AGUA & RIEGO

PERSPECTIVAS

La escasez de agua en Cuyo podría extenderse al menos durante 10 años

24 de diciembre de 2021

Así surge de un documento emitido por investigadores del INTA, de la Universidad Nacional del San Juan y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.


El Equipo Interinstitucional del Agua conformado por especialistas del INTA, de la Universidad Nacional de San Juan y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, advirtió sobre la necesidad de tomar conciencia de la escasez de agua que afecta a la región de Cuyo, y de emprender acciones urgentes para ser más eficientes en el uso y la conservación del recurso.

En un documento difundido desde el área de Comunicación de la Estación Experimental Agropecuaria INTA San Juan, los investigadores apuntaron que, cuando se realizó el pronóstico de escurrimiento en octubre de este año, se confirmó la escasez de nieve precipitada y, consecuentemente, la proyección de agua disponible para el ciclo 2021-2022.

La situación es de tal gravedad que, según los estudiosos, particularmente esa provincia (en la que focalizan el diagnóstico y una serie de recomendaciones) se encuentra ante una crisis hídrica cuya magnitud no registra precedentes.

SE ACHICAN LOS GLACIARES

Tras recordar que el agua que irriga los diferentes oasis sanjuaninos tiene origen, exclusivamente, en la nieve precipitada durante el invierno en la alta cordillera, los científicos pusieron énfasis en el preocupante resultado preliminar de los trabajos realizados en los glaciares que alimentan la cuenca del río San Juan.

En ese sentido, puntualizaron que, teniendo en cuenta los últimos 5 años, «se observa una rápida pérdida de áreas de los cuerpos de hielo que, para el caso de los glaciares descubiertos, es aproximadamente del 20%, y para los manchones de nieve, supera el 50%».

Aclararon que estos altos valores son consecuencia de la disminución de las precipitaciones y el aumento de la temperatura media ambiente que se registra en la región.

LA REGIÓN, MUY COMPROMETIDA

En cuanto al efecto del cambio climático, el documento recuerda que «ya en la tercera Comunicación Nacional de la República Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en noviembre de 2015, se presentaba a las provincias andinas de Mendoza y San Juan como una de las zonas más vulnerables del país».

Por otra parte, el informe señala que la actividad solar (que se cacteriza por ciclos que duran varios años) repercute en los caudales del río San Juan; y advierte que el impacto negativo del ciclo actual podría extenderse al menos durante una década.

Teniendo esto en cuenta, indica que «los modelos de simulación utilizados prevén caudales similares a los de estos últimos 10 años».

OPTIMIZAR RECURSOS TECNOLÓGICOS

El Equipo Interinstitucional del Agua subraya la necesidad de aprovechar al máximo las herramientas tecnológicas disponibles para optimizar el uso del recurso hídrico.

Por un lado, destaca la importancia de los instrumentos satelitales (como la constelación argentina SAOCOM 1) para monitorear el estado de humedad de los suelos, en particular en los oasis irrigados de zonas áridas y semiáridas.

Explica que la información obtenida permite «detectar la evolución temporal y la variabilidad espacial de la disponibilidad hídrica de los suelos, lo que constituye una excelente herramienta para la toma de decisiones».

CONTROL TELEMÉTRICO DE COMPUERTAS

Por otra parte, recomienda que «para hacer una distribución eficiente de agua adaptada a las necesidades reales de los agricultores y sin desperdiciar el recurso, es imperioso invertir en un sistema con compuertas frontales manejadas con control automático en tiempo real y controlado por vía telemétrica».

Ésto permitiría «operar sobre el sistema de distribución por demanda y no por oferta como se realiza actualmente».

ASIGNACIÓN DE DOTACIONES

En otro plano, los especialistas entienden que «las dotaciones anuales de agua deben ser asignadas de una manera volumétrica en

función de las superficies con derecho efectivo y de acuerdo a una planificación hidrológica de carácter plurianual».

