SANIDAD

BUENAS PRÁCTICAS

De qué manera trabajar para minimizar riesgos al momento de utilizar fitosanitarios

28 de octubre de 2023

Qué productos usar, cómo trasladarlos, almacenarlos y aplicarlos, y qué hacer con los envases vacíos, son premisas a seguir para manejar los agroquímicos de manera segura.

LA MÁQUINA. En la manipulación racional de los fitosanitarios tiene una incidencia relevante el acondicionamiento de la pulverizadora, incluido el mantenimiento previo al calibrado. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


A medida que avanza la campaña agrícola se intensifican las labores que tienen como fin último llegar a una óptima cosecha. Por ejemplo, las aplicaciones de fitosanitarios, que son fundamentales para proteger el cultivo contra plagas como carpocapsa, grafolita, mosca del Mediterráneo o polilla de la vid, entre otras, en el caso de las producciones bajo riego de las provincias del Oeste de Argentina.

Claro que, los beneficios que aportan a la agricultura, tienen su contracara. Por un lado, el riesgo de un eventual impacto en la salud del aplicador, de los consumidores y del ambiente. Por otro, el de malgastar productos que son de alto costo.

De allí la importancia de manipular responsablemente los agroquímicos para evitar daños colaterales, y aplicarlos eficientemente para proteger los cultivos sin incurrir en erogaciones innecesarias.

DE LA COMPRA AL ALMACENAJE

La decisión sobre el producto que se aplicará, deberá tomarse partiendo de ciertas premisas. Como no comprar fraccionado; priorizar los productos específicos para controlar cada plaga; que sean efectivos en bajas dosis y resulten inocuos para insectos que controlan a otras plagas; y que hayan sido formulados con el principio activo que para cada caso recomiendan los entes oficiales.

En el traslado y almacenaje de agroquímicos deben extremarse las precauciones. No hay que transportarlos junto con personas, animales, ropa o alimentos para el consumo humano o animal.

Una vez ingresados a la finca, deben ser conservados en un ambiente fresco, sombreado, y en espacios cerrados con llave; y hay que leer las etiquetas, que contienen instrucciones del fabricante para manipular el producto.

ANTES Y DESPUÉS DE APLICAR

Antes de la primera aplicación de la temporada hay que poner en condiciones la pulverizadora, con un mantenimiento previo a su calibración. Calibrar la máquina (o sea, ajustar el caudal que arroja con el caudal teórico que requiere el cultivo) permite trabajar con la dosis justa por hectárea a proteger, evitando malgasto y disminuyendo la sobrecarga de producto en el ambiente.

Es fundamental que el calibrado sea muy preciso. Para lograrlo, los técnicos tradicionalmente recomiendan trabajar con una presión de 250 a 300 PSI (libras/pulg2) con todos los picos abiertos. Pero insisten en que sólo es posible calibrar una pulverizadora después de haber realizado el adecuado mantenimiento de cada uno de sus componentes.

Por otra parte, quien opere el equipo debe usar elementos de protección respiratoria y facial, indumentaria y guantes específicos y botas de goma, para evitar el contacto con el agroquímico.

Después de pulverizar hay que respetar el tiempo de carencia, es decir, el que deberá transcurrir entre la última aplicación y la cosecha. También los tiempos de reingreso al cultivo tratado. Se sugiere colocar un cartel que indique el producto utilizado y el momento en que es posible reingresar (generalmente deben transcurrir 24 horas).

Por último, una vez vaciado el envase, se lo deberá someter a triple lavado y volcar el agua de enjuague en el tanque de la máquina. Luego se hará un corte en el recipiente para inutilizarlo.

Posteriormente (al menos en el caso de la provincia de Mendoza), enviarlo al centro de acopio. Desde allí, ese envase inutilizado será retirado por operarios del ISCAMEN -el Ente fitosanitario provincial- para llevarlo al establecimiento industrial donde se lo recicla.

Es importante, asimismo, dar un destino seguro al agua que se usó para lavar la maquinaria, luego de realizada la pulverización. Para ello es necesario establecer una zona de tratamiento como son los sistemas de degradación de agroquímicos con mezclas biológicas (material vegetal).

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