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ESTRATEGIAS

“Debemos ir hacia nuevos modelos sustentables, con equidad”

30 de abril de 2021

Entrevista con ING. AGR. DANIEL PIZZOLATO. Director de la Estación Experimental Agropecuaria INTA La Consulta (Mendoza).


Destacado en su rol de extensionista, con una visión orientada al desarrollo rural, la agricultura familiar y las transformaciones socioproductivas impulsadas desde el territorio, el ingeniero agrónomo Daniel Pizzolato asumió por otros cuatro años la Dirección de la Estación Experimental Agropecuaria La Consulta del INTA.

La unidad, cuya conducción le fue confiada por un nuevo período, tiene ámbito de acción en San Carlos, Tupungato y Tunuyán, los tres departamentos que conforman el Valle de Uco, una de las más pujantes regiones productivas de Mendoza, enclavada en el Centro-Oeste de la provincia, al pie de la Cordillera de Los Andes.

En el inicio de la nueva gestión, Pizzolato mantuvo un extenso diálogo con Campo Andino sobre la «hoja de ruta» que guiará el accionar de la Experimental y de las Agencias de Extensión Rural de la zona, en este nuevo período. Compartimos con nuestros lectores los tramos más salientes de la entrevista.

-¿Cómo tiene previsto relanzar la gestión en un momento tan particular, con recursos… suponemos que limitados por la necesidad de reasignarlos para atender un orden de prioridades distinto a partir de la emergencia sanitaria?

-Sin duda este contexto de altísima incertidumbre interna y externa, que afecta a las instituciones, al país y al mundo, nos pone ante grandes desafíos. Pero, por otro lado, en este nuevo período hemos tenido un apoyo mucho mayor en lo presupuestario, sobre a todo a partir de la segunda mitad del año pasado. Eso nos ha permitido realizar inversiones y retomar tareas que venían demoradas por varios años de desfinanciamiento. El cambio ha sido total en ese sentido.

-El signo de estos tiempos parece ser la «virtualidad», que le ha venido ganando terreno a la «presencialidad», el modo natural de vinculación con los productores. ¿Cómo se han plantado frente a este desafío?

-Estas restricciones nos han obligado a virtualizar muchos de los vínculos que hasta entonces eran presenciales, pero hay mucho de esto que va a quedar. Porque tenemos que aprovecharlo como fortaleza, inclusive.

El hecho de familiarizarnos con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones nos permitirá hacer más eficiente la tarea relevar datos, ordenarlos y transformarlos en información que contribuya con la toma de decisiones en las empresas y ayude a encarar procesos de modernización de la producción con menor margen de error.

-El Valle de Uco es una de zonas del Oeste argentino con mayor diversidad productiva y mucho espacio para avanzar. ¿Cómo contribuirá el INTA, en este nuevo ciclo, al desarrollo de ese potencial productivo?

-Es un desafío enorme estar a la altura de las demandas de actividades que necesitan mantener e incrementar sus estándares de competitividad. Lo asumimos, y es parte de nuestra agenda para los próximos cuatro años. Como lo es, también, el impulso a una transición hacia modelos sustentables en lo ambiental y en lo económico.

Pero al mismo tiempo, el trabajo a favor de la continuidad de políticas que garanticen la equidad en un sistema que evidencia una diversidad de escalas… y de realidades socio-productivas.

Porque, junto las explotaciones que se destacan por sus muy buenos desempeños en distintos rubros, en el Valle coexisten muchos pequeños productores que tienen un largo camino por recorrer para lograr un primer nivel de competitividad, y es nuestra responsabilidad ayudarlos a ingresar a los circuitos virtuosos del desarrollo con equidad y la economía circular.

-¿De manera van a trabajar en uno y en otro caso?

-Para el sector que está en mejores condiciones, tiene un rol decisivo nuestra política de vinculación tecnológica con las empresas, que siempre necesitan crecer en competitividad, afianzarse en los mercados internacionales, generar divisas para el país.

El rol que nos cabe, en esos casos, es ayudarlas a superar eventuales cuellos de botella (que suelen ser, básicamente, tecnológicos) o en algún otro plano, logísticos u organizativos.

