a punto de los implementos; y ponderar los factores a tener en cuenta para decidir el momento del corte y del levantado de la andana.

Estas claves sobre la producción de alfalfa -cada una de las cuales daría para conversar largo y tendido– fueron expuestas durante una Jornada Técnica que reunió, en el Norte de San Luis, a poco menos de un centenar de asistentes, entre productores, técnicos, referentes institucionales, docentes y alumnos de escuelas agropecuarias de la región.

El encuentro, cuyo tema convocante fue «Maximizando rendimientos en alfalfa», fue organizado por la Agencia de Extensión Rural (AER) Quines del INTA; el Consorcio de Regantes del Corredor Quines-Candelaria; la Sociedad Rural del Norte de San Luis; y Lembo Maquinarias, la empresa que lidera la comercialización de maquinaria y equipos para henolaje en la región Centro-Oeste de Argentina y en los valles norpatagónicos (en este caso, a través de su subsidiaria Patagonia Maquinarias).

PARA UBICARNOS EN LA ZONA

La reunión tuvo lugar en Finca Don David, que explotan en sociedad los productores Mario Alume y Flavio Ibarra. El establecimiento está ubicado en el Corredor Quines-Candelaria, que es parte de un territorio más amplio: la denominada Llanura Norte.

Toda esa región está situada dentro del Departamento Ayacucho, que ocupa dos terceras partes de una ancha franja del extremo norte provincial, desde el su límite con el Departamento Junín (al Este), hasta el límite de la provincia de San Luis con la de San Juan, al Oeste.

Los aproximadamente 20 km (de Sur a Norte) que separan a Quines de Candelaria están surcados por la Ruta Nacional 79 (que está muy venida a menos, según dicen los lugareños); por la Ruta Provincial 76; y por un canal que recibe agua del dique La Huertita.

En las márgenes Este y Oeste de ese canal están las explotaciones agrícolas de ese corredor productivo. Son unas 4.000 hectáreas que se riegan a manto con agua superficial. Prevalecen allí los cultivos de hortalizas pesadas y forrajes. Se destacan el zapallo, batata, papa, melón y sandía y, entre las forrajeras, alfalfa.

En el resto de la Llanura Norte, los establecimientos -que se focalizan preferentemente en la producción de algodón, granos, y también alfalfa- se proveen de agua que extraen de cauces subterráneos y aplican con equipos de aspersión, para complementar la diferencia entre lo que llueva (una media de 450 mm/año en toda la región) y lo que demande cada cultivo.

CONVOCATORIA. Poco menos de un centenar de asistentes se dio cita en Finca Don David (Quines, al Norte de San Luis), interesados en conocer las pautas para maximizar los rendimientos en alfalfa.

UNA «VENTANA» ACOTADA

Un reporte que elaboraron los ingenieros agrónomos Héctor Andrada y Jorge Santillán, (extensionistas de la AER Quines del INTA) destaca que la zona cuenta con un ambiente propicio para una gran variedad de cultivos, por la disponibilidad de buenos suelos, período amplio libre de heladas y disponibilidad de agua subterránea y en diques, que se suman a las lluvias.

Andrada, quien asumió la coordinación operativa de la Jornada Técnica, dijo a Campo Andino que esas condiciones «colocan a la región con un alto potencial productivo«. Pero reconoció que no dan para lograr primicias ni productos de cosecha tardía, refiriéndose a las especies hortícolas.

Esto limita el ingreso a los canales de comercialización a la misma época en la que llega la mayor parte de la producción, incluida la de otras regiones (como la del Valle de Conlara, que cubre una superficie mayor) y de otras provincias.

LA PRODUCCIÓN DE ALFALFA

En esa zona del Norte de San Luis hace años que vienen produciendo alfalfa. Hay quienes, inclusive, hacen ganadería en el monte y forraje bajo riego (como en el caso del establecimiento donde tuvo lugar la Jornada Técnica).

