VITIVINICULTURA

POLÍTICAS

«Queremos sostener una vitivinicultura con los productores dentro del sistema»

5 de marzo de 2023

«El proceso de achicamiento de nuestro sector es real, y sin políticas específicas se acentuará inexorablemente», dijo el presidente de la COVIAR.

MARIO GONZÁLEZ dejó un mensaje a la política. Instó a deponer intereses particulares «bajar los egos y delinear estrategias a largo plazo, debatidas y consensuadas, con un solo fin: que nos vaya bien a todos los argentinos». FOTO/GENTILEZA COVIAR.


El presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina, Mario González, reclamó la eliminación total y definitiva de los derechos de exportación; un tipo de cambio competitivo para el sector y líneas de financiamiento a largo plazo con tasas razonables, entre otras medidas que permitan conjurar «el proceso de achicamiento del sector» y garantizar «una vitivinicultura con productores dentro del sistema».

El dirigente riojano habló este sábado, en Mendoza, al formalizar su presentación pública como presidente de la COVIAR. Lo hizo durante el Desayuno organizado por la Institución, como parte de la agenda de actividades vendimiales que tendría su más difundida expresión, por la noche, en el Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia.

González señaló que los «profundos desequilibrios macroeconómicos hacen estéril todo esfuerzo por salir adelante», y advirtió que «la pérdida de competitividad y la falta de apoyo a la promoción nos han hecho perder mercados».

Si puso particular énfasis en la falta de competitividad para exportar, es porque «entre el 40% y el 45% de toda nuestra producción de uvas» tiene como destino final los mercados del exterior.

Con menos ventas fuera del país (interpretamos), esos volúmenes podrían pesar fronteras adentro, sobre todo en un mercado interno donde la demanda comienza a retraerse, debido al deterioro de la capacidad de compra.

Por eso, seguramente, subrayó que «sostener el equilibrio logrado entre producción y consumo es la base fundamental para la rentabilidad y una adecuada distribución del ingreso dentro de la cadena». Por lo que pidió, también, «concretar acuerdos comerciales que nos permitan igualar (con la competencia) condiciones de acceso a los mercados internacionales».

PARA PODER PRODUCIR

En términos de infraestructura para la producción reclamó la ejecución de obras hídricas -nacionales y provinciales- que permitan aprovechar la incorporación de tecnología de riego intrafinca, y un plan de reconversión de la matriz energética.

Instó, asimismo, a garantizar «continuidad a los aportes de fondos nacionales y provinciales para la lucha contra la Lobesia botrana«; y «a nuestros legisladores les recordamos que necesitamos una ley que le dé previsibilidad al combate contra esta plaga».

En otro orden, planteó que «la carga tributaria que grava a la vitivinicultura es muy elevada», y que, considerando que es una actividad mano de obra intensiva, «los aportes y las contribuciones deben adecuarse».

Fue muy claro al señalar la importancia de atender estos asuntos, porque «cada uno de estos planteos y necesidades son fundamentales para poder llevar adelante el Plan Estratégico Vitivinícola 2030».

OPORTUNIDADES Y FORTALEZAS

Refiriéndose -al margen de los problemas estructurales- al escenario de coyuntura que plantea la menguada producción de esta campaña, Mario González (que releva al mendocino José Zuccardi al frente de la Corporación) señaló que «enfrentamos un año de grandes desafíos», pero aseguró que «lo hacemos con optimismo».

Es que, destacó algunas fortalezas del sector y el abanico de oportunidades que se abre a nivel global. En ese sentido, puso sobre relieve -y cuantificó-  la relevancia de Argentina en el mundo vitivinícola.

También «la institucionalidad de la vitivinicultura argentina y nuestra vocación de articular políticas estructurales». Valoró, sobre este punto, la decisión del Gobierno nacional de poner en marcha el PROVIAR II, «después de un arduo trabajo de gestión público-privada».

Remarcó que esta iniciativa, producto de la interacción de la COVIAR con el INTA, el Instituto Nacional de Vitivinicultura, y los gobiernos provinciales y el de la Nación, es un ejemplo «de que se puede trabajar articulados, sin mezquindades».

