OLIVICULTURA

RIEGO

Riego deficitario del olivo permite ahorrar agua sin resignar rendimiento

26 de octubre de 2020

Los especialistas advierten que deberá ser un déficit controlado. De esta manera, tampoco resentirá el volumen ni la calidad del aceite obtenido.


El riego deficitario controlado de los olivares, surge como una estrategia viable para cuidar el recurso hídrico sin afectar rendimientos en la producción primaria y en la industria, e inclusive, favoreciendo mejoras de calidad, como el incremento de polifenoles en los aceites obtenidos.

La conclusión se desprende de lo expuesto durante una conferencia virtual, durante la cual investigadores regionales compartieron resultados preliminares de ensayos realizados en las provincias olivícolas del Centro Oeste de Argentina, donde las escasas lluvias y la cada vez más acotada disponibilidad de agua superficial y subterránea, ponen al campo ante el desafío de mejorar por todos los medios el uso del recurso.

El encuentro, realizado en el marco del ciclo virtual de Seminarios Internacionales sobre Olivicultura y Elaiotecnia organizado por el Centro Regional Mendoza-San Juan del INTA junto a otras instituciones públicas y privadas que nuclean a productores e industriales del sector, se centró en el tema del riego deficitario para el ahorro de agua en verano.

UNA EXPERIENCIA EN LAVALLE

El Ing. Agr. Carlos Puertas, Magister en Riego y Drenaje de la Universidad Nacional de Cuyo, investigador en Riego de Frutales en la Estación Experimental Agropecuaria INTA Junín (Mendoza), dio detalles de un ensayo realizado sobre un cultivo intensivo de Arbequina (algo más de 400 plantas por hectárea),  implantado nueve años antes de iniciada la experiencia en el Departamento Lavalle, al Norte de la provincia de Mendoza, sobre un suelo franco-limoso y franco-arcilloso.

Se centraron en esa variedad porque fue la más implantada en los últimos años, dadas sus características productivas. Pero entregaba aceites de calidades medias, con bajo contenido de polifenoles y baja estabilidad oxidativa. Con su estudio, los investigadores esperaban que la disminución de la lámina de riego entregada al cultivo pudiera aumentar el contenido de polifenoles, la estabilidad oxidativa del aceite y el porcentaje de aceite extraído. Ello, aparte -por supuesto- de aumentar la eficiencia en el uso del agua.

La experiencia duró tres ciclos productivos. En los dos primeros, tomaron como referencia un sector al que le fue entregado el 100% del agua que, se suponía, necesitaba el cultivo (la que iba evapotranspirando), y aplicaron restricciones en otros dos sectores, entre mediados de febrero y mediados de mayo, aproximadamente. A una parcela le dieron un tercio menos del volumen que demandaba, y al otro, dos tercios menos, es decir, más deficitario aún. El primer año la restricción duró 84 días, y el segundo, 64 días.

ENSAYO EN DOS ETAPAS

Al cabo de los dos primeros ciclos productivos, no detectaron diferencias significativas en cuanto a rendimiento en kilos de aceituna por planta, ni a rendimiento graso.

En cuanto a calidad de aceite, el primer año del ensayo dejó como resultado una muy baja relación entre polifenoles y estabilidad, sin diferencias entre los tratamientos. Pero en el segundo ciclo, la correlación entre ambas variables, de polifenoles y estabilidad oxidativa del aceite, fue muy alta. Aunque no lograron un aumento de alguna de estas dos variables con los tratamientos deficitarios.

Hasta este punto, entonces, la conclusión preliminar era que el riego deficitario controlado mostraba ser una estrategia viable para disminuir la cantidad de agua de riego utilizada (entre un 7% y un 18%), sin disminuir el crecimiento vegetativo ni el rendimiento por planta. Pero no se veían beneficios en términos mayor rendimiento industrial ni de calidad del aceite obtenido.

UN AÑO MÁS… Y SIN AGUA

Decidieron entonces extender el ensayo una temporada más sobre las mismas parcelas de ensayo, pero forzando la restricción para ver si podían influir sobre los parámetros industriales y la calidad del aceite.

Por un lado, repitieron el mismo esquema de déficit, pero lo empezaron anticipadamente, a comienzos de enero. Por otro, agregaron un tratamiento. En una cuarta parcela, suspendieron totalmente el riego durante los 45 días previos a la cosecha.

Como consecuencia de ese mayor período de restricción, los ahorros de agua fueron mayores en las parcelas con restricciones de un tercio y con dos tercios del volumen que hubieran demandado los olivos. Pero el nuevo tratamiento, con supresión total del riego, lograba un escaso ahorro de 8%.