Son cerca de 40 establecimientos -de pequeña, mediana y gran escala- los que están focalizados en la producción de alfalfa. Para llegar a ese número se suman los que producen en el Corredor Quines-Candelaria y algunos que lo hacen en la otra parte de la Llanura Norte, la que es irrigada por aspersión, «debajo de los pivotes» como dice el ingeniero Andrada.

En total, suman una superficie que fluctúa entre 1.500 y 1.700 ha de cultivos de alfalfa que tienen una vida útil promedio de entre 4 y 5 años, según el manejo realizado.

En cuanto al rendimiento, la referencia disponible el día de la jornada (que no necesariamente es extrapolable a toda la región) es válida sólo para el lote donde tuvo lugar el encuentro.

Estamos hablando de un rinde -dato preliminar- de 1.700 a 2.200 kg Ms/ha (materia seca por hectárea), producto del tercer corte de una alfalfa implantada este año. No se lo puede considerar, siquiera, como representativo de un ciclo completo de evaluación en ese establecimiento.

Según los casos, hacen fardos, rollos, pastoreo directo, y hay una empresa productora de pellets. La mayoría de los que hacen fardos los comercializan en la misma zona. Los que hacen rollos, los venden preferentemente en el centro de la provincia, donde hay grandes establecimientos de engorde. En cuanto al pellet, algo se vende localmente y la mayor parte se exporta.

EXPERIENCIA. En el Norte de San Luis hace años que vienen produciendo alfalfa. Hay quienes, inclusive, hacen ganadería en el monte y forraje bajo riego (como es el caso del establecimiento donde tuvo lugar la Jornada Técnica).

UNA AGENDA COMPARTIDA

Claro que, si bien el hecho de «saber hacer» las cosas es una fortaleza, mejorar la manera de hacerlas, quizás con pequeñas correcciones, permitirá potenciar los resultados. Ése fue, precisamente, el objetivo de este encuentro, cuya agenda -dicho sea de paso- fue planificada en forma conjunta por las instituciones organizadoras.

Trabajaron, por un lado, con una cartilla elaborada por el Dr. Eduardo Guillin y Ing. Agr. Héctor Andrada (ambos de la AER INTA Quines) en base documentos de INTA-PROPEFO (Proyecto para la Eficiencia de los Forrajes Conservados); de INTA-PRECOP (Proyecto de Eficiencia de Cosecha, Poscosecha de Granos y Forrajes, y Valor Agregado en Origen) y trabajos elaborados por especialistas de otras unidades del INTA.

A ese material, al que denominaron: «Pautas para Mejorar la Henificación de Alfalfa», se sumaron los aportes del especialista en alfalfa Ing. Agr. Mario Funes de la Estación Experimental Agropecuaria San Luis (con sede en Villa Mercedes) y del empresario Marcelo Lembo, de la firma Lembo Maquinarias, que volcó su conocimiento y experiencias en temas de Mecanización del cultivo de alfalfa.

CORREGIR PARA MEJORAR

De lo que se trata, entonces, es de mejorar el volumen y la calidad de la henificación, lo que puede resumirse en el concepto de maximizar rendimientos, en un sentido integral. Por eso es que, tras la apertura formal, el ingeniero Andrada hizo foco en una serie de pautas para mejorar la eficiencia de la henificación de la alfalfa.

Puso énfasis en algunas referidas al manejo del cultivo, la maquinaria y el proceso de la materia obtenida, y remarcó la importancia de darle continuidad a la implementación de Buenas Prácticas, ya que eso se verá reflejado en mejores resultados en todo el ciclo.

De manera que, «si nos atenemos a esas pautas no sólo en un corte, sino a lo largo del ciclo del cultivo, vamos a lograr mayor volumen de un forraje de mayor calidad», remarcó el extensionista de Quines, porque hay evidencia de una brecha entre los resultados obtenidos y el potencial de la zona.

