GANADERÍA
SANIDAD
En la Fundación COPROSAMEN creen que debe disponerse por una ley que contemple, además, reponer los animales enfermos sin costo para el productor.
Marcelo Montoya, presidente de la Fundación COPROSAMEN (Comisión Provincial de Sanidad Animal Mendoza), se pronunció a favor de establecer, por ley provincial, la obligatoriedad de analizar la salud reproductiva de todos los toros del rodeo mendocino, y de constituir un fondo con recursos del Estado para asegurar la reposición de los reproductores positivos de enfermedades venéreas, sin costo para pequeños y medianos productores.
En diálogo con Campo Andino, el máximo responsable de la Institución adelantó, por otra parte, que están ajustando detalles para reeditar el Plan Cepo, en este caso con recursos de la Fundación, a fin de facilitar el acceso del sector ganadero a infraestructura imprescindible para un manejo seguro y eficiente de la hacienda en los campos del secano mendocino.
Las definiciones de Montoya surgieron durante un extenso diálogo que mantuvo con nuestra Redacción, a partir de nuestro interés por conocer la evolución que está teniendo el Plan Toro (para detectar enfermedades venéreas en los reproductores del rodeo provincial), mientras corre la “cuenta regresiva” con vistas a la próxima temporada de servicio en los planteles de cría.
“Es un excelente plan -subrayó el presidente de la Fundación- porque permite determinar con seguridad si hay animales enfermos, y sacarlos del rodeo para mejorar la productividad”. Con la ventaja, para el productor, que “sólo debe afrontar el costo de honorarios y viáticos del veterinario que va tomar la única muestra que se necesita para determinar el resultado”, remarcó.
Esto es así porque el costo de los insumos para la toma de muestras lo asume la Dirección Provincial de Ganadería, mientras que la Fundación COPROSAMEN realiza -sin costo para el ganadero- los análisis de las muestras de todos los toros que el productor tenga registrados en el RENSPA.
Además, la tecnología que dispone desde el año pasado su Laboratorio instalado en General Alvear, permite determinar con un solo análisis, si el toro está o no está afectado por enfermedades venéreas.
De manera que, al no tener que volver a reunir los animales y llevar al veterinario al campo a practicar nuevos raspajes para tomar una segunda muestra (como se hacía antes) el costo para el productor se reduce aún más.
Así, sumando a eso el subsidio de insumos y del servicio de análisis, el ganadero mendocino se ahorra el 75% del costo real, y termina quedando a su cargo sólo el equivalente a la cuarta parte del costo total (real) de cada análisis, que corresponde a honorarios y viáticos del profesional veterinario.
Acerca de la predisposición de los productores a hacer revisar sus animales y de esa forma mantener la sanidad del rodeo de cría, Montoya dijo que “los productores medianos y grandes tienen la habitualidad de hacerlo”, y reconoció que “cuesta un poco más en el caso de los más chicos”.
Señaló que “se los está tratando de incentivar para que se sumen al Plan Toro y puedan mejorar la productividad, porque tener un animal que esté comiendo el poco pasto que hay en el campo y que no sea productivo por estar enfermo, no tiene sentido”. Por eso “a través de los veterinarios, cuando van a vacunar, se está tratando de asesorarlos para que no dejen de hacer la sanidad de sus toros”.
De todos modos, Marcelo Montoya se manifestó convencido de que el Plan Toro debería ser obligatorio, por Ley de la Provincia. Porque entiende que la sanidad de los reproductores es uno de los factores determinantes del resultado del negocio ganadero. Independientemente de si el productor es chico, mediano o grande.
Eso sí, “habría que garantizar la reposición de los toros enfermos, sobre todo en el caso de los pequeños productores”, dijo. Sería una forma de “darle una vuelta de tuerca a este tema, y ayudaría a incentivarlos a seguir de cerca la sanidad de su rodeo y mejorar los índices productivos de la ganadería de cría en la provincia”.
El presidente de la Fundación COPROSAMEN propone, concretamente, retomar la idea que planteó hace algunos años Jorge “Coco” Beltramone, productor de Genera Alvear que integró en su momento la Directiva de la Fundación, de interesar al Poder Ejecutivo de Mendoza y a los legisladores provinciales, en establecer la obligatoriedad de controlar la salud reproductiva de los machos adultos del rodeo, subsidiando -con recursos de asignación específica en el presupuesto provincial- la reposición de los que estén afectados por enfermedades venéreas.
La ley debería disponer “que el toro que dé positivo en los análisis de Trychomoniasis o Campylobacteriosis debe salir del campo con guía de faena, sí o sí, y que se garantice la reposición de ese reproductor, sin costo para el ganadero”, según esta iniciativa.

