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SANIDAD

El raspado de toros se activó, en Mendoza, por las lluvias en el semiárido

15 de noviembre de 2022

La toma de muestras para detectar venéreas en reproductores bovinos venía demorada. Era para no molestar a los animales, que estaban agobiados por la seca.


Desde mediados de la semana pasada se aceleró el ingreso de muestras al Laboratorio de la Fundación COPROSAMEN, en General Alvear, donde se analiza la eventual presencia de enfermedades venéreas en los rodeos mendocinos de cría.

El médico veterinario Gerardo Fernández, director técnico del Laboratorio, admitió que el Plan Toro venía con retraso. “El pico de ingreso de muestras lo tenemos en septiembre-octubre, que es cuando habitualmente se hacen los raspados, y es lo que se hace normalmente en las provincias vecinas también”, dijo.

En diálogo con Campo Andino, Fernández atribuyó la demora de este año a “los problemas de sequía que hubo en toda la región”. De hecho, “nos hemos comunicado con laboratorios de La Pampa y estaban en la misma situación; aunque nosotros venimos con este problema hace meses”.

Es que “cuando hay condiciones de sequía, al productor no le gusta molestar mucho a la hacienda, en general, y lo mismo ocurre con los toros, sobre todo cuando se los ve medio débiles… y directamente no se los encierra”, explicó el profesional.

MÁS DE 3.000 TOROS

Lo cierto es que, desde inicios de año y hasta el cierre de la semana pasada, habían ingresado al Laboratorio de la Fundación (a través de las distintas UEL distribuidas en el territorio de la provincia) 116 solicitudes de productores por un total de 3.100 toros. “Lo que no está mal -indicó- porque hemos venido haciendo 3.500 a 4.000 toros; y considerando como está el año…”

Esos 3.100 toros son la suma del stock de toros que tienen todos los productores que han ido a las UEL a retirar la solicitud. Luego, el veterinario va al campo; aparta los toros que están “rotos”, viejos, con problemas en las patas que les impiden saltar, o que no sean del gusto del productor o del asesor del campo; raspa a los que -en principio- considera aptos para servicio; y lleva las muestras al laboratorio.

De esos 3.100, los veterinarios habían identificado como aptos, y raspado (al cierre de la semana anterior), 1.779 reproductores. De ese total de muestras, el laboratorio había procesado ya 1.345 (correspondientes a 87 productores) Ese era, hasta el momento, el número de toros aptos para entrar a servicio, según la determinación analítica. Quedaban 434 muestras más, que comenzaron a ser analizadas esta semana. Otros, de los que han hecho los pedidos, todavía no han enviado las muestras al laboratorio.

Lo cierto es que la semana pasada hubo más movimiento (más ingreso de muestras), presumiblemente debido a las lluvias que llevaron alivio a algunos campos del semiárido mendocino, y que alentó a los productores a encerrar los animales. Por eso los laboratoristas estuvieron haciendo alrededor de 200 análisis por día.


GERARDO FERNÁNDEZ. El director técnico del Laboratorio de la Fundación COPROSAMEN, propone “que el raspado se haga, a más tardar, un mes después de la salida de servicio”, porque “no tiene sentido dejar comiendo, durante el invierno, a toros (…) que quizás no vayan a estar aptos para el siguiente servicio”. FOTO/CAMPO ANDINO.


EL MOMENTO OPORTUNO

El Plan Toro no se corta, pero el Dr. Fernández considera que “es un despropósito hacer un raspado una vez entrado diciembre…incluso mucho antes”, porque “si un toro está enfermo, al salir a reponerlo a cierta altura del año, ya no hay posibilidad de elegir un buen reproductor”.

Desde el punto de vista técnico, “soy de la idea que el raspado se haga, a más tardar, un mes después de la salida de servicio; incluso con las nuevas técnicas que disponemos, antes -a los quince días- sería posible hacerlo”. De manera que en marzo, abril o mayo… dependiendo del manejo que se haga en cada establecimiento, ya se pueden estar tomando muestras y enviándolas para que sean analizadas.

El director técnico del Laboratorio de la Fundación fundamentó este criterio en que “si estamos con el campo ajustado -desde el punto de vista de la capacidad de carga, por la disponibilidad de pasto- no tiene sentido dejar comiendo, durante el invierno, a toros que quizás no vayan a estar aptos para el siguiente servicio”.

Por eso, preguntó “¿Para qué dejarse estar tanto, si cuando haya que sacarlos del rodeo no vamos a tener dónde comprar otros que los reemplacen…? Mientras, cada uno estuvo comiendo lo que hubiera comido una vaca o dos… o se podría haber hecho una recría corta”.

Entonces, “si al mes de haber dado por terminado el servicio (que es aproximadamente cuando se realizan los tactos) se hace la observación de la condición de los toros, y el raspado de los que se vean mejor, directamente se dejan en el rodeo los animales aptos para el siguiente servicio”. De modo que “el animal que no va a dejar rédito no tiene que seguir comiendo; es un primer paso, muy importante, para administrar mejor el pasto disponible y eficientizar el manejo del rodeo de cría en nuestros campos”, finalizó el Dr. Gerardo Fernández.

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