AGROINDUSTRIA

COYUNTURA

La ciruela cerró el ciclo agrícola con muy buena calidad, pero precios bajos

4 de abril de 2023

Destacan condiciones de firmeza, nivel de azúcar y tamaño. Aunque, con menos volumen y valores planchados, faltarán recursos para las labores en el campo.

VARIABILIDAD. Los rendimientos parecen haber variado -hasta significativamente- entre montes relativamente cercanos entre sí, e inclusive en distintos cuarteles, dentro de una misma propiedad. Sobre el volumen de materia prima disponible, el promedio provincial, aunque menor que la temporada anterior, podría no haber registrado una variación interanual significativa. El problema es que van 4 ó 5 cosechas por debajo del potencial teórico de los cultivos. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Transcurrido poco menos de un mes desde el final de cosecha de ciruelas para deshidratar en Mendoza, el cierre del año agrícola deja un sabor agridulce, al menos en el sector de la producción primaria.

Sobre todo, el de los fruticultores que decidieron vender en fresco o por alguna circunstancia no tuvieron la opción de secar parte de lo producido, ni cerraron algún tipo de acuerdo con la industria, a la espera de mejores condiciones.

Es que, los montes entregaron fruta con muy buenos parámetros de calidad, pero -una vez más- el volumen obtenido se sostuvo por debajo del potencial de los cultivos y, para empeorar las cosas, el precio de la producción primaria habría quedado planchado, en algunos casos sin llegar a igualar, siquiera, los valores de hace un año.

Esto, frente a un incremento de costos que, en ciertos componentes llegó a duplicarse -o más- hacia el final del ciclo. Por ejemplo, la cosecha manual -modalidad prevalente en los montes mendocinos- que se habría llevado, en muchos casos, no menos de un tercio del deprimido valor que habría percibido el productor por su fruta.

Así, aunque sería temerario intentar un balance de ciclo completo del sector, porque ahora se pone en marcha la fase comercial-exportadora de la temporada 2022/2023, del relevamiento inicial que hicimos desde la Redacción de Campo Andino surge que un número -no precisado, pero tampoco menor- de productores primarios, vería muy comprometida su capacidad para financiar las labores del nuevo ciclo agrícola.

En términos de las expectativas de performance del negocio durante los meses que vienen, hay dos cuestiones importantes por develar a lo largo de los próximos 30 días, más o menos.

La más inmediata tiene que ver con una eventual mejora de las condiciones de competitividad cambiaria. Habrá que esperar los anuncios que deberían llegar, este miércoles, desde el Ministerio de Economía de la Nación.

El otro asunto -vinculado con la oferta global, en este caso- está relacionado con las expectativas de cosecha en el Hemisferio Norte. Esto, sin considerar cómo se comportará la demanda internacional a lo largo del año, lo que ya es harina de otro costal.

Es cierto que, en principio, todo esto interesa directamente a la industria exportadora de ciruela deshidratada. Pero eventualmente podría tener impacto en algunos productores primarios, al menos en los que hayan entregado la fruta fresca sin arreglar precio, o en los que hayan acordado algún reconocimiento, condicionado a eventuales mejoras en las condiciones de mercado.

Pero, por lo pronto, veamos cómo se dio el ciclo agrícola 2022/2023 de ciruela para industrializar, de acuerdo a lo que se desprende de las consultas a nuestros referentes en distintas zonas de la provincia de Mendoza.


LA INDUSTRIA, en tanto, sigue procesando la fruta de la temporada, mientras se aguardan dos definiciones de interés para los negocios con el exterior. Una, el anuncio -se supone que este miércoles- de cierta mejora en la competitividad cambiaria. Otra -en próximas semanas- la estimación de cosecha en el Hemisferio Norte. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

LA PRODUCCIÓN DEL ESTE

Desde el Este de Mendoza, que reúne alrededor del 14% de la superficie cultivada en la provincia, el ingeniero agrónomo Jorge Garbuio, responsable técnico en Vitivinícola Mayce Group S.A., dijo a Campo Andino que en esa zona esta campaña «ha sido peor que el año pasado, con una cosecha algo menor», porque «estuvimos muy golpeados por las heladas tardías, que comprometieron muchísimo la producción».

«Si bien es cierto que hemos tenido altibajos en los últimos años… éste fue pésimo», se lamenta; y remarca que «fue notable la variabilidad de la producción, por zonas, e inclusive en distintos cuarteles, dentro de una misma finca».

Puso como ejemplo el caso de un productor que en una finca de El Divisadero (San Martín) en algún cuartel llegó a cosechar 35.000 kg/ha con un promedio de 25.000 kg/ha; y a 2 km de allí, en otra propiedad –ubicada en Alto Chapanay-, el rendimiento bajó a 7.000 kg/ha.