Este programa, que «generará previsibilidad y sostendrá esta política productiva por los próximos 5 años, servirá para mejorar los niveles de productividad de pequeños y medianos productores vitivinícolas con foco en la eficiencia hídrica».

También «apoyará a pequeños y medianos establecimientos vitivinícolas en lo comercial y contribuirá al arraigo de jóvenes y mujeres a la ruralidad con herramientas para la creación de empresas de servicios».

SOBRE EL PEVI 2030

Una de las expresiones más relevantes de la institucionalidad del sector es el Plan Estratégico Vitivinícola, iniciativa con la que «reafirmamos esa conciencia de progreso y desarrollo» (…), con «un horizonte de crecimiento, donde haya lugar para una Argentina integrada, con diversidad de zonas, de productores, de empresas».

De paso, hizo un llamado a «todos los actores de la cadena» a «reafirmar la participación, el compromiso y el trabajo articulado en COVIAR, para tener una vitivinicultura competitiva, sostenible y diversa». Remarcó que «el Plan Estratégico Vitivinícola en su actualización al 2030 nos marca el camino y guía nuestras acciones» hacia ese objetivo.

Pero también se planteó si «será posible cumplir con las metas» del PEVI; «ser diversos en una cadena que se achica»; y «crecer en estas condiciones» en las que ve a la actividad.

DEBILIDAD ESTRUCTURAL

Es que, al margen de estar -este año- ante «una de las cosechas más bajas de las que se tenga memoria», y si bien «los fenómenos climáticos son cada vez más extremos», advirtió sobre situaciones estructurales que «nos ponen en una encrucijada».

Señaló, en ese sentido, que «el proceso de descapitalización de nuestros productores, especialmente los más pequeños, muestra una realidad preocupante», en medio de tasas de interés tan altas que bloquean el acceso al crédito, falta de grandes obras hídricas y dificultades para acceder a tecnología para el manejo del agua.

El impacto socioeconómico de este escenario de dificultades no es menor, si se tiene en cuenta que la vitivinicultura argentina «se caracteriza por estar en manos de una gran cantidad de pequeños y medianos productores distribuidos en diversos pueblos de muchas provincias, que hacen patria, generando trabajo y recursos económicos genuinos para su entorno», dijo.

MUCHAS GRACIAS, PERO…

Por eso, aunque valoró los resultados de la interacción con la Nación y las provincias productoras para llevar adelante distintas iniciativas, y remarcó los esfuerzos de promoción dentro y fuera del país a través de las unidades ejecutoras de la propia COVIAR, Mario González advirtió que «el proceso de achicamiento de nuestro sector es real, y sin políticas específicas se acentuará inexorablemente».

Es que «todo se vuelve estéril cuando padecemos profundos desequilibrios macroeconómicos», reflexionó. Apuntó, por ejemplo, al avance de la inflación frente a una paridad cambiaria que no acompañó en igual proporción ese desmesurado crecimiento.

Sentenció, por eso, que «la inestabilidad macroeconómica es letal para los productos con valor agregado y generadores de empleo y con alta internacionalización, como es la vitivinicultura».

«Necesitamos que las política nacionales y provinciales atiendan los requerimientos de quienes generamos trabajo, arraigo en el interior del país y traemos divisas genuinas tanto por los productos que exportamos como por lo que gastan aquí los turistas que nos visitan. Los actores de la economía real necesitamos soluciones», expresó González.

HACIA ADENTRO Y HACIA AFUERA

«En el sector es importante seguir trabajando en conjunto, productores, bodegueros y cooperativas -dijo el presidente de la COVIAR- entendiendo que en todos los eslabones de la cadena debe existir rentabilidad, para que pueda existir sostenibilidad en el sector».

Remarcó, de paso, la necesidad de «seguir promocionando y desarrollando el asociativismo como herramienta fundamental para la unión de esfuerzos de los más chicos». Aseguró que «somos optimistas; como buenos productores siempre apostamos a que el próximo año será mejor; lo necesitamos, y para ello estamos dispuestos a trabajar».

Al momento de cerrar su discurso, y así como dejaba ese mensaje hacia adentro del sector, el presidente de la COVIAR estableció un paralelo entre la vitivinicultura y el país en su conjunto, con realidades y sectores diferentes, de escala diversa y con intereses a veces contrapuestos.  

