GANADOS & CARNES
COYUNTURA
Representó, en febrero, 45,5% del total. La mayoría eran vaquillonas. Fueron sacrificados muchos vientres preñados. Aparte, la mortandad. Preocupa la zafra ’24.
VAQUILLONAS. Fue la categoría cuya faena registró el mayor incremento relativo interanual en febrero, 2023 vs. 2022. En términos absolutos, duplicó al número de vacas faenadas el mes pasado. FOTO/Revista Campo Andino & Agroindustria.
Con algo más de un 45% de participación en el total, la faena de hembras bovinas se ubicó en febrero, por tercer mes consecutivo, levemente por encima del techo considerado crítico para sostener el stock bovino en la Argentina.
Para mayor preocupación, el retroceso lo explica el sacrificio de vaquillonas (que duplicó en número a la faena de vacas el mes pasado) lo que aparece como señal poco alentadora en términos de perspectivas a mediano plazo, ya que son vientres nuevos que no van a estar para producir terneros en ciclos venideros.
Los datos surgen del Informe Económico Mensual de Febrero de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), difundido al promediar esta semana.
El reporte, que lleva la firma del presidente de la entidad, ingeniero Miguel Schiariti, expone -como lo hace mensualmente- los indicadores económicos sectoriales, desagregados básicamente en tres capítulos: faena vacuna y producción de carne; consumo interno; y dinámica de los precios minoristas.
En un avance de los datos más duros (que se muestran en detallados gráficos), el propio Schiariti señala que «la actividad de la industria frigorífica vacuna se mantuvo en un nivel elevado durante el segundo mes del año».
Precisa que «el total de cabezas faenadas fue de 1,048 millones (un millón 48.000), un número que resultó 5,3% superior al de enero, cuando se corrigen las estadísticas por el número de días laborables». En la comparación interanual esto representa «un incremento del total faenado de 7,6%».
Por otra parte, «la proporción de hembras en la faena total volvió a ubicarse levemente por encima del límite superior del intervalo compatible con el sostenimiento del rodeo vacuno por tercer mes consecutivo (45,5%)».
El reporte de CICCRA consigna que el mes pasado fueron faenados 571.300 machos, es decir 2,4% más que en febrero de 2022 (13.500 cabezas). De ese total, 470.100 fueron novillitos (1,9% más que un año antes), y 86.000 fueron novillos, lo que representa un incremento interanual de 9,4%.
En lo que respecta a las hembras, la faena totalizó 476.800 cabezas en febrero de este año. Ese número indica un crecimiento de 2,6% en doce meses, y representó 45,5% de la faena total del mes pasado.
Al desagregar el dato, el Informe de CICCRA detalla que 319.600 fueron vaquillonas (12,6% más que en febrero de 2022); mientras que la faena de vacas sumó 157.200 ejemplares, «lo que representó una contracción de 13,1% anual».
Al interpretar esa relación Schiariti apunta que eso «compensa parcialmente el incremento de la faena de vaquillonas». Pero podríamos intentar abstraernos del número frío y hacer foco en sus implicancias.
Porque habría que ver si la mayor faena de vaquillonas -que, seguro, se ha dado principalmente por la necesidad de aliviar los campos, castigados por la seca- podría estar dando señales no muy alentadoras sobre el ánimo de los criadores en términos de perspectivas a mediano plazo. Porque son vientres nuevos que no van a estar para producir terneros en ciclos venideros.
El reporte junta, además, los números del primer bimestre del año. De sumar enero y febrero, surge que «la faena total ascendió a 2,24 millones de cabezas de hacienda vacuna».
Señala que «en relación a enero-febrero de 2022 se observó un incremento de 9,7%, corrigiendo los datos por el número de días laborables». También en el bimestre, «la participación de las hembras en la faena total equivalió a 45,4% (+0,3 puntos porcentuales interanuales)».

De hecho, en otro de los capítulos del Informe, Schiariti pone en perspectiva histórica los datos de la faena de hembras. Al hacerlo, apunta que, el de 2023 está entre los febreros con mayor participación de hembras en la faena total, considerando los últimos treinta y cuatro (esto es, desde 1990).
Agrega que «para tener un punto de comparación, fue (sólo) entre cuatro y cinco puntos porcentuales inferior a los máximos de 2008, 2009, 2019 y 2020, en tanto que resultó similar a las ratios de 2010 (46,0%) y 2007 (45,5%)».
El ingeniero Schiariti atendió la consulta de Campo Andino, este sábado, vinculada con algunos detalles del informe difundido por CICCRA al promediar la semana. Durante el diálogo, el empresario recordó que «en los años 2008 al 2010, la enorme liquidación (producto de la sequía y las políticas del Gobierno de entonces, a través de la Secretaría de Comercio), llevó la faena de hembras al 51%, y a perder los doce millones y medio de cabezas que todavía no logramos recuperar».
El presidente de CICCRA aclaró que, en cada informe mensual, y aparte de las otras facetas del sector de ganados y carnes, «mostramos sólo los números de la faena, pero si usted analiza que este año hubo una fuerte mortandad de animales en todo el país (algo que no tenemos cuantificado), habría que ver cuántas vacas ya no están por esa razón».
Por otra parte, reveló que «ha venido saliendo mucho vientre preñado, que estaba perdiendo estado» y que «por eso se ve mucho nonato en las plantas industriales». De paso, hizo foco en la mayor faena de vaquillonas durante el mes pasado. «Me preocupa eso, -dijo Schiariti a Campo Andino- pero no puedo juzgar la decisión de cada productor, que ha tenido sus razones».
Señaló que «la gente seguramente sacó esas vaquillonas -muchas de las cuales las habría tenido para reproductoras en el próximo año- pero si no tenía qué darles de comer… tuvo que mandarlas al mercado». Reconoce que esta situación va a derivar en «un aumento más lento del número de reproductoras, que se va a demorar entre un año y medio o dos años».
Otra incógnita para el ingeniero Schiariti es «cuál va a ser la caída de la producción de terneros» con vistas a la zafra 2024. «Tendremos que esperar un par de meses hasta que la mayoría de los campos que están tecnificados hayan hecho los tactos, y a partir de ahí hacer una estimación». Pero aclaró que será una aproximación, y de ninguna manera datos ciertos y concluyentes.
Finalmente aclaró que, con los amarillos en los gráficos contenidos en el informe de febrero (los referidos a la faena de hembras), «estamos señalando que hay que prestar atención a los números, aunque todavía se mantienen dentro… o muy cerca del rango de mantenimiento de stock”.
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