GANADERÍA
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La conclusión está contenida en el reporte semanal del Rosgan, a partir de un informe de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca que, dicho sea de paso, no parece incluir -entre los modelos ponderados para la cría- la realidad del semiárido. El desafío de ser más eficientes tranqueras adentro.
LA CRÍA parece ser el eslabón que menos margen resignó en un año, apalancado por la remontada del precio del ternero a partir de octubre y la recuperación del valor de la vaca de descarte… previa a la caída de los últimos días. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

En un contexto de mayor previsibilidad por el ordenamiento de variables macro, pero con costos de producción y valores de la hacienda y precios en el mostrador moviéndose a ritmos distintos, la cadena de ganados y carnes cierra un año con números todavía negativos.
La conclusión está contenida en el reporte semanal del Mercado Ganadero de Bolsa de Comercio de Rosario en el que María Julia Aiassa, analista del Rosgan, interpreta -y enriquece, con información propia y de otras fuentes- los datos contenidos en el informe trimestral sobre Resultados Económicos Ganaderos elaborado en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Aiassa reconoce que la estabilidad macroeconómica que comenzó a evidenciarse en los últimos meses, «permite al sector productivo trabajar en un contexto de mayor previsibilidad» .
Apunta, en ese sentido, que la baja de la inflación y la fuerte reducción del costo financiero, comienzan a configurar un entorno mucho más amigable con la producción. Pero advierte que el nuevo contexto exige «ser mucho más eficientes tranqueras adentro» .
Al repasar el devenir de 2024, indica que el año «ha estado atravesado por grandes cambios en materia de política económica, que abrieron un período de readecuación de precios -aún vigente- el cual se está dando en forma gradual y a distintos ritmos» .
LA MITAD LLENA. Las distintas actividades ganaderas estarían cerrando el año en una situación algo menos desfavorable que la observada en los últimos meses, por una incipiente recuperación de valores de la hacienda, con costos que comienzan a estabilizarse a medida que cede la inflación y se reducen las correcciones por tarifas e insumos que venían retrasados.
Explica que esto genera «ciertos desacoples temporales» entre el ritmo de ajuste de costos de insumos y tarifas y el movimiento de precios del producto final, que tiene por techo la capacidad de compra del consumidor, que está condicionada por el mismo contexto general.
Detalla, en ese sentido, que «los precios de la carne al mostrador en los últimos 12 meses aumentaron un 126% contra una inflación que, según datos del INDEC a noviembre, alcanzó el 166% interanual» .
Interpreta que esto «marca la resistencia del consumo a convalidar aumentos» de precios en bienes pueden ser sustituidos o admiten restricción de compra.
Recuerda, sobre este punto, que el consumo de carne vacuna sufrió este año un nuevo retroceso. «Cayó a promedios per cápita por debajo de los 47 kg, casi 7 kilos menos que los registrados un año atrás», remarca.
Subraya que la debilidad del consumidor argentino en términos de poder de compra «ha sido el principal condicionante del retraso que ha registrado el precio de la hacienda en pie», si se tiene en cuenta que el mercado interno «sigue absorbiendo el 70%de la producción total de carne».

