AGUA & RIEGO

MANEJO

Cómo ahorrar agua sin afectar la eficiencia productiva en cultivos irrigados

22 de octubre de 2023

Especialistas del INTA evalúan estrategias para optimizar el uso del recurso hídrico sin resignar rendimiento y calidad en olivos, en nogales y en perales.

BALANCE. En olivicultura, investigadores vienen buscando el punto de equilibrio entre el riego mínimo indispensable y un determinado piso de productividad de los olivos y de la calidad de los aceites obtenidos. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Ante el impacto del cambio climático sobre la producción agrícola, equipos de investigación del INTA estudian cómo seguir produciendo en oasis irrigados del Centro-Oeste y de la Norpatagonia de Argentina, con menos agua y sin resignar volumen de producción ni calidad de los frutos logrados.

Algunas conclusiones -independientemente del avance de estudios focalizados en otros cultivos regionales- surgen de investigaciones centradas en olivares y nocedales implantados en Mendoza y San Juan, y en perales del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

El tema es abordado en un artículo publicado por IDIA 21, Revista de Información sobre Investigación y Desarrollo Agrobioindustrial editada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

El reporte -firmado por Cecilie Esperbent– refiere, por ejemplo, los trabajos realizados sobre olivos en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) San Juan y, en paralelo, estudios encarados en forma conjunta por especialistas de las EEA La Consulta y Junín (Mendoza), unidades todas dependientes del Centro Regional Mendoza-San Juan del INTA.

El artículo refiere, por otra parte, resultados preliminares de estudios que lleva adelante Claudio Giardina, especialista en Tecnologías de Riego del INTA Rama Caída (San Rafael), unidad que está en la órbita del mismo Centro Regional, para determinar la mejor estrategia de riego en cultivos de nogal. Trabajó en un nocedal implantado en aquel Departamento del Sur de Mendoza, pero en una finca situada en otro distrito: distrito Cuadro Benegas.

Finalmente, el reporte publicado en IDIA da cuenta de ensayos realizados por Lucía Mañueco, investigadora de la EEA INTA Alto Valle -una de las tres que dependen del Centro Regional Patagonia Norte sobre el desempeño del riego gravitacional en perales implantados en suelos con capa freática poco profunda.

SEPAREMOS LOS TANTOS

En esta oportunidad, para no mezclar los tantos y en consideración al valor del tiempo de nuestros lectores, haremos foco sólo en los estudios realizados sobre cultivos de olivo. Es -dicho sea de paso- un asunto que ha merecido nuestra atención en más de uno de nuestros reportes.

En efecto, en octubre de 2020 abordamos el tema del riego deficitario del olivo (en realidad, el déficit controlado) para ahorrar agua sin resignar rendimiento de frutos ni calidad del aceite obtenido.

Inclusive al año siguiente, en mayo de 2021, tratamos el tema del estrés hídrico. Pero en ese caso para reflejar resultados de ensayos que, si bien involucran prácticas restrictivas del aporte de agua al cultivo, fueron realizados con otro propósito, como es el de fortalecer la capacidad de resistencia de la planta a las heladas invernales, y -claramente- para aplicar en otro momento de la temporada.

Pero, aunque el enfoque de esa publicación no viene estrictamente al caso que ahora nos ocupa, igualmente dejaremos por aquí el enlace para quien pueda interesarse en esta cuestión, porque la intención -de nuestra parte- es poner de manifiesto la diversidad de situaciones que es posible abordar con «tecnologías blandas», esas que no tienen costo, excepto (aunque éste no es un punto menor) el de cambiar el modo de hacer las cosas. En este caso, con un manejo criterioso del riego. 

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OLIVARES SANJUANINOS

Luego del extenso «entre paréntesis», veamos lo que refleja Esperbent en su artículo publicado en IDIA 21, en relación con la restricción de agua a cultivos de olivo en provincias del Centro-Este de Argentina. Aclaramos, de paso, que nos permitimos aplicar algunos resaltados, inclusive en fragmentos que reproducimos textualmente y que no habían sido tratados de esa manera en la versión original.

