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Una investigación de la consultora Veintemillas, que recoge el Observatorio Vitivinícola Argentino, hace foco en los factores que en mayor medida incidirán en el perfil del negocio.
NUEVOS productos y presentaciones, y nuevas experiencias, son parte de las tendencias de consumo que ven los especialistas en el mercado del vino. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

La revolución tecnológica en la producción de alimentos y el surgimiento de nuevos patrones de consumo sostenible, en un escenario marcado por el permanente incremento de costos y de la inflación, la inestabilidad política en el mundo y el impacto del cambio climático, son algunas de las claves para entender la evolución que podría tener el negocio global del vino en 2024.
El tema fue abordado en un trabajo realizado por la consultora Veintemillas, especializada en creación de marca y marketing estratégico, cuyos tramos salientes publicó el su sitio web el Observatorio Vitivinícola Argentino.
La investigación se centró en los factores que incidirán en el negocio del vino y las bodegas en 2024, con el objetivo de tener herramientas que permitan planificar de manera más eficiente las campañas y acciones que realizan las empresas. Identificaron 10 tendencias, que, al parecer, serán determinantes.
La industria vinícola se enfrenta a desafíos sin precedentes debido al cambio climático. Una tendencia en alza que se refuerza en 2024 es que, para atenuar el impacto de este fenómeno, se está optando por elaborar vinos más frescos mediante vendimias tempranas.
La vendimia anticipada permite cosechar la uva en etapas más tempranas de su maduración, conservando así niveles óptimos de acidez y frescura. Esto contrarresta los efectos del calor extremo, que pueden comprometer la calidad del vino.
Los enólogos y viticultores han observado una aceleración en el ciclo de maduración de la uva por el aumento de temperaturas. Para adaptarse, están optando por una vendimia más temprana como estrategia para preservar la calidad y el equilibrio del vino.
Esta tendencia hacia vinos más frescos implica un cambio en las prácticas tradicionales de vendimia, pero muestra el compromiso de la industria vinícola con la sostenibilidad y la preservación de la identidad de sus productos frente al desafío del cambio climático, señala el reporte.
El segundo punto que destaca el trabajo de la consultora Veintemillas, va en línea también con el tema de la sostenibilidad. En este caso, relacionado con la reducción del peso de las botellas.
Esto se explica porque, «al disminuir la cantidad de vidrio utilizado en la fabricación de las botellas, se reduce significativamente la cantidad de energía necesaria para su producción, además de disminuir las emisiones de carbono asociadas al transporte» señala.
Apunta entonces que «las bodegas que adoptan envases más ligeros demuestran un compromiso real con la sostenibilidad, generando una imagen positiva y mostrando su preocupación por reducir su impacto ambiental».
Aquí refiere la reciente legislación que «exige el etiquetado nutricional en los vinos a partir del 8 de diciembre de 2023″. Asegura que esto «ha generado una revolución en la presentación y la interacción en la industria vinícola».
Asegura que las bodegas se han adaptado, mediante el uso de códigos QR y NFC para crear etiquetas más interactivas. «Estas nuevas etiquetas van más allá de simplemente mostrar información nutricional» dice.
«Ahora, ofrecen al consumidor una experiencia inmersiva, al proporcionar acceso a contenido atractivo sobre la bodega y el vino en cuestión. Desde videos de la vendimia hasta detalles sobre el proceso de elaboración o la historia detrás de la bodega», apunta.

TENDENCIAS. El surgimiento de nuevos patrones de consumo sostenible -entre otros factores- tendrán fuerte incidencia este año en el negocio del vino, según los especialistas.
La tendencia a moderar el consumo ha ganado terreno en el mundo del vino, dice el informe, y esta es otra de las claves. En realidad, la idea es «beber menos, pero beber mejor» . Esta filosofía ha arraigado en la sociedad, fomentando un consumo responsable y selectivo.
El hecho que el consumidor priorice la calidad sobre la cantidad, da ventaja «a los productores que se esmeran en la elaboración de vinos con cuidado especial y una atención meticulosa al detalle», subraya.
