GANADERÍA
FORRAJES
Podría completar la dieta de los rodeos de cría bovinos y caprinos del árido mendocino. Lo están evaluando en el INTA de Santa Rosa.
La producción de forraje verde hidropónico (FVH) surge como herramienta de simple manejo y bajo costo, para ayudar al productor a hacer frente a la gran debilidad de los planteos ganaderos de cría en los campos de secano: la escasez de comida… y la calidad variable del pasto disponible.
La definición surgió de una conferencia virtual convocada en el marco de un ciclo de capacitaciones que involucra a un proyecto del INTA a nivel nacional que aborda a las Especies Forrajeras Megatérmicas, y una iniciativa regional para el abordaje de los territorios (Plataforma de Innovación Territorial para el Árido y el Semiárido, en este caso) que abarca las provincias de Mendoza, San Luis y San Juan.
El interés en el FVH como complemento de la dieta de vacunos y caprinos, quedó expuesto desde la apertura del encuentro, cuando la Ing. Agr. Valeria Settepani, coordinadora del Área de Desarrollo Rural de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Junín (Mendoza) confió en que la difusión de esta alternativa sirva como disparador para que algunos productores se animen a comenzar con la actividad.
Es que hay una marcada preocupación por el futuro de los sistemas productivos en entornos de por sí frágiles, como éstos, particularmente amenazados por el cambio climático y sus efectos sobre el pastizal natural.
María Belén Camacho, Ingeniera Zootecnista, expuso claramente los desafíos que enfrente la producción ganadera en el Este mendocino. La profesional, que es extensionista de la Agencia de Extensión Rural Santa Rosa del INTA, trazó una detallada caracterización del sector a partir de datos procesados por el Observatorio Ganadero del Cluster Ganadero de Mendoza.
Recordó, entre otras cosas, que en la provincia cuyana prevalece claramente la ganadería extensiva; y que la mayor parte de los establecimientos hacen cría, algunos recrían y los menos llegan a la etapa de terminación.
El pastizal es la principal fuente forrajera, aunque -particularmente en el Sur provincial- viene creciendo desde hace unos años la ganadería bajo riego.
Camacho apuntó que la producción de forraje es estacional, y se da a fines de primavera-inicios del verano, cuando comienza la temporada de lluvias que, por cierto, son escasas. De todos modos, la calidad nutricional de esos pastos va disminuyendo rápidamente.
La escasez de lluvias -que muchas veces no llegan cuando más “rinden”- y la pérdida de calidad del poco pasto disponible, determina una muy baja de receptividad de los campos.
Refiriendo datos surgidos de las mediciones realizadas por el Observatorio del Cluster Ganadero, la extensionista del INTA precisó que, dependiendo del año y de la zona, puede ser necesario disponer de no menos de 30 hectáreas para soportar el equivalente a una vaca con su cría al pie.
Esto, junto con el sobrepastoreo en algunos casos (que afecta el volumen de pasto y la diversidad de especies forrajeras) y la variable disponibilidad de infraestructura y de aplicación de herramientas de manejo, se transforman en una fórmula que impacta directamente sobre los índices reproductivos y productivos.
Debido a la confluencia de esos factores, las vacas que llegan al momento del servicio con baja condición corporal no entran en celo lo que, consecuentemente, se refleja en un promedio general de bajos índices de preñez y de destete.
Algunos productores han avanzado en rolado y siembra de especies como Buffel Grass y Pasto Llorón y, en el oasis irrigado, alfalfa, maíz y sorgo para picado, con algunas parcelas para consumo directo. Pero el problema, en el secano, es muy difícil de resolver.
Aunque en otras zonas de Argentina y en otros países de la Región hace algún tiempo que viene trabajándose sobre esta alternativa, investigadores y productores de Mendoza comienzan a prestar atención al forraje verde hidropónico.
La Ing. Camacho remarca que es una herramienta disponible para cualquier productor – independientemente de su escala- que ofrece la posibilidad de estar generando forraje durante todo el año, utilizando los recursos disponibles para el productor, de manera simple y usando el recurso hídrico de modo muy eficiente.
Crece sólo con agua (en espacios que pueden ser muy reducidos) sobre bandejas plásticas, un piso de baldosas o una película de nylon. Se utilizan especies como avena, maíz, cebada, trigo, sorgo y hasta arroz en algunos casos, aunque las dos primeras son las de uso más extendido.
El ciclo de producción es muy breve, un par de semanas o menos inclusive. Es que el FVH se da para comer en forma de plántula (de unos 20 ó 25 cm), pocos días después de germinadas las semillas.
Es muy útil para la ganadería del secano mendocino. Particularmente para salir a cubrir los “baches forrajeros” en situaciones de emergencia, porque ayudaría a mantener las reservas energéticas del animal, lo que debería traducirse en menores pérdidas por falta de nutrición.
Pero inclusive para producirlo regularmente. Es que, además de los nutrientes que contiene, el forraje que entrega este sistema favorece el incremento del consumo de pasto en el campo y mejora la calidad de la dieta de los animales. Todo ello se traduce en una mejora de los índices anteriormente mencionados.
Todo ello podría reflejarse, eventualmente, en un aumento de la productividad por mejora de la condición corporal de los vientres, y debido a que el alto contenido de vitamina E del FVH favorece la fertilidad y la producción de leche.

BELÉN CAMACHO. La extensionista de la AER INTA Santa Rosa (al Este de Mendoza) hizo hincapié en que del forraje verde hidropónico “es una herramienta disponible para cualquier productor – independientemente de su escala- que ofrece la posibilidad de estar generando forraje durante todo el año, utilizando los recursos disponibles para el productor, de manera simple y usando el recurso hídrico de modo muy eficiente”.
