
AGROINDUSTRIA
EMERGENCIA
Aunque hay que esperar para cuantificarlas, ya está claro que las pérdidas son muy importantes. Hay señales de agotamiento, ante una nueva frustración.
El último fin de semana, la naturaleza recreó uno de los escenarios más dramáticos de los últimos 30 años en la producción agrícola del Centro-Oeste de Argentina. El ambiente de Zonda que campeó el viernes pasado fue el corolario de un proceso de relativa deshidratación que venían sufriendo miles de cultivos a los que el agua había llegado (nunca mejor dicho) “a cuentagotas”, en medio de la persistente crisis hídrica que, sobre todo en Mendoza y en San Juan, lleva algo más de una década.
Además, en muchas de esas explotaciones -en particular aquellas de menor escala, con producciones plurianuales y escasas de recursos financieros- hace algunas temporadas que las plantas no reciben la atención adecuada en términos de nutrición y manejo, en general.
Seguramente fueron las que quedaron más expuestas a lo que comenzó a insinuar, el sábado (según las zonas), un viento Sur, notablemente frío, que hizo encender las alarmas cuando se “tomó un respiro” en la tarde-noche del domingo y paró, con cielo despejado.
La madrugada del lunes y la del martes de esta semana la temperatura se mantuvo por debajo de cero (mucho en algunas zonas), y durante un tiempo variable, pero lo suficientemente prolongado como para dañar viñedos, montes frutales y cultivos de diversas especies hortícolas de Mendoza y San Juan, que se encontraban en un estado fenológico particularmente sensible.
Claro que, para cuando llegó a Cuyo, el frío había tenido presencia en la geografía productiva del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde provocó la pérdida de gran parte de la producción de fruta de pepita y de vid, según adelantaron desde entidades que nuclean a productores. Probablemente la semana próxima tengamos algún detalle. Porque está previsto que haya un informe técnico del INTA, según nos adelantaron desde la Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle, que tiene sede en Allen, Río Negro.
Por lo pronto, los gobiernos de esas provincias, así como los de Mendoza y San Juan, ya preparan a sus técnicos para cuando sea el momento de cuantificar daños. Por ahora, lo que vieron alcanza para activar los mecanismos de emergencia o desastre agropecuario, según los casos.
Seguramente las ayudas no serán equiparables al valor de la producción perdida. Hasta, probablemente -en muchos casos- no alcancen a cubrir los costos de lo invertido para poner en marcha este ciclo productivo que, para miles de viticultores y fruticultores (y algún chacarero quizás) ya terminó… sin haber podido empezar a ver crecer los frutos en la planta.
Por eso es que, cuando desde la Redacción de Campo Andino iniciamos una ronda de consultas con algunos de nuestros referentes en distintos puntos de la Región, ya empezábamos a percibir el estado de ánimo. En algunos casos, explícito. En otros, sugerido en el tono de voces que reflejan cansancio.
Son los que están agotados (que no son todos, afortunadamente), porque vienen golpeados por un balance de largo plazo que arroja, con suerte, un número equivalente de cosechas logradas y de cosechas perdidas. Es que miran “para atrás”, y recuerdan a los que “se fueron”, porque tuvieron más malas que buenas y, cuando miran para el costado, ven a varios que están “por irse”. Pero, acerquémonos (a través de la mirada de nuestros interlocutores), a las primeras imágenes que aparecen, a pocas horas de ocurrido el fenómeno.
Luis Escartín, ingeniero agrónomo y productor en Bowen (General Alvear, al Sur de Mendoza), dijo a Campo Andino que “la helada del 31 de octubre y 1° de noviembre ha causado daños generalizados en viñedos, que se suman a los que provocaron las heladas de septiembre y octubre”.
Agregó que “los daños más graves de esta última helada se ven en viñedos, que venían con brotes de 15 a 20 cm”; pero “hay algunas zonas, donde la temperatura llegó a -2° ó -2,5°, que afectó también, en distinto grado, a ciruelas y duraznos”, lo que “va a provocar bajas importantes en la producción”.
Escartín recordó que “hubo dos heladas en septiembre que afectaron principalmente duraznos y ciruelas de transporte, que son los frutales de floración más temprana; y otra a principios de octubre, que causó daños en casi todas las especies frutales y en las vides de brotación más temprana, sobre todo varietales”.
