GANADERÍA
COSTOS
En propiedades extensas, como las del semiárido, los alambrados son el bien que sufre los daños que más cuesta reparar cuando se produce un incendio.
Son establecimientos de mucha superficie los del secano de la franja Este de Mendoza. Algo parecido ocurre en otras provincias del Oeste de Argentina, a partir del norte de la Patagonia hacia arriba del mapa.
Hay lonjas de territorio de ancho variable (en sentido Oeste-Este), que trepan desde el centro de la geografía nacional hasta Catamarca, por lo menos, si no un poco más allá.
El ancho lo definen, básicamente, las isoietas. En esas regiones el régimen de lluvia es muy escaso. Siempre; sin tener en cuenta los ciclos de seca, que también lo sufren otras zonas, y -por supuesto- agravan la situación en todos lados.
Un dato alcanza para graficar lo que es la normalidad en las regiones a las que nos referimos. Mientras en la Pampa Húmeda, el Litoral y zonas subtropicales del Norte, por ejemplo, un ganadero calcula cuántos animales puede meter en una hectárea, en el Oeste semiárido hay que medir muy bien cuántas hectáreas se necesitan por equivalente vaca (por cada madre con la cría al pie).
De manera que, en estos casos, llegar a una unidad económica en un establecimiento de cría bovina exige contar con mucho espacio. Propio o alquilado.
Por supuesto -y al margen de la infraestructura intrapredial imprescindible para el manejo del rodeo de cría- el campo tiene que estar cerrado.
De manera que pueden ser perímetros de varios kilómetros, considerando que nos encontramos con propiedades de 5.000; 7.000; 10.000; 12.000 hectáreas… y más (por poner algunos de los números que es común ver en estos territorios).
Entonces, cuando esos campos quedan abiertos porque los incendios (que son relativamente frecuentes) queman alambrados, no queda otra que salir a reponer, al menos, el cierre perimetral. Si no, el campo queda inutilizado. No se puede dejar la hacienda ahí.

PÉRDIDAS. El fuego que arrasó hace diez días unas 45.000 ha en General Alvear, al Sudeste de Mendoza, provocó pérdidas que -si bien todavía están siendo mensuradas- sin dudas que han sido cuantiosas. FOTO/Revista Campo Andino.
El fuego que arrasó hace diez días una superficie inicialmente estimada en unas 45.000 ha en General Alvear, al Sudeste de Mendoza (a pocos kilómetros del límite con San Luis), no fue la excepción. Provocó pérdidas que -si bien todavía están siendo mensuradas- sin dudas que han sido cuantiosas.
Ello, a pesar de que hubo incendios (y los habrá, lamentablemente) de mayor extensión. Conocemos gente que -desde los roles que haya debido desempeñar, según el momento, tiene algún millón de hectáreas quemadas sobre el lomo.
De modo que, al tener antecedentes de otros de mayor envergadura, el fuego de hace unos días seguramente no estará entre los que mayor daño haya provocado desde que se tenga registro.
Eso sí, para el que le tocó en desgracia… Excepto que este incendio, aunque no hubiera sido el peor, tampoco haya sido el primero. Hay casos de esos en la zona. De hecho, el campo donde -al parecer- se habría iniciado el foco más fuerte, ya venía de sufrir eventos similares.
De manera que, una vez que vuelve la calma y la gente recorre la propiedad, se puede apreciar lo que es necesario reparar y empezar a hacer números.
Lo cierto es que, así como nos motivó a desempolvar el tema de las quemas controladas, el siniestro del otro día actuó de disparador para plantearnos el interrogante acerca de lo que va a costar reponer lo más costoso de lo perdido: los alambrados.
No fue más que pensarlo, y levantamos el teléfono: «Eduardo, ¿cuánto cuesta el kilómetro de alambrado?» Eduardo Naldini, médico veterinario, conocedor de la región desde hace décadas, dejó los quehaceres y se dispuso al diálogo.
Naldini -ahora asesor privado, luego de haber cerrado un extenso y altamente valorado capítulo profesional como máximo referente técnico de la Dirección Provincial de Ganadería de Mendoza- conversó con Campo Andino sobre distintas circunstancias vinculadas con el sofocón del fin de semana antepasado, hasta que entró de lleno en el tema que había motivado nuestra consulta.