Con esos sectores que están en punta, la vinculación tecnológica, las alianzas público-privadas son fundamentales para asegurarnos de estar aportando a las necesidades del sector, de las empresas, de las cadenas integradas en el caso de la agroindustria con sus proveedores.

Según la actividad, lo hacemos a partir de los sectores en los que se focaliza la investigación y la extensión de nuestra Experimental. En otros ámbitos productivos, nos apoyamos en otras unidades. La asistencia para el sector vitivinícola, por ejemplo, se coordina con la Experimental Mendoza (en Luján de Cuyo) que es la que desarrolla la tecnología vitivinícola en la Región.

-¿Con qué herramientas van a seguir apoyando a los productores de menor escala?

-Con investigación participativa y transferencia, acompañándolos en el desarrollo de sus cultivos, de sus productos, en la búsqueda de valor agregado para que, aún desde esa posición de menor escala puedan avanzar en la cadena y tener mayor retorno. Estamos muy cerca, por ejemplo, de pequeños productores de aromáticas, de los elaboradores de vinos caseros y artesanales, o de quienes están explorando el nicho comercial de ajos diferenciados.

Para asistir a los pequeños productores trabajamos junto con los gobiernos municipales, con el Ministerio y la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación. Creemos necesario facilitarles el acceso a algún tipo de financiamiento (acorde a su situación) para que puedan mejorar tecnología, mecanizarse, agregar valor a su producción…

-¿Cuál es la fortaleza de la Experimental La Consulta?

-Es el desarrollo de tecnologías en algunos rubros hortícolas. En particular, la investigación en genética de variedades nacionales de hortalizas, el manejo de cultivos, organización de la producción, etc. Con un agregado, como es trabajar en mejoramiento de algunas especies en función de su aptitud nutracéutica, de la resistencia a enfermedades o escasez de agua.

-¿Cómo está posicionada esta unidad del INTA en el mercado nacional de la genética hortícola?

-La gran mayoría de las variedades hortícolas inscriptas en el país, que han sido desarrolladas en Argentina, son de esta Experimental y de algunas universidades nacionales, aunque por supuesto en un número mucho menor que las variedades importadas, desarrolladas en otros países.

Hay especies que no le interesan a los obtentores del sector privado. La producción de ajo semilla es un claro ejemplo. Porque, como la semilla es el bulbo en sí, es muy difícil apropiarse de la inversión aplicada a ese desarrollo.

-Claro, en ajo hay un reconocimiento que trasciende incluso las fronteras. Pero hay otras especies en cuya mejora genética han venido trabajando históricamente, ¿verdad? 

-Es cierto. En ajo somos referencia nacional e internacional por el desarrollo de genética y de manejo de cultivo que hemos logrado. Estamos exportando genética de ajo y asistencia técnica a empresas de Australia, de Estados Unidos, Brasil y Bolivia.

Otros rubros donde se destacan los desarrollos de nuestros investigadores es en tomate y cebolla. En este caso, la mayoría de la cebolla que se cultiva en la Argentina es de una variedad obtenida por esta Experimental, la «VAL 14» (la Sintética 14). O en zapallo, que históricamente ha tenido un desarrollo muy importante en el INTA. Se destacan variedades específicas para deshidratar, en algunos casos desarrolladas en convenio con industrias deshidratadoras de la región.

También en aromáticas, como orégano, azafrán, tomillo, romero… que son especies en las que los privados tampoco están demasiado interesados porque no pueden tener la apropiabilidad. Pero son producciones que tienen mucha importancia en el Valle de Uco y en otras regiones. Sobre todo, el orégano.

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GENÉTICA. La Estación Experimental Agropecuaria INTA La Consulta (Mendoza) es reconocida por su trayectoria en la obtención de nuevas variedades de especies hortícolas. FOTO/GENTILEZA INTA Mendoza-San Juan.


-Desde hace unos años vienen creciendo, en la zona, inversiones en cultivos de frutos secos. ¿Están acompañando también a ese sector?