La helada de los primeros días de octubre “fue más sectorizada -dijo- y afectó a las variedades de vid más tempranas, que ahora se han vuelto a helar”. Para el productor alvearense, “esta secuencia de heladas puede ser compleja en algunos casos, pudiendo afectar, también, la producción del próximo ciclo productivo” (2023/2024).
Explicó que, “en los cuarteles donde se produjo esto, las plantas se encontraban ante un fuerte estrés, ya que habían recurrido a yemas dormidas y a una gran cantidad de energía para volver a brotar, y este doble golpe puede ser muy grave, pudiendo ser letal en plantas jóvenes”.
De todos modos, “hay que esperar para hacer evaluaciones más precisas, pero los daños son importantes y la situación es muy preocupante”, subrayó el productor de Bowen.
Omar Alonso Suganuma, productor en San Rafael, coincidió en manifestar la preocupación por las consecuencias de las heladas de esta semana y advirtió que “la situación del agro en el Oasis Sur es gravísima”, y “aunque todavía no se puede medir bien el daño, creo que en viñedos no debe bajar del 80%”.
Alonso, que tiene propiedades en los distritos sanrafaelinos de Real del Padre y Villa Atuel (parajes Colonia López y La Guevarina), dijo a Campo Andino que “es urgente rehidratar los cultivos”, por lo que el Departamento General de Irrigación tiene que facilitar a los productores la disponibilidad de agua sin restricciones.
Al resumir la situación de altísimo estrés al que estuvieron expuestos los cultivos, el agricultor sureño (que produce ciruelas para deshidratar y uvas para vinificar) recordó que el viernes pasado hubo viento Zonda que elevó la temperatura hasta por encima de los 30° en algunas zonas, y después tuvimos dos días de viento Sur, muy frío”.
Así, las plantaciones fueron afectadas “por la deshidratación primero, y después por las heladas, que en algunos lugares llegó hasta 4, 5 y 6 grados bajo cero”. De modo que “era imposible que los viñedos lo soportaran”, considerando su estado fenológico. Señaló, en ese sentido, que “las varietales tintas están con brotes de 20 a 30 cm, un poco menos las comunes, y un poco más las vides de variedades blancas, con racimos ya formados”.
Confirmó, asimismo, que también en su zona fue afectada la ciruela D’Agen, que en algunos montes “ya está con frutos de más de 2 cm”. Indicó que pudo recoger la preocupación de muchos productores que ya están viendo “daño muy importante”. Aunque reconoció que “para cuantificarlo hay que partir ese fruto, y para eso hay que esperar 48 a 72 horas para permitir que deshidrate y se pueda apreciar el daño”.
De todos modos, fue concluyente sobre la magnitud del impacto que provocó el fenómeno en los cultivos de toda la zona (incluido General Alvear) porque “es cierto que, técnicamente, es prematuro ponerle números… pero sabemos que barrió con todo”. Esta helada fue tan dura como las peores que recuerdo. Quizás peor, porque no habíamos tenido ese viento. Esto fue una ola polar”. Aun así, “es llamativo -dijo- porque, a 1.000 metros de viñedos seriamente dañados, había otros intactos, como si no hubiera pasado nada”.
OMAR ALONSO SUGANUMA. El productor del Sur mendocino reflexionó que “venimos con tanto desgaste económico, físico, emocional… que muchos han colgado los guantes, y por eso cada año se ven más fincas en estado de abandono”. FOTO/ARCHIVO CAMPO ANDINO.
Javier Barro, productor del Valle de Uco, confirmó que las heladas producidas a comienzos de semana ocasionaron daños de diversa consideración, “bastante graves en algunos cultivos y en determinados sectores”.
Barro, que tiene viñedos y montes frutales en Villa Seca, Tunuyán, dijo que el mayor impacto lo sufrió la vid, con afectación de “entre un 40% (como en mi caso, aunque hice lucha activa) y hasta el 100% en algunos sectores”.
Es lo que puede apreciar en sus viñedos y en los de otros productores de la zona, situados en el mismo distrito donde se encuentra su explotación, pero también más al Sur, como en Vista Flores (Tunuyán) y La Consulta (San Carlos) donde el fenómeno habría tenido la mayor incidencia.
El diálogo con Campo Andino, el productor valletano indicó que “en frutales de carozo, particularmente en durazno, también hubo daño, pero todavía es muy temprano para cuantificarlo”.
