FRUTOS SECOS

REGLAMENTACIÓN

Exportaciones de nueces se benefician con una normativa más flexible

15 de febrero de 2025

La posibilidad de adaptar la clasificación de la fruta a los requerimientos del importador facilita la competencia, dicen desde el sector. Pero advierten que quedan problemas por resolver, entre ellos, el alto costo de logística y aranceles para ingresar a otros países.

FEDERICO ARGUMEDO. El referente nacional del sector -socio gerente de la Delmira S.R.L., de Mendoza- afirma que la nueva norma «facilita la operatoria comercial, porque nos permite ajustarnos a los estándares internacionales». FOTO / ARCHIVO Revista Campo Andino & Agroindustria.


El impacto real de la flamante Resolución 22/2025 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, que flexibiliza exigencias para ciertos tramos de las etapas de producción, empaque, transporte y exportación de frutas de Argentina, fue relativizado por algunos sectores, y positivamente valorado por otros.

Así, las opiniones llegaron a tocar extremos como un contundente: «es puro humo; no sirve nada» (que surgió como consideración informal desde algún sector de los exportadores de frutas frescas), o «vamos a poder exportar el 40% o 50% más» según proyectaron en otros ámbitos.

Pero hubo, también, puntos intermedios, aunque no habría que descartar que esas diferencias no tengan tanto que ver con quienes opinan, sino con la naturaleza y las características de cada negocio.

Al menos para el sector exportador de nueces, la menor rigurosidad de las condiciones exigibles para enviar mercadería al exterior parece aliviar (al menos) la pesada carga que deben soportar las empresas que pujan con sus competidores por un lugar en el escenario internacional.

«LA NORMA ES BUENA»

El ingeniero agrónomo Federico Argumedo, socio gerente de La Delmira S.R.L., empresa familiar de servicios de empaque y comercialización con sede en Mendoza, considera que «la norma es buena» .

Recuerda que la Resolución vigente desde inicios de semana, divide el mercado en dos. «El mercado interno, donde Senasa se reserva una serie de prerrogativas (que ya existían… y no son buenas ni malas, aclara) y el mercado externo».

Para el caso de los negocios con el exterior, «pone en manos del exportador el cumplimiento de las condiciones de clasificación y empaque que exija su cliente externo… siempre y cuando (por supuesto) se mantengan las condiciones de calidad mínima que requiere Senasa».

NORMATIVA MÁS FLEXIBLE

En diálogo con Campo Andino, Argumedo, quien –por otra parte– preside Nuts From Argentina (una entidad sin fines de lucro, cuyos asociados son exportadores que concentran el 70% del valor FOB de las ventas argentinas de nueces en el exterior), destacó la flexibilidad que trae aparejada la norma.

Apuntó que, si bien el anexo referido a frutas secas uno de los que acompañan a la Resolución 22/2025- establece las condiciones de calidad de las nueces (entre otras especies), «esas condiciones, particularmente en el caso del calibrado, se flexibilizan en función del requerimiento del cliente» del exterior.

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FORMA DE PRESENTACIÓN

El empresario explicó que «para la Argentina, puedo cargar nueces de calibre 28-30; 30-32; 32-34; 34-36; 36+… pero si mi cliente en Europa me pide 28-33 (por ejemplo), antes no podía y ahora sí puedo embarcar sin problema… declarando los calibres, por supuesto».

De modo que, esta medida, viene a «flexibilizar la forma de presentación de la mercadería, además del tipo de envase a utilizar… que, en este caso, no es tan grave para las nueces, pero sí para otras frutas».

Es que Senasa «exigía cierto tipo de envases que los recibidores no los querían». Explicó que «en el caso nuestro estábamos muy limitados, porque se usaba una normativa de clasificación que, en el mundo, no se usa».

CALIBRES ESTANDARIZADOS

Detalló, en ese sentido, que «en el mundo se usan las categorías Jumbo; Jumbo Large… que son mezclas de calibres, que corresponden a un estándar internacional; y nosotros no podíamos entrar en ese estándar porque estábamos obligados a calibrar como pedía Senasa» .

Eso «nos ponía en inferioridad de condiciones con los exportadores chilenos, por ejemplo, en los mismos mercados»; mientras que «hoy podemos mezclar los calibres, de acuerdo a como los pida el cliente» apuntó.

LAS MEZCLAS POR COLOR

De igual manera, en el caso de la nuez sin cáscara «si el importador, en vez de una nuez de color Light o Extra Light quisiera una mezcla de Light y Light Amber… si aclaro qué colores componen esa mezcla, ahora la puedo enviar» de esa manera.

Asimismo, y siempre hablando de nuez sin cáscara, “si mi cliente quiere una mezcla de… 30% mariposa / 70% cuarto, por ejemplo, lo declaro de esa manera y puedo embarcar» la mercadería preparada en esas condiciones.