-En frutos secos hay una demanda muy fuerte de tecnología por parte de los productores. Particularmente en nogalicultura, que está teniendo un desarrollo notable. Estamos apostando a esta producción, que viene mostrando una importancia creciente, y acompañando con parcelas demostrativas y adaptación de variedades. Pero al mismo tiempo con la mira puesta en fortalecer, en esta nueva etapa de la gestión, nuestra capacidad para dar respuestas a las demandas de la Asociación de Productores de Frutos Secos.

-Estamos en tiempo difíciles, y probablemente los que vengan sean más difíciles aún. ¿Cómo se preparan para afrontar los escenarios futuros que -dicho sea de paso- parecen imprevisibles?

-Como organismo de investigación, nuestra premisa ha sido siempre tratar de responder a las demandas del momento, pero también tener una visión que supere la coyuntura. Por eso trabajamos con los equipos de Prospectiva, de Estudios Estratégicos, para tratar de ir un paso adelante.

Hay grandes desafíos que nos plantean las nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura de precisión, o a la mitigación de los efectos del cambio climático, por ejemplo. Es un ámbito que no tenemos desarrollado en esta Experimental, y uno de nuestros objetivos es iniciar un proceso en ese sentido, para ponernos «en punta».

De todos modos, en algunos sectores hortícolas tenemos que apuntar a consolidar a los productores en un escalón más, como una buena mecanización. Hay una fuerte presión hacia la mecanización por la carencia de mano de obra en tiempo y forma para algunos trabajos. Lo venimos viendo en otras producciones, y también se nota fuertemente en la horticultura.

Por supuesto, todo esto se lleva adelante sobre los lineamientos fijados en el Plan Estratégico del INTA: la investigación, la extensión, la vinculación tecnológica, la comunicación y el gerenciamiento dentro del Sistema de Ciencia y Técnica; y en alianza con los otros organismos de Ciencia y Técnica.

-¿Han comenzado a «explorar» estas líneas de trabajo para «no perder la punta», como dice usted? 

-Estamos trabajando en algunos aspectos de agricultura de precisión, sobre todo en actividades vinculadas con la producción de ajo, incluida la modernización de maquinaria, y también el tomate. Esto, estrictamente relacionado con la producción.

La comunicación es otro capítulo estratégico para esta nueva gestión. Apuntamos a generar un flujo permanente de información, para lo cual se está pensando en una plataforma regional. Sobre esto estamos trabajando con las otras organizaciones de Ciencia y Técnica de la Región, para que esa información esté directamente vinculada con la realidad y las potencialidades del territorio.


REFERENTE. La EEA INTA La consulta es referente internacional en la investigación en cultivo de ajo. Al punto que, cada dos años, reúne a productores e investigadores de varios países en el Curso-Taller que realiza desde hace más de 30 años. FOTO/ARCHIVO CAMPO ANDINO.


-¿Cuáles son las mayores debilidades que se observa en la producción de la zona?

-El agua es prioridad para nosotros; y aunque en el Valle de Uco podemos estar mejor que en otras, la cuenca es todo el río. Entonces, hay que evitar que la mejor situación que tenemos aguas arriba sea a costa del Tunuyán Inferior.

Por eso es que estamos trabajando en eficiencia de riego, porque hay muchos problemas en ese sentido; incluso hay que trabajar mucho en el mejor uso de los sistemas y equipos instalados, ya sean de riego por goteo o por pivote. Porque a veces, el hecho de tener tecnología no significa que se la esté usando bien. Tenemos que cuidar el agua, usarla bien, de manera que alcance para todos.

-Habló de una plataforma de información que está en desarrollo ¿Cuáles van a ser los contenidos?

-Están relacionados con el clima, calidad de suelos, posibilidades productivas. Esa información será pública y estará disponible en el corto plazo. Son muchas capas de información sobre lo territorial que andaban sueltas y que estamos tratando de integrar. Esto es a nivel Regional, no sólo en nuestra Experimental.

-¿Cómo van a llegar a los sectores productivos con esa información? Porque siempre fue complejo transferirla. Habrá que ver qué dificultades y qué oportunidades plantea esta nueva realidad que estamos viviendo.

-Enfrentamos el desafío que nos plantea un universo tan heterogéneo como es el de Internet, las redes sociales y las plataformas virtuales. Por eso va a ser necesario segmentar el mensaje en función de los potenciales destinatarios de esa información, y elegir los medios adecuados, que suelen tener un alcance diverso, por su mayor o menor nivel de masividad.