Aclaró, eso sí, que los más altos rendimientos se logran -como en este caso- «haciendo defensa pasiva y activa; manteniendo el estado hídrico de la planta con riego por goteo y aplicando bioestimulantes… es decir, disponiendo de un paquete tecnológico que, por otra parte, necesita de buena espalda financiera».

«Otros productores -comentó Garbuio- han cosechado entre 1.500 y 2.000 kilos en la zona de Rivadavia, en La Florida, y nosotros, en Junín, hemos tenido un rendimiento promedio de entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea, lo que equivale al 10% del potencial de la finca».

Refiere que «muchos productores han estado en situación similar, y otros, pueden haber cosechado un 30% del potencial». Al final de la cuenta, el profesional estima que «la producción del Este pudo haber fluctuado, este año, entre 5,5 y 6 millones de kilos».

AQUILES LUCCHINI aseguró que «a pesar de que hubo muy poca agua para regar, la planta retuvo mucho la fruta, y hemos tenido muy buen contenido de azúcar, buen color, buena piel, buenos calibres y mucha firmeza». Resumió que «la calidad fue superior».

LA COSECHA EN EL SUR

Desde San Rafael (que junto con General Alvear suman el 84% del área cultivada, según el último censo), el ingeniero agrónomo Aquiles Lucchini, responsable técnico de los cultivos de ciruela para deshidratar de Frutas Proa, estima que en el Sur mendocino el volumen de producción «ha sido algo menor que el del año pasado», aunque no arriesgó cuánto menos se cosechó esta temporada.

En diálogo con Campo Andino, el profesional señaló que «había fincas con tan pocos kilos, que tenían poca gente» cosechando. «En las partes más bajas del distrito Cuadro Benegas había poca ciruela, y ahí empezaron entre el 10 y el 12 de febrero, y en dos semanas habían terminado» la recolección, apuntó.

En las plantaciones que tiene Frutas Proa, la situación fue distinta. En la Cuesta de los Terneros (San Rafael) la cosecha había empezado el 1° de febrero y habían levantado los últimos frutos alrededor del 3 de marzo.

Es un caso particular, porque son muchas hectáreas, y tienen que arrancar más temprano para llegar al final -en otros establecimientos de la firma- con la fruta en condiciones y asegurando un proceso de secado eficiente, una vez encendidos los hornos. Pero aseguró que en algunas fincas de la zona baja hubo cosecha hasta mediados de marzo.

También desde el Sur, Omar Alonso Suganuma acercó -en cambio- alguna estimación de la merma que sufrió este año la producción de ciruelas. Antes, y como dato de referencia, recordó que «la cosecha de ciruela normalmente empieza en los primeros días de febrero y se extiende durante 40 a 45 días, pero este año (en las zonas que tuvo oportunidad de recorrer) duró como máximo 25 días… en muy pocos huertos terminaron de cosechar a fines de febrero».

Alonso, que preside la Específica de Industria de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear, dijo a Campo Andino que «por las heladas (que en la Zona Sur provocaron más daño que el granizo), hemos perdido alrededor del 65% de la cosecha… y no sé si hemos llegado al 35% de la producción potencial».

Calcula que en toda la provincia se cosechó el equivalente a entre 12.000 y 15.000 toneladas deshidratadas. «Si hubiera que poner un número, podríamos hablar de unas 40.000 toneladas de fruta fresca, lo que equivaldría a unas 13.000 toneladas de ciruelas deshidratadas», resumió.

JORGE GARBUIO comentó que, aunque al momento de ser consultado el precio estaba aún sin definir, «se hablaba de un promedio de $ 90 el kilo» de fruta en fresco. Pero aseguró que «la mayoría -de los productores del Este de Mendoza- ha entregado la ciruela en consignación». Prevé que «va a ser un año muy largo… y difícil».

MUY BUENA CALIDAD

La buena noticia, este año, vino por el lado de la calidad, que fue «muy buena», dijo Alonso. Es lo que destacan, también, Lucchini y Garbuio quien, desde el Este, señalaba que «si hay algo que sorprendió este año fue la firmeza del fruto». Para dar una idea, comentó que en la finca de Junín hicieron cosecha asistida, y tuvieron que parar una semana las máquinas vibradoras porque la fruta no se desprendía de la planta.

Con algún detalle adicional sobre el mismo punto, Aquiles Lucchini comentó a Campo Andino que «la calidad fue superior»; variables como calibre, color, firmeza y contenido de azúcar «fueron excepcionalmente buenas» por lo que, en ese sentido, considera que «es un año atípico».