Destacó entonces que el sector que representa supo, hace dos décadas, trabajar sobre las coincidencias y en función de objetivos comunes.  Ahora, «Argentina, con todo el potencial productivo existente, tiene una gran oportunidad hacia el futuro», dijo.

«Pero para eso debemos ser capaces de juntarnos, eliminar los intereses particulares, bajar los egos y delinear estrategias a largo plazo, debatidas y consensuadas, con un solo fin: que nos vaya bien a todos los argentinos» manifestó el presidente de la COVIAR, como un elíptico mensaje hacia la dirigencia política.

TRABAJAR SOBRE LOS GRANDES PUNTOS DE COINCIDENCIA


Mario González es oriundo de la localidad riojana de Chilecito (“mi pueblo”, como dijo en un momento de su discurso), y llega en representación de CARPA (la Cámara Riojana de Productores Agropecuarios) la gremial-empresaria nutrida por el espíritu asociativista de La Riojana (Cooperativa Vitivinifrutícola de La Rioja Ltda.).

Su padre, Mario Juan González protagonizó, junto con Lorenzo “Renzo” Capece (quien también presidió la COVIAR) y Roberto Mantovani (fallecido en 2020) entre otros dirigentes, la consolidación de la Cooperativa que, otrora, había sido la pata riojana de la Cooperativa La Caroyense (de Colonia Caroya, Córdoba).

Estamos hablando de hace 40 años o un poco más… cuando, dicho sea de paso, también nacía la Cámara Riojana de Productores Agropecuarios, y los tres referentes de Chilecito llegaban a Mendoza para reunirse con representantes de entidades de San Juan y de distintos puntos del territorio mendocino.

Iban a participar de las reuniones del entonces Consejo Delegado Coordinador del Oeste de la Federación Agraria Argentina, cuando la entidad nacional era presidida por Humberto Volando.

Eran tiempos de diferencias aparentemente insalvables entre algunas de las cuatro grandes entidades gremial-empresarias nacionales del campo. Ni por asomo podía pensarse en la Mesa de Enlace que cobró forma a partir del 2008.

Pero, aún en ese contexto de desencuentros, el recordado dirigente cordobés hablaba de la necesidad de trabajar sobre los grandes puntos de coincidencia e ir limando las diferencias a través del diálogo abierto y sincero. Palabras más, palabras menos, lo que también planteó Mario González en su discurso.

Lo cierto es que, ya en aquellos años -a mediados de los ’80- “Los riojanos” eran valorados entre sus pares como gente de trabajo… donde hiciera falta.

VIÑEDO EN LA RIOJA

Para simplificarlo: podían dejar el tractor al mediodía y por la tarde estar en la ruta… o en el aeropuerto, con su maletín, por esto de que “no sólo hay que producir sino, también, vender lo que se produce”.

Como también se los reconocía por su convicción en la búsqueda de diferenciar sus productos, de innovar… hasta donde lo permitiera la realidad.

Porque (lamentablemente),buena parte de los temas que están, hoy, entre las preocupaciones de los sectores productivos del campo, estaban escritos en la primera página de la agenda de hace cuatro décadas.

Por entonces, el hoy presidente de la COVIAR (“Marito”) era un muchacho que, claramente, se hizo hombre en ese ambiente de trabajo, de producción, y de negocios.

El asunto viene a cuento porque explica algunas de sus expresiones, vertidas en el Desayuno de este sábado en la capital mendocina.

Por ejemplo, cuando mencionó, entre sus agradecimientos a “las tres personas que hicieron grande a la vitivinicultura de mi provincia”, refiriéndose a su padre, a Renzo y a Roberto… y a los trabajadores “de la finca, de la industria y del comercio, que son muy importantes en la cadena vitivinícola”.

O cuando habló de deponer los intereses particulares y delinear estrategias a largo plazo, debatidas y consensuadas, en un sistema capaz de contener a miles de pequeños y medianos productores que generan trabajo y recursos económicos genuinos en centenares de pueblos diseminados en la geografía vitivinícola argentina.

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