Es que, en este caso, “no se nota tanto como en los viñedos -que ya están en pre floración o en floración, según la variedad- en donde a las ocho horas ya podíamos ver los brotes quemados”. Pero, por lo que observó -hasta ahora- en los montes de su propiedad, los duraznos para industria, que “están endureciendo carozo, a punto de empezar a crecer”, podrían haber sufrido daños de “entre el 20% y el 40%”.
Aclaró que, en este estado fenológico, esta especie “es un poco más resistente que hace unos 15 días, cuando estaba en cuaje”. Aunque recordó que, entre las variables a tener en cuenta para determinar las condiciones de afectación por helada (además de la temperatura mínima); está el punto de rocío, y “el ambiente ha estado muy seco, hemos tenidos punto de rocío en -6°, -10°, y esa falta de humedad, potencia la capacidad de daño de las temperaturas bajo cero”.
También influye la duración de la helada. “La del martes -1° de noviembre- fue muy larga, empezó a las 4 de la mañana y duró 3 horas…4 en algunos sectores; y la del 31 de octubre fue de una hora, más o menos, y el daño fue menor”, dijo Barro.
En cuanto al impacto del fenómeno en cultivos de frutos secos, el productor de Villa Seca no ve daños de consideración en sus montes de nogales y de almendros. Los nocedales, donde “ya se empiezan a formar los frutos”, probablemente han sufrido menos “porque son plantas de más altura”.
De todos modos, los de él “son nogales nuevos, y tal vez no sean una referencia”. Aunque, en el caso de los almendros (que “ya están con el fruto endureciendo, y también resistieron”), sí podrían ser una referencia a tener en cuenta, porque son plantas de más edad.
JAVIER BARRO, productor de Villa Seca, Tunuyán, indicó que “en durazno para industria -que está endureciendo carozo, a punto de empezar a crecer- también hubo daño, pero todavía es muy temprano para cuantificarlo”. FOTO/ARCHIVO CAMPO ANDINO.
Juan José Abdala, productor vitícola en Medrano, Rivadavia (al Este de Mendoza), comentó que las heladas de inicios de esta semana “sobre todo la del martes, pegaron muy fuerte en todo el Este de Mendoza, en algunos sectores con daños de hasta el 80%.
Advirtió que “fue afectada gran parte de toda la zona de mayor producción de vid en Mendoza, como San Martín, Junín, Rivadavia, Santa Rosa… y aunque ahora van a empezar a evaluar los daños, recordó ya está la decisión de la Provincia de declarar la Emergencia Agropecuaria”.
Apuntó que “con brotes de 10 cm o más y los racimos muy pequeños, los viñedos no resistieron la helada”; y en el caso de “las frutas de carozo, como la ciruela D’Agen o el durazno, aunque ya tienen más desarrollo, también fueron afectadas”.
EnMaipú (dentro del periurbano del Gran Mendoza), la helada también dañó -además de viñedos- cultivos hortícolas. Fabián Malatini, con producción en la zona de Los Álamos, comentó a Campo Andino que allí “la helada hizo algo de daño, mayormente en el cultivo de papa, que está en floración (un momento crítico) y sufrió quemaduras considerables”.
En tomate (para industria), “si bien no quemó a la planta, el fuerte frío le ha producido un alto nivel de estrés”, por lo que “calculo que eso va a impactar después en los kilos de producción”.
Para mediados de semana, Malatini esperaba a los técnicos de la Asociacón Tomate 2000 (de la que forma parte), para evaluar la situación. Tiene cultivos en distintos estadios, hasta de cinco semanas, que fue cuando arrancó la temporada… y sigue trasplantando todavía.
Tiene referencias de San Juan, donde el daño en tomate “habría sido bastante mayor, por lo que me decían”. Allí, “las plantas estaban mucho más grandes” que en Mendoza.
Desde Lavalle, el departamento del extremo Norte mendocino, Demetrio André pintó un panorama igualmente preocupante. Mencionó como especialmente afectadas las explotaciones vitícolas y hortícolas ubicadas en determinados puntos como La Bajada, Gustavo André (el distrito donde tiene su explotación), Tres de Mayo o Jocolí.
El productor lavallino dijo a Campo Andino que “hay un daño generalizado, aunque en unos lugares más que en otros”; y si bien “en un par de días se va a poder apreciar mejor, y el número final podremos verlo cuando se llegue a la báscula”, ya está claro que “hay zonas donde las pérdidas han sido del 100%”.
