FRUTAS

TEMPORADA

Mendoza tendría en sus montes unas 105.000 toneladas de durazno para industria

19 de diciembre de 2023

Es la estimación del Instituto de Desarrollo Rural de la Provincia. En el ámbito privado hay quienes esperaban más, pero aceptan ese número, y explican por qué. Otros, en cambio, creen que el pronóstico quedará bastante corto. Entrá, y enteráte.

DESTINO. El reporte oficial apunta que el 70% de la probable cosecha podría llegar a esa instancia con aptitud para mitades, mientras que el resto debería ser derivado a la elaboración de pulpa. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


A poco de iniciar la cosecha, las quintas mendocinas de duraznos con destino a industria parecen replicar, en términos productivos, el lento (pero persistente) declive de la superficie cultivada en esta provincia, que es la que mueve el negocio en Argentina.

Al cierre del ciclo agrícola 2023/2024, las poco más de 4.900 hectáreas con plantaciones de 4 a 20 años oficialmente identificadas, podrían entregar cerca de 105.000 toneladas (104.887, para ceñirnos al dato conocido), según estimación del Instituto de Desarrollo Rural (IDR).

El IDR proyecta que el 70% del volumen probable de cosecha, es decir, 73.421 toneladas, podría reunir condiciones aptas para destinar a mitades. Las 31.443 toneladas restantes (30%) de la producción de duraznos de industria estimada para esta campaña, serían frutos chicos, que deberían tener por destino la elaboración de pulpa.

El organismo (de conformación mixta, aunque financiado por el Estado provincial e integrado, a los efectos operativos, a la estructura del Ministerio de Producción de Mendoza), subió a su sitio web el pronóstico junto con el de producción 2024 de ciruela de industria, tema que abordamos este último fin de semana.

La estimación surgió del procesamiento de los datos registrados entre el 17 de noviembre y el 3 de diciembre, en fincas ubicadas en distintos puntos de los 4 oasis productivos de la provincia andina.

CONTANDO Y MINDIENDO…

Los técnicos trabajaron sobre un total de 365 cuarteles productivos comerciales de 4 a 20 años de implantados, que fueron identificados a partir de la Actualización de Superficie de Durazno Industria 2020, según informó el organismo provincial.

La tarea, básicamente, se centró en el contar los frutos -y medir su diámetro observados en las 2.190 plantas que pusieron bajo la lupa a los efectos de este relevamiento. La muestra incluyó parcelas de las variedades de mayor importancia económica para el sector, entre ellas Pavie Catherine, Bowen, Andross, Loadel, Ross, Dr. Davis, Carson y Hesse.

PRODUCCIÓN EN RETROCESO

«En las últimas 4 temporadas, la producción se ha mantenido estable a pesar de las contingencias climáticas de los años anteriores» dice el reporte del Instituto de Desarrollo Rural.

En efecto, si uno mira la serie, la columna de este año está más o menos dentro de los valores que el IDR había estimado para las tres temporadas anteriores. Pero la realidad es que estamos frente al tercer pronóstico más bajo de los últimos diez.

Solamente en las semanas previas a las cosechas del ciclo 2016/2017 y, sobre todo, del más reciente 2019/2020, se proyectaban volúmenes (mucho) más bajos de producción que este año.

FALTA DE FRÍO… Y ZONDA

Del reporte se desprende que la producción de este ciclo agrícola ha estado condicionada, básicamente, por los efectos de un invierno benigno y de la ocurrencia de varios episodios de viento Zonda. Este último fenómeno provocó daños «durante todo el desarrollo de la floración y el fruto», especialmente «en el Valle de Uco» .

Antes que eso, hubo «una menor acumulación de horas de frío con respecto al requerimiento general de los frutales en algunas zonas», puntualiza el reporte oficial. Es que el invierno 2023 llegó con «temperaturas medias superiores a las esperadas».

Para validar la afirmación, refiere «datos de referentes en Agrometeorología» según los cuales «en la mayor parte de las zonas productivas de Mendoza» se han registrado temperaturas «hasta 1,6°C superiores al promedio histórico de unos 20 años», tal cual lo habíamos señalado en Campo Andino hacia el inicio de la primavera.