«HEMOS LOGRADO UN AVANCE»

«De manera que, en ese sentido, creo que con la nueva normativa hemos logrado un avance» afirmó el exportador mendocino que, dicho sea de paso, trabaja a partir de alianzas estratégicas con productores de nueces de las provincias andinas de Argentina, desde Salta hasta Río Negro.

El ingeniero Argumedo aclaró que, a través de esta medida, «no se está cambiando el estándar de calidad, sino que me está permitiendo -si yo quiero hacerlo- cargar otras categorías, otras tipificaciones» .

Así, «si en vez de exportar «Cat.1», mi cliente quiere otra categoría, yo la declaro, la tipifico, Senasa verifica que lo que estoy tipificando es apto para consumo humano, que no trasgrede normativa alguna relacionada con plagas cuarentenarias, que no tiene insectos vivos, que responde a la calidad declarada, y me pone la luz verde» .

SITUACIONES RIDÍCULAS

Para el referente nacional del sector, esto «es positivo porque, en el caso de la nuez, que es un commoditie, la tipificación -y los nombres que se corresponden con cada tipo- está regida más por los Estados Unidos que por nosotros, porque nuestro volumen en el comercio internacional es irrelevante».

Por eso que «a un cliente -de Europa, por ejemplo- que está acostumbrado a comprar en Estados Unidos, y me pide nueces Jumbo Large (calibre 32 arriba) mezclada… no puedo decirle: ¡no!, yo se la puedo vender, pero separada en 32-34; 34-36; y 36+» .

De modo que «llegamos a situaciones ridículas, como tener que exportar calibrado, para que después de recibirla, el cliente mezclara las nueces». Por estas razones es que la nueva norma «facilita la operatoria comercial, porque nos permite ajustarnos a los estándares internacionales» .

La norma «le dice» al Senasa: «Apoyen al exportador a que se ajuste a las necesidades de quien recibe… en tanto y en cuanto la nuez reúna las condiciones organolépticas y fitosanitarias exigibles».

QUEDA POR DESTRABAR…

En resumen, para el ingeniero Argumedo «esto es bueno porque, si bien en estos sectores tan competitivos no existe el milagro de que una medida cambia todo, la suma de pequeñas cosas permite competir» .

Aclaró que hay otros factores que atentan contra la competitividad del sector (compartidos con el resto de las actividades regionales), como «algunas cuestiones relacionadas a los fletes, al tránsito…».

«El problema de los fletes, para nosotros, difícilmente va a tener solución» según opina Argumedo. «Como no tenemos ferrocarril, estamos obligados a fletar nueces en camiones… lo cual es una barbaridad» .

… PERO NO TENEMOS TREN

«El camión sirve para mercadería perecedera, que necesita cadena de frío… o que, por alguna razón, tiene que llegar urgente a destino» apuntó; pero «en todo el mundo se fletan las nueces por tren» .

«Para mí, que las nueces lleguen al puerto de Buenos Aires 5 días antes o 5 días después…es lo mismo. Es fruta seca» explicó. «Pero no tenemos servicio ferroviario; y el costo del camión es terriblemente alto» lamentó el empresario mendocino.

Es que, al mayor costo del servicio en sí «se suman, por ejemplo, los peajes… y el valor del seguro, “porque un camión es mucho más susceptible de ser robado que un tren…» apuntó.

ENTRE FLETE Y ARANCELES

Federico Argumedo dijo a Campo Andino que «fletar mi mercadería a puerto (todo el costo logístico, desde que la mercadería sale de planta hasta que llega al puerto) me cuesta tres veces más que al exportador chileno… y los dos vendemos al mismo precio» .

Indicó que «eso, para mí, significa perder un 8% del precio del producto». Pero «hay que sumarle que no tenemos convenios con otros países, y eso implica, por ejemplo, que para ingresar a Europa nuestra mercadería paga 5% de arancel, y la chilena… nada».

Además, «si el mayor costo del flete representa un 8% sobre el precio del producto… ya estamos en el 13%. De modo que, a igualdad de precio de venta, de movida tengo un 13% de diferencia… y así es muy difícil».

UNA COMPLICACIÓN MENOS…

Entonces, «para exportar tengo que cotizar más barato si quiero vender, aunque tengo más problemas y mayor costo de logística; tengo que pagar aranceles y, me obligaban a tipificar la mercadería de manera que no podía vender lo que mi cliente quiere» . 

Por eso es que, «el hecho de haber flexibilizado las exigencias de clasificación para exportar, permitiéndonos adaptarnos a los requerimientos de nuestros clientes, al menos nos facilitan un poco la competencia; creo que la norma es buena» cerró el referente de La Delmira.

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