El Forraje Verde Hidropónico se puede usar como suplemento en la dieta de cualquier categoría. Por ejemplo, e terneros de destete. O en vacas o cabras que estén gestando o lactando, dejando el pasto disponible en el campo, para los vientres vacíos.
Está claro que no va a resolver el problema de la falta de pasto en el campo, pero parece que puede ayudar… y mucho. De hecho, el encuentro organizado por el INTA sirvió para conocer experiencias en el ámbito productivo y académico. De diferentes dimensiones, y cada una con tecnologías apropiadas para su escala.
En ese sentido (aunque seguramente abordaremos esas experiencias en otro momento) el Profesor Daniel de Castro, de la Escuela 4-182 Aída Font, dio detalles de los ensayos realizados por docentes y alumnos de ese establecimiento secundario ubicado Desaguadero (La Paz, Mendoza).
También aportaron su experiencia Gino Furlotti, Médico Veterinario, productor y docente del mismo departamento del Este mendocino, y Miguel Dotto, abastero de Luján de Cuyo (Mendoza), que produce FVH para alimento de los animales que van quedando en los corrales en las jornadas previas su envío a faena.
La Ing. Belén Camacho ofreció datos de calidad del FVH comparados con los que ofrecen otras fuentes forrajeras disponibles en la provincia. Cotejó distintos parámetros, apoyándose en información obtenida de publicaciones especializadas,
Precisó, por ejemplo, mientras una alfalfa deshidratada de 1ra. (calidad intermedia, en fardo) provee entre el 16% y el 18% de proteína bruta, y una alfalfa en pie (para pastoreo directo, con 10% de floración), llega normalmente el 18%, el forraje verde hidropónico entrega valores que se sitúan (algo por debajo) entre el 13% y el 15%, pero muy por encima – el doble- de la proteína bruta que contiene el pastizal, es decir, la oferta forrajera de base disponible para el animal en el campo, que no llega al 7%.
Comparó también el índice de Fibra Detergente Ácida (FDA), un parámetro nutricional que da noción de cuán digestible puede ser el forraje. A menor índice FDA, mayor digestibilidad. Este parámetro dio un índice de 20% a 30% para el FVH, frente a un rango de 38% a 42% para el caso de la alfalfa en fardo y del 31% para la de pastoreo.
En cuanto a los valores de digestibilidad, Camacho considera que son bastante aceptables, con un 52% a 68% en el caso del forraje verde hidropónico, versus 52% a 60% en alfalfa deshidratada de 1ra. y 60% a 62% para la alfalfa en pie. También depende del tiempo transcurrido hasta la cosecha, de la densidad de siembra y no solo de la especie sino también de la variedad elegida, porque (para el caso de la avena, por ejemplo) algunos ensayos muestran distintos valores de digestibilidad, según la variedad utilizada.
El valor de materia seca, variaría entre 25% y 35% aproximadamente, dependiendo de la especie sembrada, de la densidad de siembra y del tiempo de cosecha
Sobre qué criterio seguir para determinar qué especie conviene producir (si avena o maíz, por ejemplo), la Ing. Camacho señaló que, “en cuanto a calidad, es bastante similar el forraje verde hidropónico obtenido de ambas especies”.
Lo que puede “inclinar la balanza” en favor de una u otra, es la disponibilidad de semilla en la zona donde se vaya a producir el FVH… y el precio; y del resultado de la experiencia de cada productor”. Sobre este último punto, comentó que “para algunos ha sido positiva la siembra del maíz; para otros no; y hay quienes sólo optan por la avena” sin considerar otra opción. Cree, en definitiva, que la decisión deberá ser el resultado de la experiencia de cada uno.
La Ing. María Belén Camacho remarcó que “es recomendable no usar el forraje verde hidropónico como único alimento, sobre todo en bovinos y caprinos, porque podría generar algún trastorno digestivo”. Aclaro eso, indicó que puede ser utilizado en la categoría que decida el productor.
De todos modos, para orientar mejor esa decisión, explicó que (por ejemplo) en la vaca de cría, en determinado momento de la gestación, colabora en la recuperación de la condición de la condición corporal. También para hacer destete precoz; y para la cría y la recría inclusive es un alimento de excelente calidad.
En cuanto al horario de suministro, habló de la importancia de prestar especial a los caprinos. Lo ideal es darles el FVH antes de largar los animales. Porque, debido a su alta calidad, va a favorecer el consumo del pasto natural que van a “cosechar” en el campo. Es decir, van a comer más, y van a digerir mejor todo lo que coman.
La producción del forraje verde hidropónico puede ser continua, es decir, a lo largo de todo el año. “Esto va a impactar en una mejora de la condición corporal de la vaca; redunda directamente en un aumento del porcentaje de preñez; incentiva la producción de leche, y esto contribuye en gran medida a mejorar los porcentajes de destete”, puntualizó.
La extensionista de la AER Santa Rosa del INTA resumió que tener una producción sostenida de FVH ayuda a usar mejor la oferta forrajera del campo, se puede ajustar mejor la disponibilidad de comida y manejar adecuadamente la carga animal.
Esto (junto con otras medidas de manejo) permitirá reducir el riesgo de sobrepastoreo y la alteración y degradación del pastizal natural.
Así, la producción de forraje verde hidropónico surge como ayuda para hacer frente a la gran debilidad de los planteos ganaderos de cría en el secano mendocino: la escasez de comida… y la baja calidad del pasto disponible.
Quienes estén interesados en ampliar información sobre el tema, pueden comunicarse con la Ingeniera Zootecnista María Belén Camacho, de la Agencia de Extensión Rural INTA San Rosa (Mendoza), a través del e-mail: camacho.maria@inta.gob.ar
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