LLEGÓ TARDE, Y SE QUEDÓ…

El texto señala, asimismo, que la etapa de floración comenzó más atrasada con respecto al año pasado, dependiendo de la variedad y la zona, y que se extendió más en el tiempo, lo que pudo haber ocasionado cuajes desparejos y variabilidad de tamaños.

«Durante la etapa de floración, cuaje y crecimiento de frutos -dice- se produjeron en total cinco eventos de viento Zonda» lo que provocó «problemas en el cuaje y luego en el crecimiento de los frutos, sobre todo en el Valle de Uco» .

LIDERAZGO. Los valles del Centro-Oeste de Mendoza concentran la mayor superficie cultivada en la provincia (prácticamente 60%). También el mayor volumen de producción que, según la estimación del IDR, esta temporada rondaría el 64%.

EL CASO DEL VALLE DE UCO

Precisamente, un punto que llama particularmente la atención entre la información contenida en el documento que subió el IDR a su web site, es el número que corresponde al rendimiento de los montes de duraznos en el Valle de Uco.

Esa zona de Mendoza se destaca no sólo por ser la que concentra la mayor superficie cultivada (prácticamente 60%) y -consecuentemente- el mayor volumen de producción, sino también por los más altos rendimientos obtenidos por hectárea.

Pero resulta que el pronóstico oficial determina un pobre 23% al momento de calcular los rindes de los montes cultivados en esos valles del Centro-Oeste de la provincia andina. El dato surge de dividir las 67.300 toneladas de producción estimada por las 2.915 hectáreas que califican para el relevamiento, en orden al criterio de muestreo definido.

Esto es, precisamente, lo que ha hecho que quienes han tenido el informe en sus manos (o ante la vista, en la pantalla) hayan vuelto la mirada una y otra vez sobre esos números. Los que desconfían del dato, y los que -sin desconocer su sorpresa inicial- creen haber encontrado una posible explicación… y hasta más de una.  

PODRÍA SER BASTANTE MÁS

Desde la Industria, por ejemplo, José Morales -presidente del directorio de AVA (Alimentos Vegetales Andinos) S.A. con planta industrial en Ugarteche, Luján de Cuyo- considera que el volumen de cosecha que prometen hoy las plantaciones, «es un poco más elevado» que las 105.000 toneladas que estima el IDR.

«Lo veo demasiado prudentea ese número- pero… es sólo mi opinión» dijo el empresario, en diálogo con Campo Andino. Claro que, al momento de respaldarla, dejó un par de referencias. Una, que no incidiría de manera relevante en el número final. La otra, si así fuera, sí movería la aguja.

La primera, está referida a las 7.649 toneladas que estima el reporte para el Oasis Norte de Mendoza. «Esas son nuestras plantaciones de Alto Agrelo, en Luján de Cuyo» dijo Morales, «y a nosotros nos da no menos de 10.000 toneladas».

La segunda da para mirar con bastante más atención. Está referida a la producción probable de durazno de industria en el Valle de Uco. «Trabajamos con muchos productores de esa zona, y entiendo -a partir de los relevamientos que viene haciendo nuestro personal- que la producción media está bastante por encima de la que han determinado» en el reporte oficial.

«En el Valle de Uco no creo que haya menos de 90.000 toneladas» . Por lo que, en suma, «creo que mínimamente, en vez de 105.000 toneladas, hay 130.000» afirmó el titular de AVA.

Lo cierto es que, si los números que maneja Morales para el Valle de Uco estuvieran cercanos a la realidad, estaríamos hablando de un tercio más de fruta en las plantaciones de esa zona. Esto daría un rendimiento promedio levemente por encima de los 30.000 kg/ha, lo que -sólo en teoría- se acerca más a lo que cabe esperar para los cultivos valletanos.

ES LLAMATIVO, PERO PROBABLE

El dato de la productividad, precisamente, es lo que llamó la atención de Juan Manzano, productor de duraznos para industria en Villa Seca, Tunuyán.