«En el mundo del vino, las experiencias premium continúan siendo una tendencia imparable. Los amantes del vino están cada vez más interesados en adquirir productos exclusivos y en participar en experiencias enogastronómicas únicas» según lo que surge del trabajo de Veintemillas, citado por el Observatorio Vitivinícola Argentino.
Asegura, en ese sentido, que los consumidores están dispuestos a pagar más por vinos y licores excepcionales y por actividades que les permitan conocer en profundidad el mundo del vino.
Señala que «desde catas exclusivas hasta visitas a viñedos selectos o cenas maridaje con expertos enólogos, la demanda de experiencias premium sigue en aumento».
Crece el consumo «sofisticado» en el hogar. La prolongada permanencia en casa, por la pandemia y el crecimiento del teletrabajo, renovó el interés en el vino como experiencia educativa y sensorial.
Esto impulsó el consumo y estimuló la educación del paladar (inclusive con catas virtuales), para conocer variedades, denominaciones de origen, indicaciones geográficas protegidas, búsqueda de vinos de pequeños productores y potenciales maridajes.
El hogar se ha transformado en un espacio para experimentar y aprender, donde es posible revalorizar, desde otra perspectiva, la calidad y la singularidad del producto, y apreciar la historia detrás de cada botella.
El vino desalcoholizado o con bajo contenido de alcohol sigue marcando tendencia en el mundo vinícola, en especial entre los Millennials y la Generación Z, que buscan estilos de vida más saludables y consumos conscientes.
El llamado movimiento de vinos sobrios está impulsando la demanda de vinos que mantengan la diversidad y calidad, sin comprometer el sabor, y parece que no hay que desatender a esta «categoría emergente», según el reporte.
Ante esto, sugiere que «las bodegas pueden adaptarse mediante la mejora y ampliación de sus líneas de vinos con bajo o sin alcohol», y las reticentes a modificar la gama de productos, podrían diseñar estrategias de marketing para destacar, de entre sus vinos, aquellos que se alineen con esta tendencia.
Los graneles emergen como una alternativa ecológica y sostenible para la exportación de vino, no sólo aliviando los excedentes de las bodegas sino también reduciendo significativamente la huella de carbono en el transporte internacional.
La venta a granel implica el envío de grandes contenedores a destinos extranjeros, donde el vino será embotellado, minimizando así las emisiones asociadas al transporte de productos envasados.
El informe de Veintemillas señala que la fuerza de esta tendencia se verifica en lo que considera «rotundo éxito de convocatoria tanto de asistentes como de expositores en la World Bulk Wine Exhibition (WBWE 2023), celebrada en Ámsterdam el pasado noviembre».
El estudio apunta que hay también una tendencia a valorar «orígenes variados y poco convencionales». Pone el ejemplo de Portugal, con sus mezclas de uvas autóctonas. Son blends que están ganando espacio en las cartas de vinos.
Indica, de paso, que «el crecimiento de los vinos portugueses en el mercado es evidente, con un aumento del 7.8% en volúmenes de vinos tranquilos» .
El Chenin Blanc sudafricano también está en auge, especialmente cuando se trata de vides antiguas. Los productores esperan que pronto ocupen un lugar prominente en muchas cartas de vinos.
En Italia, regiones como Piamonte, reconocida por el tradicional Nebbiolo, está ampliando su oferta con variedades autóctonas como Barbera, Arneis y Grignolino, que aparecen en las listas de vinos de alta gama.
Mientras tanto, en Trentino-Alto Adigio, sus blancos elegantes como el Pinot Grigio y los Teroldegos están siendo acompañados por variedades menos conocidas como el Kerner y Schiava, que resultan atractivos por su singularidad.
Por último, EE.UU. está ampliando su representación vinícola. Aparte de California, están destacando vinos de Oregón, como los Pinot Noir del Valle de Willamette, y los Syrahs del Valle de Walla Walla en Washington.
En el mundo del vino crece la tendencia a consolidar el vínculo con los clientes a través de programas de fidelización. Especialistas prevén un auge en la creación de clubes de vino, «happy hours» y eventos de cata exclusivos en bodegas y en bares dedicados al vino.
Es que «se ha demostrado que, fidelizar, sale más barato que captar nuevos clientes», cierra el resumen del trabajo que realizó la consultora Veintemillas, difundido por el Observatorio Vitivinícola Argentino.