Por ello, consideran necesario «elaborar un protocolo de definición de volúmenes a entregar en función de pronóstico de derrames, cuyo criterio principal debería ser la entrega de los volúmenes estrictamente necesarios y que, además, permitan la recuperación paulatina de los diques».

Además, «medir y controlar los flujos y volúmenes a través del sistema, de modo de contabilizar y flexibilizar las entregas».

Junto con ello, confeccionar un padrón de riego actualizado a los derechos efectivos, y un registro anual de superficies cultivadas y la consecuente demanda temporal de agua.

SIN PÉRDIDAS, FUERA E INTRAFINCA

Por otro lado, los referentes del Equipo Interinstitucional del Agua remarcan la necesidad de realizar obras básicas, como «reparar pérdidas por infiltración en los cauces de canales y en compuertas», y «la limpieza periódica de los canales para evitar desbordamientos».

En zonas urbanizadas, «se recomienda entubar los canales para evitar la contaminación de los cursos de agua».

Por otra parte, «al igual que ocurre en otros desiertos del mundo, los agricultores que aún no lo han hecho deben convertir sus sistemas de riego a sistemas más eficientes (mangas, riego por pulsos, goteo o una combinación de ellos)».

Pero apuntan que «esta reconversión necesita de fuertes inversiones que no todos los productores podrán afrontar, por lo que es imperioso plantear planes de contingencia económica que permitan realizar el cambio».

AGUA SUBTERRÁNEA

En lo que respecta al agua subterránea almacenada en los acuíferos sanjuaninos, revelan que «sólo es técnicamente posible explotar el 5%, aprovechando las perforaciones existentes».

Explican que en el Valle del Tulum (San Juan) hay alrededor de 8.000 pozos, y advierten que «extraer agua subterránea sin realizar recargas desequilibra el balance hídrico del acuífero en forma instantánea». Así, «esta sobreexplotación puede afectar no sólo los niveles freáticos sino la calidad del agua, con riesgo de provocar la salinización del reservorio».

Los especialistas entienden que «el agua subterránea que se extrae debería ser estrictamente controlada y utilizada en forma conjunta con el agua superficial disponible para evitar vaciar los acuíferos», ya que esto último pondria en riesgo la sostenibilidad del sistema.

CONSIDERACIONES GENERALES

Finalmente, el Equipo Interinstitucional del Agua conformado por especialistas del INTA, de la Universidad Nacional del San Juan y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, deja una serie de recomendaciones que resumimos a continuación.

Es indispensable que los organismos gubernamentales implementen un sistema de información permanente durante la crisis, comunicando a la población, periódicamente, sobre los indicadores de disponibilidad de agua.

Esos indicadores son: caudal el río San Juan, niveles de los embalses, volúmenes realmente disponibles, coeficientes de entrega a cada canal, niveles de acuíferos, probabilidad de lluvias, estado de nieves y glaciares.

Se sugiere concretar un balance hídrico del sistema, como condición básica para la generación de políticas que integren el agua, el suelo, la energía y la producción. Asimismo, avanzar en la determinación de la huella hídrica de las distintas actividades económicas productivas; y coordinar acciones que vinculen la política energética y la hídrica, así como también el manejo del agua superficial y subterránea.

Considerando que el agua es un elemento fundamental, no sólo para los productores de San Juan sino para la vida de toda la población, desde este equipo de trabajo se propone valorar ambiental, social y económicamente al recurso más escaso y estratégico de la provincia, y pensar en el problema de la crisis hídrica a corto, mediano y largo plazo. Además, hay que trabajar para optimizar el uso domiciliario y los sistemas de riego en los oasis y luego en una perspectiva de cuenca, pensando en la restauración ecológica de las cuencas de los ríos de San Juan; y coordinar, consensuar y difundir buenas campañas del uso de agua también es parte del camino para paliar juntos esta crisis, sostienen los especialistas.

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