En el caso de los viñedos, están con brotes de 40 a 50 cm y los racimos están en floración, por lo que el fenómeno “va a tener consecuencias graves”. Se resignó, al decir que “habrá que achicarse, ajustarse el cinturón… como ha sido toda la vida… hay que ponerle el lomo nomás”.
Por su parte Pascual Arce, que produce melones, uvas de mesa y para vinificar (también en Lavalle, pero en el distrito Tres de Mayo, sobre la Ruta 40 camino a San Juan), confirmó que “el melón de la primera siembra, que está con 40 a 50 cm de vástago, ha sufrido daños que, inicialmente, estimamos en un 50%; y del de la segunda siembra se puede haber perdido no más del 20%”.
Arce, que es supervisor de la Cooperativa Lacofrut, aclaró -en diálogo con Campo Andino- que “la tercera siembra, más tardía (son plantas de 10 a 20 cm), no ha sido afectada”. Pero apuntó que el daño sufrido por aquella siembra inicial, realizada en la primera mitad de septiembre (que representa alrededor del 30% de la producción total de la temporada), “provoca atraso en la producción y mayores costos”.
Porque “no sólo hay que tener en cuenta la pérdida de producción porque la helada quemó la mitad de la planta, sino la inversión necesaria para tratar de recuperar esas plantas con la aplicación vía foliar de algún producto antiestrés (para reactivarlas), algún fertilizante como potasio y nitrógeno, y esto no estaba presupuestado en los costos”.
Por otra parte, Arce confirmó que “en cultivo de zapallo también hubo mucho daño; y en vid, han sufrido más los viñedos conducidos en espaldero que los parrales”. Si bien, según él, “en algunos sectores puede haber daño de hasta el 80%, en la mayoría de los casos es probable que no superen el 20%”; y remarcó que “en los parrales casi no hubo daño, inclusive en una misma finca donde los espalderos sí fueron afectados”.
JUAN JOSÉ ABDALA, productor de uvas en Medrano, Rivadavia, advirtió sobre el fuerte impacto que tuvo el fenómeno en el Este mendocino. “Fue afectada gran parte de toda la zona de mayor producción de vid en Mendoza”, advirtió. FOTO/ARCHIVO CAMPO ANDINO.
EN FLORACIÓN. La papa está entre los cultivos hortícolas dañados por la helada en el periurbano del Gran Mendoza. FOTO/GENTILEZA Fabián Malatini.
Más al Norte, en San Juan, también se sintió el impacto de un fenómeno que, evidentemente, se extendió por buena parte de la Región. Lo confirmó el ingeniero agrónomo Alejandro Oviedo, jefe de la Agencia del Extensión Rural del INTA Media Agua, zona de referencia en la producción de melones sanjuaninos, limítrofe con Mendoza.
Desde esa unidad del INTA (dependiente de la Experimental San Juan, con sede en Pocito) Oviedo dijo a Campo Andino que “es raro cómo se presenta la situación, porque hay cuadros completos de melón que han sufrido daño por helada y a 20 ó 30 metros hay otros cuadros donde el daño ha sido leve, o no tan visible”.
Inclusive, “en un mismo bordo hay plantas que se han helado, en medio de plantas sanas; es como se ha presentado acá, en la zona de Media Agua”. Allí, el melón está empezando la floración, por lo que “en algunos cuadros el daño ha sido grave”. De todos modos, “por el momento no podemos cuantificarlo, porque seguimos relevando”.
El extensionista recordó, de paso, que previamente se habían venido alternando días fríos o frescos, con otros de temperaturas más altas, y eso fue retrasando el desarrollo. “En los melones se ha visto un retraso en el desarrollo de las plantas. Hemos tenido temperatura por debajo de 13° o 14°, entonces el melón se frena”, explicó.
También se observan signos de afectación en viñedos. En este caso, “los racimos están todos elongados, y algunos están iniciando floración”. En algunas zonas se ven “plantas con daños severos, como en Pozo de los Algarrobos, para el lado de Caucete”, en donde “los daños son muy altos, hay plantas secas, los racimos ya han quedado secos por la helada”.