LLANURA NORTE. Los productores de alfalfa de esta región de la provincia de San Luis, hacen fardos, rollos, pastoreo directo, y hay una empresa productora de pellets.

EL ANTECESOR Y LA DENSIDAD

Para el caso del inicio de un cultivo nuevo, el ingeniero Andrada destacó la necesidad de definir el que antecederá a la siembra de la alfalfa. Subrayó, en este punto, que «preparar la cama de siembra empieza -idealmente- seis meses antes».

Esto quiere decir que «si voy a sembrar alfalfa en marzo-abril de 2024, ahora tengo que estar pensando en hacer una moha» en esa parcela, como cultivo antecesor, indicó el profesional. De manera que, si bien los 6 meses previos es lo ideal, hay cierto margen, todavía, para iniciar ese cultivo antecesor.

«Otra variable importante es la densidad» dijo. Pero se anticipó a aclarar, en este punto, que al tiempo de considerar el stand de plantas con el que va a arrancar el cultivo, «tenemos que empezar a tecnificar el proceso de siembra«.

Sobre la densidad, una acotación. El ingeniero Jorge Santillán, también de la AER Quines, hizo un muestreo en esa misma propiedad, y del recuento de plantas surgió una diferencia a tener en cuenta. «Ahí teníamos unas 120 plantas/m2, a nivel predial, muy por debajo del óptimo» advirtió.

Con este caso a la vista, Andrada explicó: «A esa alfalfa la voy a regar, la voy a ver toda verde, me va a durar 3 ó 4 años… pero si hubiera largado, por lo menos, con el doble de densidad o más, el primer corte me hubiera rendido más, el segundo me hubiera rendido más… y el pico productivo lo hubiera logrado antes».

Agregó que el hecho de partir con menos plantas implica -además de la pérdida de producción– que habrá problemas con la invasión de malezas y eso va a afectar la calidad también.

EL MOMENTO DE CORTE

Otro punto muy relevante son los factores a tener en cuenta para decidir cuándo realizar los cortes. Advirtió que hay que tener los ojos puestos en la evolución de la planta.

En diálogo con Campo Andino, el ingeniero Andrada explicó que -por lo general- se toma como única referencia, «el 10% de botón floral», aunque frecuentemente el productor «suele iniciar el corte cuando ve que la alfalfa empezó a florecer…y ahí estamos pasados» advirtió.

Apuntó, entonces, a la variable que no siempre se tiene en cuenta, y que también hay que considerar: el rebrote basal. «Cuando el rebrote basal pasó los 10 cm, ya estamos cortando tarde» dijo.

Fue terminante al señalar que, dado este caso, «el corte del rebrote va a afectar la fisiología de la planta de tal manera, que es más lo que se va a perder en el corte siguiente, que el volumen que podamos sumarle al corte que estamos haciendo».

EL RIEGO ESTRATÉGICO

Este fue otro de los temas incluidos en la agenda de la Jornada Técnica realizada en Quines. «Esto es importante, no tan sólo en el corte -que implica contar con un determinado nivel previo de humedad- sino también los riegos estratégicos de agosto, septiembre y octubre«, explicó Andrada.

En ese período, los productores alfalferos de esa zona (donde riegan a manto, recordemos) debieran tener el recurso hídrico disponible porque en ese momento es cuando no hay problemas de lluvia; pueden manejar con el riego el porcentaje de humedad, y tener cierto control sobre la calidad.

Remarcó que, en esa ventana, «van a ser 2 ó 3 cortes que (al menos considerando esa variable) pueden salvar la ecuación productiva de la alfalfa». Señaló que «ése es momento propicio para hacer rollos, porque el productor tiene más posibilidades de lograr buena calidad, y hay mercado».

Hablando de riego, un apartado aquí para señalar que, cuando hablamos con el extensionista de Quines Héctor Andrada, acababan de presentar un proyecto de trabajo específico en esa materia. «Vamos a necesitar articulación con San Juan«, reveló, porque admitió que «San Luis tiene poco desarrollo en cuanto a medición de eficiencia de riego superficial, y creo que la gente de San Juan nos puede dar una mano».

