GANADERÍA
GESTIÓN
Sugieren segmentar mercados con una oferta diferenciada, a partir de la integración de la cría en el secano con la recría y el engorde bajo riego.
El volumen de carne bovina lo producen otras zonas del país, por lo que la posibilidad de diferenciación que ofrece la integración de la cría en el secano con la recría y el engorde bajo riego, debería abrir las puertas a una estrategia de segmentación de mercados, que involucre, también, a las plantas regionales de faena.
La idea (palabras más, palabras menos) fue expuesta por el doctor-ingeniero agrónomo Aníbal Pordomingo, coordinador del Programa Nacional de Producción Animal del INTA, durante el Foro Ganadero de Zonas Áridas y Semiáridas realizado a través de plataformas virtuales, al promediar la semana pasada.
Durante el encuentro, organizado por la Coordinación Regional Cuyo de Cambio Rural y los Centros Regionales de INTA Mendoza-San Juan y La Pampa-San Luis, Pordomingo había compartido el panel con el coordinador del Cluster Ganadero de Mendoza (doctor-médico veterinario Mauricio López Huerta), quien trazó un panorama sobre la situación de la ganadería bovina en la provincia cuyana, y con el doctor Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) y director del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), quien evaluó el escenario comercial del sector, desde la perspectiva de la Industria.
En su exposición, Pordomingo (que es investigador en la EEA Anguil, La Pampa), remarcó que la búsqueda de ese perfil propio de la producción ganadera en las regiones extrapampeanas, debe partir de atributos cualitativos como «la buena genética, para lograr terneros que crezcan bien al pie de la madre y sean capaces de alcanzar, luego, una buena relación músculo-hueso y un engrasamiento compatible con lo que demandan los mercados».
Aunque sobre este último punto, aclaró que no todos los mercados tienen iguales requerimientos y (antes que eso) admitió que en la Región hay «campos cuyas condiciones son extremadamente limitadas» para llegar a ese objetivo.

ANÍBAL PORDOMINGO instó a trabajar, particularmente en las zonas áridas y semiáridas, haciendo foco en sus fortalezas intrínsecas, como la calidad y la diversidad de ambientes. FOTO DE ARCHIVO/CAMPO ANDINO.
Pero entiende que esa indefinición de identidad regional (si es que cabe la expresión) es atribuible, en alguna medida, a que «la comunicación entre los eslabones de la cadena no es fluida, no es dinámica».
Advirtió en ese sentido, que hay «tendencia a mirar hacia el Este» del país, lo que constituye «una de las grandes debilidades» que es preciso resolver para ir en busca de ese «perfil propio» para la ganadería de la Región.
Apuntó, de hecho, a la vulnerabilidad estructural del sector, dada por una «baja diversidad de mercados y de productos»
Aníbal Pordomingo reconoció que el escenario actual «es complejo para todos». Porque, si bien estamos ante «un mercado interno firme» (aunque «en recesión») y un «mercado externo en lenta expansión» (claro que «sin expectativas de mejores precios»), hay «un alerta por la evolución de costos y precios quietos», por lo que «se hará difícil mantener la competitividad».
Pero subrayó que «las oportunidades están» por lo que alentó a trabajar, particularmente en las zonas áridas y semiáridas, haciendo foco en las «fortalezas intrínsecas, como la calidad y la diversidad de ambientes».
Asimismo, instó a «fortalecer las plantas locales de faena», y a «romper con el «doble estándar de faena doméstica y para exportación», para empezar así a resolver los problemas de competitividad de la industria.

EXPORTACIONES argentinas de carne bovina. Enfriada, congelada y procesada, sin menudencias. Enero-Abril, 2020 vs. 2019. Volumen en toneladas equivalentes res con hueso. Valor FOB, en miles de USD. Principales destinos. GRÁFICO/ANÍBAL PORDOMINGO.
En su intercambio con el auditorio, Pordomingo mencionó un par de temas vinculados con la productividad del rodeo de cría, sobre los que será interesante volver (para profundizar) en otra oportunidad.
Uno, que «tenemos tendencia -dijo- a ver la vaca flaca como apta para reproducir». Esto se relaciona con la manera como el productor percibe la condición corporal; y (dicho sea de paso) el hecho de no tener muy claro que «la oportunidad de la eficiencia del rodeo se da en los dos primeros meses».
El otro tema, es su propuesta de evaluar si no sería conveniente ir «corriendo» la época se servicio. Dice que (o eso entendimos, al menos) partiendo de un destete del 75% como aceptable (o en todo caso un piso aceptable) para estas regiones, habría que ver si no conviene cambiar el objetivo de un ternero/vaca/año, por el de un ternero cada 18 meses, en promedio.
Cree que es una opción que debería ser evaluada, porque tal vez permitiría tener un mayor control sobre el ciclo productivo y bajar la incidencia de la variabilidad de las condiciones ambientales (las lluvias, particularmente) sobre el sistema ganadero de cría.

EXPORTACIONES argentinas de carne bovina, 1990-2019. En toneladas equivalentes res con hueso. GRÁFICO/ANÍBAL PORDOMINGO.
A su turno, el presidente de la FIFRA y director del IPCVA, Daniel Urcía, habló del repunte del consumo en el mercado interno (aunque «va a ajustar por precio»); y vaticinó que «tanto China como el resto del mundo van a seguir demandando carne».
Señaló, asimismo, que «necesitamos imperiosamente ampliar el mercado externo»; y reclamó «políticas que alienten la producción» porque «las expectativas están latentes».
Al mismo tiempo, Urcía confió en que los problemas de competitividad del sector «se van a resolver más bien puertas adentro». Advirtió, en ese sentido, que «no hay lugar para la ineficiencia, porque los números son muy ajustados».
Sobre las cuestiones a corregir, el dirigente industrial admitió que hay que «mejorar las instalaciones frigoríficas» para poder procesar mayores volúmenes.
Apuntó, de paso, que «más frigoríficos no aseguran mejores precios al productor» primario; y denunció que más de 200 (de los 360 que están operando) «faenan muy poco y apelan a prácticas desleales».
Propone fijarse como objetivo fortalecer mataderos regionales para ponerlos en condiciones de exportar, sin dejar de atender a la demanda local. En otro orden, el director del IPCVA cuestionó el nivel de presión fiscal. Aseguró que «cada kilo de carne tiene más de un 30% de componente impositivo», a lo que hay que sumarle «el 9%» en concepto de derechos de exportación, en el caso de las partidas que van a mercados del exterior. «Todo esto repercute también en el precio al productor», sentenció.
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