«Tenía alguna duda en el caso del Valle de Uco, porque da un rinde promedio que me parecía muy bajo, pero finalmente ese número de 105 millones de kilos en total… creo que sí, puede ser» dijo, aunque no aclaró de cuál de las otras zonas saldría la diferencia… si finalmente la hubiera.

SORPRESA. El Valle de Uco, zona de altos rindes, registraría esta campaña unos magros 23.000 kg/ha promedio, según IDR.

NO HUBO BUEN CUAJE

Admitió que «esperábamos un año completo, con rindes altos» pero podría no ser así. En diálogo con Campo Andino, Manzano comentó algunas de las razones que podrían explicar por qué -si es que finalmente ocurre- van a tener menos producción que la que esperaban.

Una, es que «tuvimos una floración abundante, pero que se extendió por muchos días» por lo cual «el durazno no cuajó bien este año; quedaron frutos de tamaño muy diverso, y finalmente hubo una purga muy importante» .

«No sé a qué atribuirlo, si a las -escasas- horas de frío o a qué, pero no fue bueno el cuaje y, pese a que no hubo heladas (o no tuvieron la incidencia de otros años) no está toda la fruta que se esperaba» .

RALEO + VIENTO ZONDA

Otra, el efecto de los vientos y, en particular uno de esos eventos, ocurrido cuando en muchas fincas ya habían raleado. Sobre este punto recordó que «en el Valle de Uco hay muchas plantaciones de Pavie Catherine, una variedad que rinde poco, y para que dé tamaño hay que dejar poca fruta» en cada planta. Eso implica -según el año- que es conveniente ralear.

El problema, este año, fue que algunos productores -como fue su caso- tenían al menos una parte raleada «cuando vino el viento fuerte y tiró mucha fruta, también en esas plantas» sobre las que ya habían aplicado raleo.

Cuando llegó ese viento, el estado fenológico de los cultivos del Valle de Uco -en general- era el de endurecimiento de carozo. Como es recomendable ralear un poco antes de ese estadío (aunque suele esperarse casi hasta el límite, justamente por si una eventual contingencia climática provoca una purga natural), las propiedades grandes tienen que arrancar antes, para llegar a tiempo. Así, quienes habían raleado antes del viento, pueden haber quedado con menos fruta de la esperada.

Manzano calcula que sólo «con ese viento, fácilmente debemos haber perdido el 10%, considerando nada más que los frutos que tiró; pero las plantas quedan con estrés, y si no están bien regadas o padecen algún otro evento climático las pérdidas pueden ser mayores» .

POTENCIAL PRODUCTIVO

Por otra parte, la edad de los cultivos es -según su análisis- otro probable factor determinante de la merma productiva. En Pavie Catherine -apuntó el productor de Tunuyán- el rendimiento está «entre 30.000 y 35.000 kilos por hectárea si la quinta está a pleno«.

Pero «si las plantaciones son nuevas o muy viejas, y dan 15% o 20% menos, ya hay que hablar de entre 25 y 30 toneladas» . Además, “la mayoría de los cultivos de variedades que cargan más kilos, como Bowen, están envejecidos» . Por otra parte, “hay menos hectáreas productivas» .

«En definitiva, no tenemos el año que esperábamos» dijo Manzano a Campo Andino. «A pesar de no haber sufrido pérdidas por heladas, termina siendo similar a los años con incidencia de heladas». Admitió que «la diferencia, a favor, es que este año no tuvimos que hacer grandes erogaciones en defensa» de los cultivos para atenuar el efecto de los fríos intensos de primavera.

Al margen de las diferencias en la percepción (al día de hoy) de cuántos kilos podría dejar el ciclo 2023/2024, los cultivos no están exentos del eventual impacto de otros fenómenos, que esperemos no ocurran. Pero, si ocurrieran, y considerando la altura del ciclo, entendemos que resultaría menos complicado cuantificar posibles daños.

De todos modos, a medida que la fruta vaya ingresando a fábrica y, más tarde, al cierre de la temporada, se verán con mayor claridad estos números que, por ahora, no dejan de sorprender. Al menos a nosotros.

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