En su análisis, Aiassa indica que «los precios del novillito gordo aumentaron en el último año a razón del 117% a noviembre» pese que «durante el último mes los valores tendieron a reacomodarse ligeramente».
Recuerda, en ese sentido, que registraron «aumentos nominales en torno al 9% respecto de octubre, y en lo que lo que va del mes suman otro 10% de suba adicional».
Pero advierte que «medidos contra IPC siguen estando retrasados, por el simple efecto de la inflación que venimos arrastrando de meses pasados». Hay que tener en cuenta que «en diciembre 2023 el IPC llegó a marcar una variación mensual del 25,5%, acumulando hasta marzo de este año más de 70 puntos de inflación».
Eso sí, reconoce que «más allá de la comparativa contra el aumento general de precios, esta mejora reciente en el precio del gordo permitiría recomponer al menos parcialmente los números negativos a la invernada de base pastoril» y «morigerar las pérdidas del feedlot» .
Aunque, en este último caso, ha sido escaso el efecto sobre su balance anual, porque la mejora llegó en plena etapa de vaciado de los corrales.
LA MITAD VACÍA. Para 2025 se observa un escenario de márgenes ajustados, con costos laborales e impositivos muy elevados que obligarán a las empresas ganaderas a estar muy enfocadas en administración de los costos internos, manteniendo un adecuado nivel de eficiencia productiva y financiera que les permita crecer en volumen, sin resignar rentabilidad.
Por otra parte, el reporte del Rosgan consigna que «el precio del ternero, principal producto de la cría e insumo para el invernador o engordador, ha estado retrasado durante gran parte del año» .
Indica que «recién a partir de octubre, con la restricción estacional de la oferta, los valores comenzaron a tonificarse acercándose a los promedios históricos».
«Si tomamos como referencia el valor del ternero Rosgan medido a moneda constante, los $3.066,83 conseguidos en diciembre logran superar en un 4% el valor promedio registrado para el periodo 2012-2023» .
En tanto que «el precio del gordo, aun con las mejoras conseguidas en el último mes, se mantiene ligeramente por debajo de estos promedios».
En términos nominales, «en los últimos tres meses el precio del ternero aumentó un 20% mientras que el gordo se apreció en un 17%, desmejorando así la relación compra-venta, aunque dentro de los parámetros esperables para la época del año», aclara.
Aiassa comenta que «todos estos movimientos de valores se pueden ver reflejados en los resultados económicos de las distintas actividades ganaderas». Cita, en ese sentido, «el último informe trimestral sobre Resultados Económicos Ganaderos elaborado por la Coordinación de Análisis Pecuario de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca» de la Nación.
Ese estudio compara la situación de «distintas estructuras de producción: Cría en Cuenca del Salado (Modelo base), Invernada en Región Subhúmeda (Modelo de alta producción), Ciclo Completo en Córdoba, Recría con terminación a corral y Feedlot tradicional». Todos los datos son expresados en moneda constante (en base a IPIM noviembre de 2024) en pesos por cabeza.
La analista del Rosgan interpreta que -de acuerdo a ese informe, y en líneas generales- «todas las actividades ganaderas, desde la cría e invernada hasta el engorde, en sus diferentes esquemas, están trabajando con márgenes brutos inferiores a los obtenidos un año atrás».

En el caso de la cría, «la mejora relativa del precio del ternero en los últimos meses, así como el recupero logrado con la vaca de descarte previo la caída de los últimos días, le permite cerrar un año con números aceptables» según interpreta.
Eso sí, reconoce que esos valores, «medidos en moneda constante, resultan 16% inferiores a los obtenidos un año atrás pero ligeramente superiores al promedio de la serie histórica».
Una explotación de ciclo completo -según el modelo de referencia- «plantea una mejora más moderada en el último tramo del año».
Los números «casi un 30% inferiores a los obtenidos a esta fecha del año pasado», no son suficientes para posicionar a ese segmento por arriba de su promedio histórico, aclara.
«Similar situación se observa en la invernada -dice- aunque con márgenes estacionalmente más ajustados por el encarecimiento del ternero en relación al gordo».

Por último, durante el último trimestre, «tanto el modelo de feedlot tradicional como un planteo de recría a campo con terminación a corral, continuaron empeorando sus márgenes negativos tal como han estado registrando durante la segunda mitad del año».
Apunta que «si bien esta última suba del gordo registrada durante diciembre no se ve reflejada en los resultados de los modelos expuestos (en el informe de la SAGyP), tampoco resulta suficiente o, cuanto menos, oportuna para revertir la situación del engorde, al encontrarse ya en plena fase de vaciado» .
A partir de todos estos datos, Aiassa concluye que «en materia de márgenes, las distintas actividades ganaderas estarían cerrando el año en una situación algo menos desfavorable que la observada en los últimos meses».
Esto se debió a «esta incipiente recuperación de valores de la hacienda, con costos que comienzan a estabilizarse a medida que cede la inflación y se reducen las correcciones por tarifas e insumos que venían retrasados».
Sobre el final de su análisis, María Julia Aiassa señala que, «si bien el 2025 se iniciará en un contexto mucho más saneado desde lo macro, sin duda plantea un escenario de márgenes ajustados» . Es que, los costos laborales e impositivos se mantienen aún muy elevados.
Esto «obligará a las empresas ganaderas a estar sumamente enfocadas en administración de los costos internos, velando siempre por mantener un adecuado nivel de eficiencia productiva y financiera que les permita crecer en volumen, sin resignar rentabilidad» concluye.
BALANCE AÑO GANADERO EN ARGENTINA