El texto refiere, en principio, los resultados de un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Estación Experimental Agropecuaria San Juan del INTA, coordinado por el ingeniero agrónomo Pierluigi Pierantozzi.

El ámbito de trabajo tiene sus particularidades. «En las regiones áridas y semiáridas de Argentina, donde se encuentran las principales áreas productoras de aceitunas -recuerda el profesional- la evapotranspiración es alta y las precipitaciones son mínimas, además de estar concentradas en el periodo estival. Contrariamente a lo que sucede en la región mediterránea donde en el periodo de invierno y primavera no es necesario el riego a causa de las lluvias invernales».

ESTRÉS HÍDRICO EN OLIVOS

Pierantozzi, que es especialista en Ecofisiología de Frutos Oleaginosos, recordó -en principio- un estudio realizado en 2012 sobre un olivar sometido a estrés en la fase de prefloración-floración.

Reveló que esa práctica derivó en «un aumento de la peroxidación de lípidos y una disminución de los niveles de pigmentos fotosintéticos, conductancia estomática y fotosíntesis»; lo cual se tradujo en que, «durante el primer año de cultivo analizado, se observó una disminución significativa en el cuajado y el rendimiento de frutos en los tratamientos bajo privación de agua».

Además, «todos los tratamientos evaluados mostraron fuertes caídas en los parámetros de fructificación y rendimiento durante el segundo año de cosecha«, detalló el investigador del INTA San Juan.

«Estos estudios -agrega el artículo- determinaron que un cupo de riego al 50% de lo necesitado por la planta, según calculo teórico o evapotranspiración del cultivo (ETc), puede ser suficiente para mantener un potencial hídrico adecuado de las plantas durante los meses de invierno más fríos».

«Sin embargo -añade- se necesitan tasas de riego del 75% ETc o del 100% ETc a mediados de agosto (aproximadamente 2 meses antes de la floración) para evitar los efectos perjudiciales del estrés hídrico sobre los parámetros bioquímicos-fisiológicos y de rendimiento de los olivos cultivados en el semiárido del Centro-Oeste argentino».

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RIEGO DEFICITARIO CONTROLADO

«En contraposición a esto -sigue el reporte que firma Cecilie Esperbent, citando a Pierantozzi- una restricción hídrica controlada en primavera, además de ahorrar una importante cantidad de agua de riego, tuvo impactos muy pequeños en la fruta y en el rendimiento del aceite en el cultivar Genovesa, en plantaciones intensivas cosechadas con máquinas cabalgantes».

En este sentido, hizo mención a conclusiones de un estudio realizado por su grupo en 2019: «El éxito de la aplicación de estrategias de riego deficitario controlado (RDC) se basa en la reducción de aportes de agua en aquellos períodos fenológicos donde la producción y la calidad de la cosecha no se ven afectadas sensiblemente, cubriendo plenamente la demanda durante el resto del ciclo del cultivo».

De esta manera, «la aplicación de RDC requiere conocer el comportamiento del cultivo a dosis subóptimas de agua aplicada para cada una de las etapas fenológicas del mismo y depende, además, del tipo y profundidad de suelo, del modelo de plantación, del destino comercial de la fruta».

«Lo importante es saber que podemos ahorrar una considerable cantidad de agua (y energía) en los olivares, aplicando déficit hídrico controlado en cualquier modelo de producción y con cualquier sistema de riego. Sólo hace falta medir, controlar y probar in situ, evitando en lo posible los períodos críticos que impliquen una fuerte reducción de la producción», declaró Pierantozzi.

CONTROL DE VIGOR VEGETATIVO

Por otra parte, el artículo que publica IDIA incluye aportes del ingeniero agrónomo Eduardo Trentacoste, especialista en Ecofisiología de Frutales del INTA La Consulta (Valle de Uco, Mendoza).