Recordó que «fue una temporada con un ambiente muy caluroso y muy seco y, a pesar de que hubo muy poca agua» para regar, «hemos tenido muy buen azúcar, mucha firmeza y la planta retuvo mucho la fruta».

Este año «no tuvimos que levantar ciruela del piso». En esto «coincidimos con varios colegas, pero no sabemos a qué atribuirlo». Hasta los últimos días de cosecha «seguíamos con la misma presión en las máquinas porque si no, la fruta no caía, y eso se vio en todos los cuarteles, independientemente del estado en el que se hubiese encontrado el cultivo». Por otra parte, «tuvimos buen espesor y buena calidad de piel lo que es muy importante en la ciruela, lo que le permite soportar el proceso de secado y tiernizado».

EL PRECIO, «PLANCHADO»

Pero, al margen de la calidad de la fruta que entregaron las quintas esta temporada, el ingeniero Lucchini apuntó que «este no fue un buen año en términos de precios, que fueron muy bajos». Señaló que «se ha pagado entre $ 90 y $ 100» el kilo de fruta fresca.

El número que maneja su colega Jorge Garbuio, es coincidente. Aunque hasta el momento en que dialogamos con él el precio estaba aún «sin definir», señaló que «se hablaba de un promedio de $ 90 el kilo» de fruta en fresco. Pero aseguró que «la mayoría -de los productores- ha entregado la ciruela en consignación, esperando que mejoren las condiciones del mercado… y el precio».

También refiere esa cifra el alvearense Alonso Suganuma. «Los precios cayeron enormemente», dijo. Recordó que «por la ciruela de la cosecha 2022 se pagó entre $ 100 y $ 110 (y hasta $ 120 algunas operaciones), y este año no superó los $ 90» por kilo de la fruta en fresco.

OMAR ALONSO SUGANUMA advirtió que «en los últimos 4 ó 5 años vamos para abajo en la producción». Estima que «entre San Rafael y General Alvear hemos perdido más del 15% de la superficie plantada» respecto de los datos del último censo. «Es más lo que se pierde que lo que se recupera en plantaciones nuevas». FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

CÓMO AFRONTAR EL AÑO

Alonso ve un año difícil por delante. «Habrá que tratar de vender la fruta de mejor calibre (que puede representar el 40% de la producción de este año), pero sólo para poder subsistir». Eso quiere decir que «el 60% es de calibres chicos y medianos, y eso es preocupante», apuntó.

El presidente de la Específica de la Industria de la Cámara de Alvear se lamenta porque «en los últimos 4 ó 5 años vamos para abajo en la producción». Estima que «entre San Rafael y General Alvear hemos perdido más del 15% de la superficie plantada» respecto de los datos del último censo. Concluyó que «es más lo que se pierde que lo que se recupera en plantaciones nuevas, de hecho, los viveros están haciendo cada año menos plantas de ciruela».

El ingeniero Garbuio -que, por otra parte, asesora a algún productor en forma particular y, además, coordina el Grupo de Cambio Rural de Ciruela para Industria del Este- ve, también, «un año complejo de afrontar».

Subrayó que «la mayoría ha entregado la ciruela en consignación» y, «si bien tenemos los 90 pesos de referencia y existe la expectativa -pero también la incertidumbre- de que se pueda lograr un poco más… si nos manejamos con esos 90 pesos el kilo, va a ser un año muy largo… y difícil».

El referente técnico del Este mendocino advirtió que «hay productores que van a poder hacer muy poco… o nada». Esto es, «van a regar y a podar lo mínimo, o no podar y sólo eliminar las partes secas, porque el costo en mano de obra es muy alto». Cree que «será preferible mantener la sanidad de las plantas, regar, tratar de hacer alguna fertilización… y hasta ahí nomás».

Pero entiende que «muchos productores… ni eso; y lamentablemente van a seguir en ese círculo de poca fruta para cosechar (al margen del precio); sin recursos para realizar las tareas que requiere el cultivo ni capacidad para invertir, por ejemplo, en sistemas de riego que permitan atenuar la creciente escasez de agua y, en consecuencia, menos capacidad de producción para el año siguiente».

Ambos referentes coinciden en advertir sobre el deterioro de la actividad, con las últimas 4 ó 5 temporadas que, para muchos, han sido de quebranto. Este año, con un agravante: aparte de haber cosechado -hablamos de la media provincial- mucho menos que el potencial teórico de los montes, el precio de lo producido se planchó en los valores de hace un año, frente a un fenomenal incremento de costos que ya fue necesario afrontar para cosechar y procesar esa misma producción… y a los aumentos que sufrirán los precios de los insumos y la mano de obra (que es escasa) para hacer frente a las labores culturales del nuevo ciclo agrícola.

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