MARCELO MONTOYA, presidente de la Fundación COPROSAMEN, cree que el Plan Toro debería ser obligatorio -por ley- en la provincia de Mendoza; pero garantizando a los ganaderos de menor escala la posibilidad de reponer de los reproductores enfermos. FOTO/CAMPO ANDINO.
El beneficio debería alcanzar a productores de menor escala. Habría que hacer un “corte” en un cierto número de vientres registrados en el RENSPA, para asegurarse de asignar esos recursos del Estado al estrato de productores con menor capacidad financiera, según propone Marcelo Montoya.
Entiende que “esto incentivaría a un número mayor de productores a controlar la sanidad de sus animales, porque se aseguraría la posibilidad de tener un toro nuevo, sano -con todas las garantías- y con la posibilidad de cambiar sangre en el rodeo”.
Con ello, “se contribuiría mejorar los índices de preñez y de destete, que es el gran problema que tenemos en la ganadería de Mendoza”, apuntó el dirigente. Ello, independientemente de otros factores que el productor no puede manejar, como la escasez de recursos forrajeros durante una sequía o circunstancias de mercado, por ejemplo.
Pero esto sí se puede manejar; y “la incidencia de las enfermedades reproductivas es muy alta en el resultado del negocio ganadero en Mendoza, donde a los productores más chicos les cuesta superar la barrera del 50% o a lo sumo el 55% de destete”, advirtió el máximo responsable de la COPROSAMEN.
Explicó que “los ganaderos de mayor escala tienen muy claro esto, cuentan con su asesor veterinario, y normalmente no dejan de hacer la sanidad de sus reproductores y tienen recursos para reponerlos, si es necesario”. En cambio, “en el segmento de pequeños y de algunos medianos productore, hay un nivel de ineficiencia que no se resuelve, por la permanencia de toros enfermos en el campo”.
Montoya indicó que “muchos de estos productores no se suman al Plan Toro porque saben que, si los análisis dan positivo, probablemente no puedan llegar a reponer los animales que tengan que eliminar del rodeo”. Por eso “creo que, teniendo ese incentivo, lo va a hacer mucha gente que nunca lo hizo, que sigue teniendo toros improductivos, que no logra tener un rodeo eficiente y, en muchos casos, no sabe por qué”.
Señaló que “esto apuntaría justo al lugar donde hay un problema concreto, y lograr que los animales que estén en el campo, sean productivos”. Al mismo tiempo, “esta iniciativa podría servir, de paso, para promover a cabañas locales, que deberían proveer de los animales de reposición, porque disponen de genética de probada adaptabilidad a la zona”.
Montoya cree que “sería un puntapié inicial para mover todo el sistema ganadero de la provincia, que tiene un techo muy alto todavía, porque estamos abasteciendo apenas el 10% de lo que consumimos”. De manera que “si no se apoyara una medida como la que estamos proponiendo, para la que se no se requiere tanto esfuerzo financiero, se estaría dejando pasar una gran oportunidad”.
Recuerda que, cuando en su momento trabajaron sobre un anteproyecto de Ley en la Fundación, estimaban que, con el valor equivalente a unos 100.000 kilos de novillo al año, se podría iniciar la reposición de animales enfermos, en el marco de un Plan Toro que debería ser obligatorio por ley. Los recursos financieros necesarios para reponer los toros que dieran positivos en el análisis, deberían integrar un fondo fijo, administrado la Dirección Provincial de Ganadería.
En otro orden, Montoya reconoció que los productores de menor escala tienen carencias de infraestructura para manejar la hacienda, y en particular para trabajar con los toros. Adelantó, en ese sentido, que en la COPROSAMEN están ajustando detalles para reeditar el “Plan Cepo”, que tuvo su “primera edición” hace algunos años.
Remarcó que “para inmovilizar un toro de manera que se puedan hacer los raspajes para tomar las muestras, es imprescindible disponer de instalaciones adecuadas, sobre todo de un buen cepo para trabajar en condiciones de seguridad para el profesional y los operarios, y para el propio animal”.
Por eso se aprestan a abrir un registro de productores que necesiten incorporar o adecuar infraestructura para estas tareas. Sobre todo, para facilitar el acceso de productores de menor escala, con limitada capacidad financiera. La idea es que, una vez relevadas las necesidades, la Fundación haga una sola compra, con recursos propios. Además de obtener una mejora en los precios, le daría al productor la posibilidad de reintegrar, en cuotas, el monto correspondiente.
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