De hecho, en función del desarrollo de ciertos cultivos, «el ambiente del Corredor Quines-Candelaria se comporta de manera similar a ciertas zonas de San Juan», dijo el profesional durante su diálogo con Campo Andino; y ése es un detalle que puede sumar al aporte de los técnicos del INTA sanjuanino.

MARCELO LEMBO, titular de Lembo Maquinarias, llevó a Quines distintas máquinas de corte, hilerado y enrollado. Trazó una comparativa de las capacidades, la ductilidad, y la sencillez y bajo costo de mantenimiento de esos equipos comparados con otros que hay en el mercado.


CON LOS PIES EN EL SUELO

A su turno, el ingeniero agrónomo Mario Funes, especialista en alfalfa de la Estación Experimental Agropecuaria INTA San Luis, remarcó que «planificar, ejecutar y, fundamentalmente evaluar todo el proceso... son factores clave» para optimizar resultados; y en términos de acciones concretas hizo foco, en líneas generales, en cuatro ejes: Suelo; Manejo; Semilla y Calidad.

Sobre el primer punto, recordó que el suelo tiene limitantes químicas y físicas. Las primeras, relacionadas con macro y micronutrientes (Nitrógeno, Fosforo, Potasio, Azufre, Calcio Magnesio, Boro, etc.). Las físicas, originadas en la densificación o compactación, ya sea superficial (planchado) o en profundidad (capas densas o piso de arado).

Recomendó entonces, «hacer análisis de suelo previo a la implantación de alfalfa (el más importante); luego, a los dos años de la pastura (monitoreo); y finalmente, cuando culmine su ciclo productivo, a los 4 ó 5 años».

LA SEMILLA Y LA SIEMBRA

En cuanto a la semilla, expuso la posibilidad de usar semillas desnudas o peletizadas, sus ventajas y desventajas. Aparte, según se utilice una u otra (por su diferencia de peso) va a incidir en el cálculo al momento de regular la densidad de siembra.

Por eso es que, para resolver este último punto, es mejor no tomar el peso como única referencia. Otro factor importante que hay que meter en la ecuación es el poder germinativo de la semilla.

Los resultados se verán luego al medir el coeficiente de logro, aclara Mario Funes. Pero ahí ya entran a jugar otros factores, como la preparación del suelo; la variedad de semilla utilizada; la época de siembra; la maquinaria o sembradora utilizada, (relacionado con ello, la profundidad de siembra); humedad del perfil del suelo, etc.

Lo cierto es que «todo esto tiene que apuntar a lograr entre 250 y 300 plántulas/m2 en la implantación», aclaró el referente en alfalfa de la Experimental San Luis del INTA, durante un extenso diálogo que mantuvo con Campo Andino.

UN MANEJO EFICIENTE

La protección de la pastura, en términos de control de malezas, insectos y enfermedades fueron parte, también, de las pautas sobre manejo eficiente del proceso productivo, que compartió el ingeniero Funes con los asistentes a la reunión realizada en el Norte de San Luis.

Entre otros temas vinculados con el manejo, remarcó un concepto central a tener presente al momento de realizar el corte. Subrayó que «debe buscarse un equilibrio entre cantidad y calidad» y señaló que «ese momento, en el ciclo fisiológico de la planta de alfalfa, se da cuando está en pre-botón floral«.

Hizo foco, asimismo, en la importancia de devolver fertilidad al suelo, una vez realizado el corte o de haber puesto a los animales a cosechar la alfalfa. Esto tiene que ver con una variable que no siempre se tiene en cuenta.