El profesional estudia, en colaboración con Adriana Banco y Facundo Calderón del INTA Junín,Mendoza, los efectos de aplicar riego deficitario controlado durante la etapa de crecimiento vegetativo en olivares superintensivos (cv. Arbosana) manejados con poda mecánica.

«Arbosana» es una variedad de olivo originario del Penedés (región situada entre Tarragona y Barcelona, España). Es ideal para la plantación en seto, debido a su vigor reducido y alta productividad.

Trentacoste subrayó que «en olivares superintensivos (más de 1.000 plantas por hectárea) y formados en setos, es necesario controlar el vigor vegetativo para facilitar el acceso de la maquinaria de cosecha».

Explicó que «esto resulta clave en muchos de los ambientes donde se implantaron olivares en Argentina. En esos lugares, las condiciones ambientales (suelo, temperatura y radiación) favorecen un crecimiento excesivo de los árboles».

SOBRE EL ENSAYO REALIZADO

El ingeniero Trentacoste detalló que «en un olivar manejado con poda mecánica lateral, se estudiaron tres niveles de riego aplicados durante el periodo de primavera, cuando se concentra gran parte del crecimiento vegetativo».

Realizaron los ensayos durante tres campañas, y los regímenes de riego evaluados consistieron en «aplicar 100%, 70% y 45% de las necesidades óptimas del cultivo calculada como evapotranspiración de cultivo (ETc) durante el período de crecimiento de brotes (de agosto a enero)».

Agregó que «a partir de enero y hasta la cosecha, que fue realizada en mayo, los tres tratamientos recibieron la misma cantidad de agua de riego»; y acotó que «la poda del olivar se realiza mecánicamente, donde un año es podado de forma intensiva una de las caras del seto y al año siguiente se poda la otra cara».

LOS RESULTADOS PRELIMINARES

Según el referente en Ecofisiología de Frutales del INTA La Consulta, citado en el artículo, «resultados preliminares demostraron que los tratamientos que recibieron, durante primavera, riegos del 70% y 45% ETc fueron 174 % y 146%, respectivamente, más productivos que el tratamiento control regado al 100% ETc, donde los lados (que habían sido) podados, mostraron un vigor excesivo con menor inducción de botones florales en las siguientes temporadas».

Los tratamientos con riego deficitario de primavera «también tuvieron como ventaja que el tamaño de las aceitunas y la acumulación de aceite fueron mayores, debido a que el menor crecimiento de los brotes favoreció la mayor iluminación de las hojas y aceitunas».

En comparación con el tratamiento control, «los tratamientos con déficit hídrico de 70% y de 45 % durante la primavera permitieron ahorros de agua al final de la campaña del 17% y 35%, respectivamente».

EL RIEGO EN OTROS CULTIVOS

El artículo que publica la Revista IDIA con la firma de Cecilie Esperbent, bajo el título: «Cómo maximizar el uso del agua para una producción agrícola sostenible» incluye referencias a otros estudios realizados por investigadores del INTA en provincias andinas, que abordaremos en una próxima publicación.

También en esos casos, el propósito es generar propuestas tecnológicas que ayuden a usar el agua de manera racional, sin afectar (o no de manera relevante, al menos) variables como rendimiento de los cultivos y calidad de los frutos obtenidos.

Por un lado, entonces, el texto aborda resultados preliminares de estudios que realiza Claudio Giardina en Rama Caída (San Rafael, Mendoza) para determinar la mejor estrategia de riego en cultivos de nogal. Trabajó en un nocedal implantado en el mismo Departamento del Sur de Mendoza, pero en una finca situada en el distrito Cuadro Benegas. Finalmente, el reporte publicado en IDIA da cuenta de ensayos realizados por Lucía Mañueco, investigadora del INTA Alto Valle (Río Negro-Neuquén), sobre el desempeño del riego gravitacional en perales implantados en suelos con capa freática poco profunda.

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