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INTA presentó un mapa del estado de fertilidad de suelos del NOA y del NEA

17 de julio de 2024

La edición 2024 de ese relevamiento mostró fuerte reducción de materia orgánica y el consecuente riesgo de erosión y déficit de nutrientes, con preocupante impacto en la producción agrícola de esas dos regiones de Argentina. Recomendaciones de manejo.

QUÉ HACER. Para atenuar el impacto de algunas de las carencias detectadas, desde el INTA recomiendan aumentar la incorporación de carbono al suelo con prácticas como la intensificación de las secuencias, los cultivos de cobertura y las pasturas. FOTO / GENTILEZA INTA Informa.


Conocer indicadores relacionados con la salud de edáfica, como contenido de materia orgánica, pH y concentraciones de macro y micro-nutrientes del suelo en una región, permite ajustar las prácticas de fertilización y de manejo a las necesidades de cada cultivo y alcanzar su máximo potencial de rendimiento.

Por esto, un equipo de investigación del Instituto de Innovación para la Producción Agropecuaria y el Desarrollo Sostenible (IPADS) del INTA Balcarce (en la provincia de Buenos Aires) y de Fertilizar A.C., relevó el estado de los suelos de dos importantes regiones productivas: el Noroeste y el Noreste de Argentina.

Un reporte de INTA Informa (uno de los canales de comunicación del organismo nacional) señala que el trabajo, realizado con «el aporte financiero de la Asociación Civil Fertilizar y Anglo American» tuvo por objetivo «aportar información para la adopción de prácticas agrícolas eficientes y un adecuado manejo del suelo y de los nutrientes para mantener su productividad y salud».

Recuerda, de paso, que «los nutrientes (…) son fundamentales para diferentes procesos metabólicos relacionados con la productividad de las plantas», y que «la deficiencia de alguno puede incidir en la eficiencia de uso de los demás, por lo que es necesaria la nutrición balanceada de los cultivos».

EL ESTUDIO REALIZADO

El informe señala que Hernán Sainz Rozas -especialista en Fertilidad de Suelos y Fertilización de Cultivos del INTA Balcarce– y su equipo, se enfocan en conocer las concentraciones de macro y micronutrientes que posee el suelo en una región, para ajustar las prácticas de fertilización y de manejo que resulten más eficientes en términos productivos.

En el caso de este relevamiento, estuvo focalizado en las regiones del NOA y NEA, y los resultados están contenidos en la Edición 2024 del denominado Mapa de Nutrientes, que permite conocer el estado de situación -en esa materia- de las tierras en producción y potencialmente productivas de gran parte de la franja norte del territorio nacional.

El relevamiento del NOA y NEA incluyó 349 sitios, seleccionados mediante una grilla de 25 por 25 kilómetros en áreas predominantemente agrícolas. Las muestras de suelo fueron analizadas tanto en condiciones prístinas (sin alteración de su naturaleza original) como bajo uso agrícola.

Se midieron la materia orgánica, el calcio, el magnesio, el pH, los macronutrientes y los micronutrientes. Los resultados fueron mapeados con los métodos de interpolación que mejor predijeron los valores de las variables estudiadas.

CARENCIAS QUE PREOCUPAN

«El estudio reveló que, respecto a los suelos prístinos, se determinó una reducción del 14% al 35% de la materia orgánica (MO) en toda la región NOA y NEA, lo cual incrementa la susceptibilidad del suelo a la erosión y disminuye el abastecimiento de nitrógeno y azufre, impactando en la producción agrícola», detalló Sainz Rozas.

Explicó que, a partir de los resultados del estudio, «se recomienda aumentar el ingreso de carbono al suelo con prácticas como la intensificación de las secuencias, los cultivos de cobertura y las pasturas» .

Además, y siempre con el objetivo de mantener la salud del suelo y su productividad «se debe monitorear permanentemente el pH de los suelos ya que es un factor clave en la disponibilidad de nutrientes», recomendó el especialista.

EL DÉFICIT EN NÚMEROS

En esta línea, se determinó un incremento del pH del suelo que puede llevar a incrementar las deficiencias de algunos micronutrientes (hierro y zinc). Por otra parte, la disponibilidad de fósforo se redujo del 15% al 62% en comparación con los suelos prístinos.

Los cationes básicos como el calcio, el magnesio y el potasio se redujeron del 1% al 15%, del 3% al 20% y del 6% al 33% respecto de los suelos prístinos, respectivamente, según el reporte.

En cuanto a los micronutrientes, el cinc y el boro fueron los que más se vieron afectados por la agricultura, con reducciones de hasta el 79% y 61%, respectivamente, respecto a los suelos prístinos. Por lo tanto, una vasta área de los suelos del NOA y NEA podrían presentar deficiencias.

En cuanto al hierro, el área central de Santiago de Estero mostró suelos con valores que podrían ser deficitarios.

Para conocer el detalle el estado de situación en cada caso, se sugiere incluir en los análisis de rutina del suelo a los cationes básicos mencionados, principalmente el potasio, y también en algunas áreas los micronutrientes potencialmente deficientes como el zinc, el boro y el hierro.

Luego de 6 años -desde su última edición-, también se comenzará con un nuevo relevamiento de los suelos de la región pampeana.

Los resultados, comparables con el periodo 2011-2018 del último registro, serán útiles para analizar la evolución de variables relacionadas con la fertilidad desde el 2018 hasta el momento y, a su vez, serán comparables con el relevamiento del NOA y NEA, por lo que se espera construir el Mapa de Nutrientes de la Región Productiva Argentina.

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