Sobre este punto, el profesional explicó a Campo Andino que el pastoreo directo le devuelve al suelo el 40% de la fertilidad, por los restos de material vegetal que el animal deja caer al comer, sumado a ellos sus heces y orina. Mientras que la cosecha mecánica devuelve sólo un 5% de fertilidad

Entonces, «es necesario ser eficientes en la cosecha del forraje, pero también es recomendable ser eficaces en devolver al suelo los nutrientes que necesita el cultivo» con fertilizaciones estratégicas.

CONTROL DE CALIDAD

Finalmente (aunque todos estos temas dan para mucho más, y en próximas entregas iremos abordando algunos de ellos), Mario Funes habló de la necesidad de ir pensando en incorporar una rutina de evaluación de calidad del producto final obtenido.

En este punto, durante la charla con Campo Andino dejó planteados un par de criterios que merecerán, también, un tratamiento futuro. Los dos tienen que ver con la tipificación de henos de alfalfa, y sus alternativas de comercialización en función de las eventuales exigencias de parte de la demanda.

Por un lado, la clasificación según parámetros químicos de calidad que propone el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), adaptados para Argentina por el INTA.

Por otra parte, la clasificación según parámetros de inspección visual de calidad propuesto, asimismo, por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, partiendo también de recomendaciones del USDA.

Para simplificar un asunto que es relativamente complejo, el ingeniero Funes subrayó que de lo que se trata es de «hacer fardos o rollos con un buen porcentaje de proteína».

Aclaró que, en la región, «el rango obtenido está entre 18% a 20% y de 16% a 18% PB» (proteína bruta, en base seca). Estos valores, en términos de parámetros químicos, se corresponden -respetivamente- con las categorías Primera (Good) y Segunda (Fair).

DINÁMICA DE MAQUINARIA

Los fierros también tuvieron su espacio en la Jornada Técnica realizada en Quines. Llegaron de la mano de Marcelo Lembo, titular de Lembo Maquinarias, la empresa que lidera la comercialización de maquinaria y equipos para henolaje en la región Centro-Oeste de Argentina y en los valles del Norte de la Patagonia.

El responsable de la firma que tiene casa matriz en Juana Koslay (San Luis) se explayó sobre las prestaciones de distintas máquinas de corte, hilerado y enrollado que había llevado a la Finca Don David.

Trazó una comparativa de las capacidades, la ductilidad, y la sencillez y bajo costo de mantenimiento de esos equipos comparados con otros que hay en el mercado, lo que se resume en un nivel de eficiencia que permite acelerar los tiempos de amortización.

En la parte dinámica mostró diferentes sistemas de corte, la importancia del buen rastrillaje y diferentes sistemas de enrollado. Lembo aportó en sus presentaciones su experiencia a nivel regional y provincial, puso a disposición de los productores su conocimiento en la materia y dejó abierta la posibilidad de avanzar, a futuro, con similares encuentros de capacitación vinculados con la mecanización de distintas etapas el cultivo.

«SE JUGÓ» EL HOMBRE

El ingeniero Andrada puso especial énfasis al destacar la contribución de Lembo Maquinarias, tanto por el esfuerzo de movilizar los equipos que llevó al Norte de San Luis, como por el nivel del aporte conceptual en cuanto a mecanización.

«Marcelo Lembo se jugó» dijo el referente del INTA. «Trajo herramientas que se adaptan a nuestro sistema de producción, equipos que son para trabajar con alfalfa en riego superficial; y eso hizo mucho más atractivo y enriquecedor su aporte».

Destacó que «está poniendo a disposición el amplio conocimiento que tiene en mecanización de cultivos y demostró también que conoce la producción local, y que es capaz de involucrarse con las necesidades del productor y del desarrollo productivo de la región… y eso es muy meritorio», señaló Andrada.

Remarcó, «la excelente disposición de Marcelo, particularmente en estos tiempos difíciles, complejos, porque… ¡hay que decidirse a destinar el tiempo y los recursos humanos y financieros para movilizar maquinarias y equipos!» y cerró: «Está haciendo cosas que van más allá del interés empresarial, y ese espíritu solidario de los empresarios hay que destacarlo».

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