El ingeniero Oviedo puntualizó que “en otros casos se ven daños leves en ápices y en las hojas de los extremos, lo que no quita que después, en el racimo, haya alguna manifestación en el momento del cuaje”. Recién entonces, “en 15 ó 20 días más, vamos a poder ver lo que queda”, señaló.
José “Catuco” Molina, productor vitícola en Pocito, al Oeste de la Ruta Nacional 40, confirmó que buena parte de los viñedos sanjuaninos fueron afectados por la helada, aunque “hay que esperar un poco más para cuantificar el daño”.
Pero no únicamente para apreciar mejor los efectos de este fenómeno, sino “porque todavía faltan los vientos Zonda de floración (durante noviembre) que seguramente van a empeorar el cuaje de lo que haya quedado, no sólo por su efecto en la temperatura y humedad relativa ambiente, sino también por el daño mecánico que provocan”. Señaló, por otra parte, que tiene referencias de daños en cultivos de tomate para industria, y de siembras tempranas de melón y zapallo.
En diálogo con Campo Andino, Molina (que preside la Cámara de Productores Vitícolas de San Juan y es miembro del Directorio de la Corporación Vitivinícola Argentina) prefirió sacar el foco de este episodio puntual, para exponer la convergencia de variables (además de las meteorológicas) que condicionan esta campaña agrícola.
“No recuerdo un contexto tan desfavorable como éste”, dijo. “Porque ya hemos tenido alguna granizada en octubre; todavía no terminó la época de granizo; falta un mes de vientos Zonda fuertes; está faltando agua (y eso potenció el daño de la helada); las tarifas de energía eléctrica son altas (lo que va a desalentar el riego, para evitar que se dispare el monto de las facturas) y todo esto en medio de un proceso inflacionario. Es un combo…”
Paco Martín, quien también produce en Pocito, al Oeste de la 40, dice que no tuvo daño en su propiedad. “Ha sido más de la ruta hacia el Este, en 25 de Mayo, 9 de Julio, Casuarinas, Cochagual… Ha afectado cultivos de tomate, de melón. También en Carpintería hubo daño en los cultivos”.
En diálogo con Campo Andino, Martín dijo tener referencia de productores de esas zonas que, “que han sufrido daños muy importantes en algunos casos; meloncitos que empezaban a formarse, han sido quemados por la helada, igual que tomates con 40 días de plantados”.
El productor pocitano aclaró (en coincidencia con lo mencionado por otros referentes sanjuaninos e inclusive con lo ocurrido en distintas zonas de Mendoza), que el fenómeno “ha pegado muy fuerte, pero en otras no ha alcanzado a hacer daño”.
Para el final, algo de lo que nos decía el productor de San Rafael, Omar Alonso Suganuma. Sobre cómo hacer frente a estas contingencias, apuntó que lo que podría atenuar la afectación de un fenómeno así es el riego por aspersión, para evitar, primero, que el viento deshidrate la planta, y también para impedir que la temperatura baje tanto en su parte más sensible.
“Es cierto que el sistema subarbóreo es lo ideal -admitió- pero inclusive con riego por goteo se puede salvar mucho, porque la ampolla de humedad que va formando, genera un microclima que ayuda, porque en un metro o metro y medio de altura, hay una diferencia de un grado o un grado y medio, y eso puede marcar la diferencia entre salvar la producción o perderla”.
Reconoció que son los menos los productores que están en condiciones de afrontar la inversión que demanda cierta tecnología. Además, “hemos perdido buena parte de las barreras físicas, y hoy nos damos cuenta del valor de una alameda”
Puso como ejemplo su explotación en Real del Padre donde “hay una alameda al fondo, hacia el Sur, que salvó la mitad del viñedo, porque el aire sube y, eso sí, cuando vuelve a bajar, a los 60 metros, afecta el sector donde pierde el efecto la barrera forestal”. Claro que, “si hemos perdido gran parte de las cortinas forestales que antes ayudaban a proteger los cultivos, es porque muchos productores terminaron pasándole la motosierra a los álamos porque no tenían otros recursos”. Es que, “venimos con tanto desgaste económico, físico, emocional… que muchos han colgado los guantes, y por eso cada año se ven más fincas en estado de abandono”.
DAÑOS POR HELADAS HELADAS EN MENDOZA HELADAS EN SAN JUAN PÉRDIDAS POR HELADAS EN EL AGRO DE CUYO PÉRDIDAS POR HELADAS EN VIÑEDOS