GANADERÍA
FORRAJES
El especialista Aníbal Pordomingo recomienda «entender al pasto… y alimentarlo», dejando que recupere su estructura. Medir la disponibilidad, y en función de ello manejar el forraje y el rodeo se imponen como prácticas ineludibles en campos con pasto escaso, disperso y de bajo valor nutricional.
ANÍBAL PORDOMINGO y su equipo han desarrollado, en la Experimental Anguil del INTA, un modelo de suplementación sistémica -económicamente viable- que podría dar como resultado 10 puntos más de preñez y 10 puntos más de destete. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

Las naturales restricciones que imponen las zonas áridas para el desarrollo de la ganadería de cría han motivado, desde hace años, numerosos estudios y ensayos de manejo con la aplicación de herramientas que, pese a su probada utilidad, en determinadas circunstancias suelen perder relevancia.
Esto último ocurre cuando el productor de esas regiones baja la guardia y se deja ganar por la tentación de sobrecargar el campo, encandilado por el reverdecer del pastizal natural (casi siempre escaso en volumen y en calidad nutricional) tras alguna lluvia que supere la media histórica para la época… y para su zona.
El asunto es conocido; las recomendaciones se suceden en cada reunión técnica a la que hemos podido asistir; y así también se reiteran las confesiones y el mea culpa de quienes admiten, en voz baja, que alguna vez cayeron en la tentación.
Claramente, esto de cuidar el pasto es una premisa no plenamente asumida (al menos no por todos), y por eso vuelve a la agenda en cada encuentro. Así fue, sin ir más lejos, en la última Jornada Técnica que organizaron el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina y el INTA, realizada en General Alvear, al sudeste de la provincia de Mendoza.
En ese marco, el Dr. Ing. Agr. Aníbal Pordomingo, especialista en nutrición de bovinos para carne de la Estación Experimental Agropecuaria Anguil (La Pampa) del INTA, expuso sobre el desafío que representa, en el árido, ajustar la carga del campo a su capacidad receptiva.
PRIORIDAD. «Hay que ser muy prudente al momento de decidir la carga del campo», porque la premisa es «que la vaca no pierda condición corporal» (…) «Si entregamos condición corporal, va a ser muy difícil recuperarla». Aníbal Pordomingo.
En rueda de charla informal, tras su exposición, Pordomingo señalaba que «estas son zonas difíciles, son zonas áridas, donde las dificultades son mayores que en las semiáridas… o semihúmedas donde, de todos modos, hay que tener presentes algunas premisas básicas» .
En este sentido, remarcaba que «en Argentina nos cuesta entender, a veces, que la vaca no puede hacer magia, y no ajustamos las cargas como deberíamos».
El especialista valora no obstante el hecho que, en zonas como el sur de Mendoza, los ganaderos «son más observadores de la importancia de equilibrar la carga animal» (…) y «entienden un poco más la fragilidad de la vaca» en situaciones de carga excesiva.
Es que «saben que las precipitaciones son muy bajas -de 250 a 300 mm al año- y que, aunque a veces pueda llover un poco más, hay que aprender a convivir con esa realidad en estos ambientes».
Esa realidad implica que «con ese régimen de precipitaciones, la cantidad de pasto por hectárea es baja, y eso obliga a asignar mucha superficie para cada animal» al punto que «acá se habla de hectáreas por vaca y no de vacas por hectárea», explicaba Pordomingo a quienes habían llegado de otras regiones para participar del encuentro.
Añadía que «en el mejor de los casos es posible asignar 10 ha a la madre con el ternero al pie (el equivalente de referencia), pero es común tener que destinar 15; 20 y hasta 30 hectáreas» para mantener una equilibrada relación superficie/animal cuando escasea el pasto.
SUPLEMENTAR si es estrictamente necesario; y «llevando cantidades pequeñas, que más bien movilizan el consumo de pasto» y «no pretender sustituir grandes cantidades de alimento… que no tenemos». Hay modelos de manejo que se pueden extender unos meses hasta restablecer el equilibrio del sistema, dice Pordomingo.
El Dr. Pordomingo advertía, de todos modos, que «tenemos que hablar de un promedio, porque esa superficie no necesariamente es homogénea» debido a que «no siempre todas esas hectáreas están disponibles» .
Es que «a veces, la accesibilidad no es la que uno supone». De allí la importancia de «determinar cuánto de esa superficie que calculamos es realmente visitable o recorrible por la vaca».
Esa es una variable que «hay que interpretar» dice. «Cuánto -realmente- puede recorrer el animal y cosechar forraje ahí (donde la comida es escasa y está dispersa)». Reconoce que, en realidad, el tema de cómo dimensionar las hectáreas accesibles está en la agenda de los especialistas.
El otro tema -además de cuántas de las hectáreas disponibles… son «accesibles» para el animal- es «cómo, efectivamente, las puede acceder cuando está limitado por el agua» .
Así, el otro asunto es «si el campo tiene agua suficiente para que el animal pueda recorrer toda esa superficie que le estoy asignando» puntualiza el Dr. Pordomingo.
Entonces, «podemos hablar mucho de alimentación y nutrición, pero si el animal no pudiera cosechar el pasto -por restricciones estructurales que pueden ser disponibilidad de agua, accesibilidad de los potreros, etc.- ahí se complica» . En esos casos, «la nutrición se ve condicionada, y debe ser simplificada» .