Nuestro objetivo es llegar tanto a los productores que llevan adelante una explotación comercial como a la comunidad, en general. Es decir, al que produce ajo o vino para exportación, por ejemplo, como -a través del Programa ProHuerta- a quienes producen para el consumo familiar, ayudándoles a mejorar las huertas caseras o comunitarias. En el medio, a un universo muy amplio de productores de escala diversa que trabajan exclusivamente con el mercado interno.

Entonces, deberemos comunicar de manera distinta y por medios distintos, pero tenemos que llegar a todos. El desafío es enorme. Hay que generar contenidos permanentemente, con la dinámica que tienen las redes y las plataformas de formación a distancia.

-¿Qué experiencia han tenido con esta modalidad de capacitación?

-En INTA hemos desarrollado muchos cursos a distancia. Pero hoy en día están teniendo una demanda enorme. Es necesario profundizarlos y sostenerlos en lo territorial con monitores locales.

El año pasado tuvimos una buena agenda de prácticas (por plataformas virtuales) con alumnos de escuelas agro-técnicas de la provincia de Mendoza.

Hasta ese momento lo hacían alguna en la Experimental o en la Agencia de Extensión más cercana a su lugar de residencia. Pero en 2020, ante la imposibilidad de hacerlo de manera presencial, se los vinculó a algunos de los cursos del Programa de Capacitación a Distancia con un tutor local, planteando cuestiones más concretas.

Todos tuvimos que hacer un gran aprendizaje, y nos queda mucho por delante, para hacer frente a esta nueva realidad con herramientas que, para la mayoría, no eran de uso frecuente. Afortunadamente, son tecnologías que no son ajenas a las nuevas generaciones, por lo que somos los menos los que tenemos que transitar ese aprendizaje.

JORNADAS TÉCNICAS. Productores, técnicos y proveedores valoran los encuentros «a campo», en la Experimental La Consulta del INTA, por su alto nivel técnico .

-Habló hace un momento de la escasez de mano de obra. Profundicemos un poco sobre ese punto.

-Es una debilidad que se hizo más evidente, también, durante esta pandemia. Porque todos los veranos llegan al Valle de Uco muchos trabajadores del Norte del país, sobre todo para cosechas y también para plantación de ajo. Desde octubre-noviembre hasta marzo-abril. Con la pandemia esto se complicó.

De allí la necesidad de alcanzar un mayor grado de mecanización de nuestros cultivos. No sólo con herramientas relativamente más sofisticadas, de agricultura de precisión, sino de mecanización convencional.

-¿Cómo cree que puede resolverse esta carencia?

-Estamos pensando en el desarrollo de empresas de servicios para ir hacia la mecanización de los cultivos con maquinaria convencional, pero también trabajando con jóvenes de la zona capacitados en mecatrónica por ejemplo (que es una opción de capacitación que tienen en el Valle), para facilitar la aplicación de tecnologías más modernas, vinculadas con la informática y los sistemas de precisión.

Esto permitiría no sólo empezar a resolver el problema de la falta de mano de obra, sino que también contribuiría a mejorar la eficiencia de las labores… y las haría más llevaderas, porque muchas veces exigen al trabajador un esfuerzo que esas tecnologías podrían alivianar.

-¿Qué nivel de vinculación tiene el INTA con la comunidad productiva de la zona?

-Estamos fortaleciendo los Consejos Asesores de la Experimental y de cada Agencia de Extensión para que lo que desarrollemos sea articulado con el medio y ellos realmente opinen y nos ayuden a decidir sobre las nuevas líneas de investigación y transferencia, sobre los convenios de vinculación que respondan mejor a las necesidades del medio. La idea es fortalecer permanentemente esa participación. Eso se complementa también con la consolidación de los equipos de gestión interna en la Experimental porque, evidentemente, no se trata de una gestión unipersonal, tiene que estar sustentada por el trabajo en equipo, con su responsable de Coordinación de Investigación, de Extensión, con las Agencias, y con los Consejos Asesores, que para nosotros son clave.

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