La charla se dio días después del siniestro, mientras él andaba actualizando datos sobre, precisamente, la inversión que demandaría reponer los cierres perimetrales que sucumbieron ante las llamas.
Nos centramos en eso -sin entrar a calcular el costo de las divisiones entre lotes de un mismo establecimiento, por dos razones. Una es que, eventuales diferencias en la metodología de manejo del rodeo y el pastizal podrían reflejarse en diferencias de infraestructura -y de valor- más o menos significativas.
La otra que -como decía gente de la zona afectada cuanto tuvimos oportunidad de recoger un par de testimonios- «el problema a resolver en lo inmediato es el alambrado perimetral, porque no se puede andar desparramando vacas por todos lados; en una situación así el campo queda inutilizado».

EDUARDO NALDINI estima que un kilómetro de alambrado, en el secano semiárido, puede costar “como mínimo $ 800.000”; hasta “superar cómodamente el millón de pesos”, dependiendo de la calidad de los materiales. FOTO/Revista Campo Andino.
Demasiadas palabras. No queda más remedio que apretar los dientes, y empezar a mirar cifras, como para tener una primera referencia que -esperamos- pueda ser orientativa. Si alguien tiene otros números o algún dato para aportar, puede hacerlo al final, en la sección de comentarios.
Así, sin haber entrado todavía a hacer números finos, Eduardo Naldini estima que un kilómetro de alambrado, en el secano de General Alvear, va a costar, «como mínimo $ 800.000, de ahí para arriba».
Cuánto más arriba, dependerá de la calidad de los materiales que se vayan a usar. «Puede superar cómodamente el millón de pesos», apuntó el referente sureño.
Ése es el número que calcula para un alambrado de 5 hilos. Si entramos a desagregar tenemos, «como mínimo, 5 rollos de alambre por kilómetro» que, hasta mediados de la semana pasada (o sea, hace una eternidad), se conseguía a «unos $47.000 por rollo».
A eso hay que sumarle «100 palos, a razón de uno cada 10 metros, aunque hay quienes ponen uno cada 12 metros, y en ese caso serían 80». Dice que, dependiendo del diámetro, «pueden costar entre $ 1.000 y $ 2.000 cada uno; o entre $ 3.000 y $ 4.000 cada uno, si es bueno».
Por supuesto, las varillas. Son «200 por kilómetro» de tendido. También en este caso, seguramente, dependerá de la calidad. «No tengo el precio exacto -indica Naldini- pero recuerda que «siempre se dijo que una varilla vale lo que un litro de gasoil». Claro que esa comparación, en tiempos de precios relativos totalmente fuera de equilibrio, podría llevarnos a un dato que no se condijera con la realidad.
Falta un par de cosas todavía. Una, la mano de obra. Por un lado, para desarmar lo que haya quedado una vez pasado el incendio y, por otro, la necesaria para tender el alambrado nuevo. Pero -y esta es la otra cosa que falta- todos esos materiales tienen que estar en el campo cuando la gente se disponga a iniciar la tarea. Hay que llevarlos, y es muy costoso el flete.
Cuánto cuesta… es variable, por supuesto No sólo por la distancia a recorrer desde los centros de provisión. Además, por la ubicación del establecimiento y, en razón de ello, el estado de los caminos para acceder a la zona donde hay que trabajar.
Naldini subrayó el otro problema -no menor- que deja una situación como ésta. Es que el productor damnificado «tiene que encerrar las vacas, sacarlas, venderlas, porque no puede dejarlas con el campo abierto».
Excepto que se queme un tramo relativamente corto, de no más de un kilómetro. En esos casos «van rápido, paran un poco el alambrado como para atajar los animales y después lo arreglan». Para el final -y esto va por nuestra cuenta- se supone que el costo de reponer un alambrado perimetral debe ser asumido por partes iguales entre propietarios (o inquilinos, o usufructuarios) de campos linderos. Claro que, como en todo, las cosas no siempre son como deberían ser. Pero ya es otra cuestión.
CAMPOS DE SECANO COSTO DE ALAMBRADOS MENDOZA