Recuerda que lo que el criador debe tener presente, en todo momento, es que «la vaca no puede perder condición corporal» por lo que «hay que ser muy prudente al momento de decidir las cargas» .
Porque, «si entregamos condición corporal, va a ser muy difícil recuperarla«. Subraya que «no la vamos a recuperar en la lactancia, (como en otras en otras zonas o en otros ambientes)» porque estos campos «no van a soportar una vaca parida y con un ternero al pie».
Una salida, que se aplica en esa zona, es el destete anticipado… y el destete precoz en algunos casos, para que la madre pierda menos condición o para facilitar alguna suplementación.
El destete facilita la aplicación de este último recurso mencionado porque, «si tenemos que darle de comer –dice Pordomingo- sabemos que vaca va a poder desplazarse por los potreros porque ya no tiene que estar pendiente de la cría».
Claro que… la elección del suplemento también es un problema. Porque «no es fácil llevar grandes volúmenes a cada vaca». Recomienda -llegado el caso- «llevar cantidades pequeñas, que más bien movilizan el consumo de pasto» y «no pretender sustituir grandes cantidades de alimento… que no tenemos».
El especialista del INTA Anguil apunta que «cuando suplementamos por períodos cortos, es para acomodar una vaca flaca» . Aclara que «eso es durante uno o dos meses, llevándole cantidades más bien importantes… unos 5 ó 6 kilos de alimento».
«Cuando ya estamos con una vaca en buen estado y hay que mantenerla y ayudarla para que no pierda condición… ahí es más fácil, porque hablamos de menos volumen de alimento, sin suplemento proteico en general». Esto «suele hacerse a veces durante más de dos meses, pero sobre todo en estado de vaca seca, es más fácil» explica.

LOS PELADALES suelen aparecer en medio de pastizales que podrían no dar para tanto como creemos. Es que, por distintas razones, «no todas las hectáreas son accesibles», dice Pordomingo. Esa es una variable que «hay que interpretar» subraya. Es decir: «cuánto -realmente– puede recorrer el animal y cosechar forraje ahí (donde la comida es escasa y está dispersa)». FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.
De todos modos, Aníbal Pordomingo es contundente al señalar que «lo ideal sería no tener que suplementar, o sea, mantener la condición y entender el pasto» .
«A veces hay pastos que, a pesar de su apariencia, no ofrecen una gran calidad; y eso hay que entenderlo» advierte. «Vemos que el pastizal está lindo, lo vemos verde, y suponemos que ahí tenemos más capacidad de carga».
Pero hay casos en que, pese a esa apariencia «son pastos limitados en ese sentido, o sea, no son grandes oferentes de digestibilidad» . Ahí, no queda más remedio que suplementar.
Pordomingo con su equipo han hecho modelos de suplementación sistémica. Por ejemplo, han tenido a los animales «durante 8 ó 10 meses con algún tipo de suplemento, y eso ha sido la llave para que el sistema de estabilice» comentaba.
Él habla de disponer «cantidades moderadas, por ejemplo, un kilo/vaca/día de una fuente proteica…» y asegura que «funciona, y es económicamente viable» . Permitiría lograr «10 puntos más de preñez y 10 puntos más de destete» según sus cálculos.
El referente del INTA Anguil remarca que «sobre todo en pastizales de verano, que uno a veces difiere como materia seca hasta el invierno se necesita esa suplementación sistémica» .
«Eso es lo que estas zonas exigen. En otras zonas… a veces uno no es tan exigente, porque resuelve estos problemas a pasto… pero con una logística que acá no hay» apunta.
El especialista admite que «en estas zonas, el pastizal reacciona rápidamente a las lluvias y rebrota… pero no podemos olvidarnos de su génesis, porque son pastos de ambientes áridos que, si bien pueden expresarse en mayor volumen y tener mejor calidad durante más tiempo después de las lluvias… su esencia no cambia» .
«Entonces, no es que pasemos de algo que tiene… digamos, 55% de digestibilidad, a algo que va a tener 80%. Probablemente pasemos a 60% o 65%, que es muy bueno. Pero no le pidamos a una pastura natural de estos ambientes que sea un verdeo de invierno como lo que vemos en otros lugares, o que sea equivalente a una alfalfa… porque no va a ser equivalente» .
Aníbal Pordomingo remarca que «son especies que no van a mutar por el que hecho que mejoren las precipitaciones». Agrega que «sí van a producir más… y hay que aprovecharlo» .
Ahora, «para aprovecharlo… hay que entenderlo» dice, y subraya: «Hay que entender el pasto. Eso quiere decir que igual hay que estar atento a las cargas moderadas» .
Sabe que «alguien puede sentirse tentado a usar la recría… o alguna otra forma de aprovechar ese poco más de pasto que aparece después de las lluvias» . Pero «a veces hay que darle de comer al pasto; el pasto le da de comer al pasto».
Para Pordomingo, «lo que hay que hacer en época de bonanza, es cuidar un poco más el forraje». Explica que «el pasto que es menos exigido, tiene oportunidad de generar más reservas, de formar más raíces» .
Esto quiere decir que «cuando empieza a renovarse el pastizal, no es el mejor momento para recargar» el campo, «sino para aliviar el pastizal y darle la oportunidad de recuperar su estructura» recomendó el referente el INTA pampeano de Anguil.
DR. ING. AGR. ANÍBAL PORDOMINGO EEA ANGUIL (LA PAMPA) INTA GANADERÍA DE ZONAS ÁRIDAS MANEJO DEL PASTIZAL NATURAL EN EL ÁRIDO