Respecto al rendimiento, en ese tercer año de evaluación registraron sólo una pequeña diferencia en el tamaño de los frutos, comparando las parcelas regadas al 100% y las que sólo recibieron un 33%, pero que no alcanzó a afectar los rendimientos totales de aceituna por planta.

En cuanto a la materia grasa y la humedad tampoco observaron diferencias mayores, por lo que el rendimiento industrial obtenido tampoco se diferenció entre los distintos niveles de riego.

En cuanto a la calidad del producto final, habiendo prolongado el tiempo de restricción en las parcelas que ya venían en estudio, más la supresión del riego en la parcela que incorporaron en el tercer año de estudio, sí pudieron modificar el contenido de polifenoles totales en el aceite.

En todos los tratamientos deficitarios obtuvieron mayor contenido de polifenoles respecto del producto elaborado a partir de las aceitunas que cosecharon en la parcela regada “al 100%”, y el tratamiento con supresión total del riego un mes y medio antes de cosecha, fue el que mostró mayores valores que el resto.

EN RESUMIDAS CUENTAS…

Como conclusión, dentro de esos tres años de evaluación, vieron que las restricciones más prolongadas no afectaron el rendimiento de fruta por planta, ni provocaron cambios significativos en la humedad de los frutos, ni afectaron el rendimiento de aceite.

Por otra parte, pudieron verificar que el mayor incremento de polifenoles se dio en el aceite elaborado con aceitunas obtenidas de esa parcela en la que suprimieron totalmente el riego 45 días antes de cosecha, sin afectar la estabilidad oxidativa.

En otro orden, y como era de esperar, los tratamientos restrictivos permitieron un mayor ahorro de agua, que llegó al 29% en la parcela regada con dos tercios menos que la demanda teórica de la planta; al  16% donde la restricción fue de un tercio, y a sólo 8% en la parcela que dejaron de regar antes de cosecha.

El Ing. Agr. Carlos Puertas recomendó, antes de plantearse una estrategia de riego deficitario controlado del olivar, medir el estado hídrico del suelo y, mejor aún, de la planta;  empezar con restricciones moderadas para no correr el riesgo de tener pérdidas importantes en el cultivo; controlar el funcionamiento del sistema de riego; medir resultados (comparando con plantas bien regadas); y tener bajo control el balance salino, dadas las condiciones de aridez de la mayor parte de las regiones olivícolas de Argentina.

EXPERIENCIAS EN LA RIOJA

Por otra parte, el Ing. Puertas resumió los resultados de una experiencia realizada en la provincia de La Rioja por los ingenieros agrónomos Juan José Meleh y Lidia Podestá. Ese ensayo dejó como resultado un ahorro de agua de entre 15% y el 25%, sin que hubiera disminuido la producción de aceite, y mejorando su estabilidad oxidativa.

Por otra parte, verificaron un adelanto en la madurez lo que, si las restricciones se aplicaran a superficies mayores, se podría escalonar la cosecha.

A su turno, la Dra. Ing. Agr. Silvana Cherbiy Hofmann, docente e investigadora en la Universidad de Chilecito, La Rioja, desarrolló su exposición a partir de una pregunta: si es posible mantener la productividad con menos agua, durante el período de acumulación activa de aceite en la aceituna.

Cherbiy Hofmann, que se especializa en temas relacionados con la Ecofisiología de Frutales, compartió resultados preliminares de ensayos realizados en un olivar superintensivo en el valle árido de Chilecito, en la provincia de la Rioja. Junto a otros investigadores, evaluaron el efecto de la estrategia de riego deficitario controlado -en el verano- sobre el rendimiento en aceite y el crecimiento vegetativo, en dos temporadas consecutivas (años de alta y baja carga de frutos), sobre un olivar de Arbequina, de 4 años.

En próximas publicaciones compartiremos un resumen de los resultados de este estudio. Por lo pronto, no queremos dejar de mencionar una advertencia que planteó la Dra. Cherbiy Hofmann en el inicio de su exposición y que, en definitiva, está en la base de estas preocupaciones: se acentúa la escasez de agua.

El problema-que se agudiza cada año- se refleja -muy especialmente en las provincias del Centro-Oeste de Argentina- en que la recarga anual de los acuíferos es menor a la tasa de extracción. O, dicho de otro modo: la tasa de extracción superaría a la tasa de recarga. A partir de este dato -que no es nuevo, pero es muy importante remarcarlo- se entiende la preocupante presunción de una competencia cada vez más fuerte entre la agricultura y los centros urbanos, por el uso del agua. Esto podría agudizarse, si se dieran las proyecciones del impacto del cambio climático que prevé, para toda la región, un aumento de las temperaturas medias, disminución de las precipitaciones y aumento en la intensidad y frecuencia de olas de calor. Todo un problema.

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