GANADERÍA
PERSPECTIVAS
Por la cornisa. En un reporte privado se cotejan los ingresos de hembras al rodeo, contra faena y mortandad. En los últimos dos ciclos han salido más que las producidas. ¿Alcanzará con la retención de terneras, o habrá que restringir la faena de vientres para recomponer los rodeos de cría?
«NO LA VEO…» Para compensar la pérdida del stock de vientres reteniendo terneras, habría que experimentar un salto productivo que no registra precedentes en Argentina en los últimos 15 años. Según un reporte del ROSGAN, no sería la vía más rápida. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

La alta y sostenida participación relativa de las hembras en la faena total durante los últimos 5 ó 6 años, coincidente con una persistente caída del número de vientres sobre el stock de cierre de cada ciclo anterior, no permiten visualizar en qué momento la ganadería argentina podría entrar en una fase de retención.
El tema es abordado en el último reporte del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (cuya edición coordina María Julia Aiassa, analista del ROSGAN), en el que se vuelcan variables correspondientes al primer semestre de este año comparadas con las de ciclos previos.
Así, propone cotejar los números de enero-junio de varios años, referidos a la faena total de vacunos; la participación de las hembras en ese total (en términos relativos y absolutos); las faenadas sobre las existentes al cierre de cada ciclo previo; y la evolución de ingresos y egresos del stock de hembras.

De arranque, pone sobre el papel los números de este primer semestre, que dan cuenta de una faena total de casi 6,6 millones de cabezas (6.596.771), un número que «se sitúa ligeramente por encima (+0,5 %) de los registros del año pasado» dice.
En el análisis se apunta que, «si bien durante los primeros tres meses del año la tendencia parecía marcar cierta moderación -con una faena 2% inferior a la de 2024- en lo sucesivo la actividad comenzó a acelerarse».
En efecto, el segundo trimestre cerró con una extracción 3% superior a la del mismo período del año anterior. «Como resultado, la faena acumulada en lo que va del año se mantiene en niveles mucho más sostenidos que lo deseable para este ciclo», remarca.

Metiéndose de a poco en el tema en cuestión, Aiassa apunta que «de los casi 6,6 millones de cabezas faenadas entre enero y junio, el 47,2% fueron hembras, mientras que, en igual lapso de 2024, este mismo indicador ascendía al 48,1% del total».
Advierte que, pese a la leve baja, «la participación continúa siendo elevada, particularmente en un contexto de valores consistentemente altos observados en los últimos años» .
Recuerda que, excepto en 2021 -cuando cayó esa participación, forzada por las restricciones impuestas a la exportación- «desde 2019 hasta la fecha la faena de hembras ha oscilado entre el 47% y el 50% del total, lo que refleja un porcentaje considerable y sostenido» .
ENERO-JUNIO. Aunque la participación de las hembras sobre la faena total del primer semestre bajó casi un punto en términos interanuales, sigue siendo elevada. Sobre todo, porque viene con porcentajes consistentemente altos en los últimos años.
Aiassa aclara, no obstante, que «al tratarse de un indicador relativo, el porcentaje de participación de hembras en la faena no refleja por sí mismo el nivel real de extracción del rodeo» y que, «para un análisis adecuado, es imprescindible observar también los valores absolutos» .
Repasa entonces que -en lo que va del año- «la faena de vacas fue informada en 1.226.775 cabezas, mientras que la de vaquillonas ascendió a 1.884.058, lo que en conjunto suma 3.110.834 hembras salidas del stock». Aclara que «esta cifra representa apenas un 1,5 % menos que en el mismo período de 2024» .
Al relacionar ese número con las existencias, destaca que «la faena del primer semestre de 2025 equivale al 18,2% del stock de vientres registrado al 31 de diciembre de 2024» . Recuerda que «un año atrás, este mismo indicador se ubicaba en 17,7%, y en 2023 alcanzaba el 19,2%».
En el análisis se subraya que, desde 2019 a la fecha el stock de hembras muestra una tendencia descendente, junto con una extracción que se mantiene en niveles relativamente altos.

Desde otra perspectiva, plantea una ecuación sencilla, que puede ayudar a echar luz sobre el asunto. «En términos de extracción y reposición –señala- si bien no es posible arribar a un dato exacto, sí es factible analizar -en grandes números- la evolución de los ingresos y egresos del stock de hembras» .
Tomando el año 2024, el ingreso de hembras al stock fue de 7,31 millones de cabezas, «dato que surge del recuento de terneras al 31 de diciembre de ese año», aclara.
Durante ese mismo período, los egresos del circuito productivo totalizaron 6,65 millones de cabezas, «cifra explicada por la faena de vacas y vaquillonas informada entre enero y diciembre de 2024″, indica.
A este total le suma un porcentaje de mortandad. Aunque admite que no es un dato exacto, estima «un promedio del 2,5% anual como referencia estadística». Así, deberían sumarse a los egresos, unas 900.000 hembras, por mortandad anual estimada.
«En consecuencia –resume Aiassa- al contrastar los ingresos (7,31 millones por stock de terneras) con los egresos (7,55 millones entre faena y mortandad estimada), es posible observar en términos generales el grado de liquidación -como en este caso- o retención de hembras registrado a lo largo de los años».
DIFÍCIL. Para compensar la pérdida de hembras sólo reteniendo terneras, el promedio nacional de destete debería registrar un incremento de más de 8 puntos porcentuales, según se estima en este análisis.
«De acuerdo con estos cálculos, en los dos últimos ciclos se han extraído más hembras del stock que las que se han producido» advierte.
Acepta que «en los dos años previos el balance había resultado positivo, con ingresos superiores a los egresos», pero los considera «movimientos compensatorios que, al ampliar la serie, siguen reflejando un déficit relativo de producción» .
A partir de estos números, Aiassa concluye que, «no estamos atravesando una fase de liquidación severa» pero «tampoco se consolida una etapa de retención o recomposición del stock».

Aiassa propone pensar al menos una juagada más adelante, para proyectar las chances de mejorar esos números. Recuerda (aunque podría parecer una obviedad) que «aumentar el número de terneros/as logrados por año requiere seguir incrementando los porcentajes de parición y destete» .
En este punto destaca que «un indicador imperfecto pero útil para el análisis, es la relación entre la cantidad de terneros en stock y el número de vacas registradas el año anterior» . Veamos el razonamiento.
Dice que «en 2024, este índice se ubicó en 65,2%, marcando una recuperación frente al 63,8% conseguido en 2023″, pero «debajo del máximo reciente de 66,7 % alcanzado en 2022, año en que se logró una producción récord de más de 15 millones de terneros».
«Asumiendo un stock de vacas en torno a los 22 millones de cabezas -prosigue- cada punto porcentual de mejora en este indicador representa un incremento de unos 220.000 terneros/as logrados, de los cuales aproximadamente la mitad serían hembras» .
Ahora, como en los últimos dos años el stock de vacas se redujo en más de 900.000 cabezas, «compensar esa pérdida de hembras requeriría un incremento de más de 8 puntos porcentuales en el porcentaje de destete» .
Subraya que éste sería «un salto productivo que hasta el momento no registra precedentes en la performance de nuestra ganadería en los últimos 15 años» .
«Por lo tanto, más allá de las mejoras que pueden lograrse en los índices reproductivos, la vía más rápida y efectiva para la recuperación del stock de hembras requiere, indefectiblemente, una drástica restricción del nivel de extracción, con el objetivo de revertir la sucesión de períodos de faena excesiva», concluye la analista del ROSGAN.
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