MAQUINARIA
MERCADOS
Néstor Cestari, presidente de la Cámara que nuclea a fabricantes, advirtió que el cierre de plantas y ventas frenadas provocan un fuerte sacudón financiero.
Tras un comienzo de año con clima de negocios favorable y ventas que seguían recuperándose, los fabricantes nacionales de maquinaria agrícola también sufren, ahora, el sacudón financiero que implica tener que seguir haciendo frente a sus obligaciones… pero con plantas cerradas y ventas frenadas, debido a las restricciones impuestas en el marco de la emergencia sanitaria nacional.
La oxigenación del mercado se había verificado ya a partir del tercer trimestre de 2019. Así lo consigna un informe del Departamento de Economía de la Bolsa de Cereales de Córdoba, al que tuvo acceso Campo Andino sobre fines de la semana pasada.
El trabajo, elaborado en base a datos del INDEC, da cuenta de los números del sector al cierre de 2019. Señala que “por segundo trimestre consecutivo, la venta de maquinaria agrícola repunta respecto al año anterior y comienza a evidenciarse un recupero en la cantidad de unidades vendidas”.
Añade que esto se dio “particularmente en el cuarto trimestre de 2019”, cuando “la venta de maquinaria agrícola medida en unidades subió un 10,5% respecto al mismo trimestre de 2018”. Detalla que “el rubro más beneficiado fue el de Cosechadoras con un incremento del 22,4% en las unidades comercializadas, seguido por Tractores con subas del 16%”, e interpreta que “las mayores ventas se deben principalmente a la cosecha récord 2018/19”. El panorama favorable se extendía hasta poco antes de finalizar el verano; pero las cosas han cambiado en las últimas dos o tres semanas. La preocupación la plantea Néstor Cestari, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA).
En diálogo con Campo Andino, el industrial bonaerense de Colón explicó que “todo esto que nos está pasando ha cambiado sustancialmente el panorama” y aseguró que “las ventas han caído a cero”. Cestari recuerda que “arrancó la Expoagro en un clima muy positivo y con la expectativa de recuperar herramientas financieras, y de golpe se terminó la Expoagro (un día antes de lo programado), se frustró la posibilidad del crédito… y hoy, las fábricas de maquinaria agrícola están cerradas”. Se lamenta porque “las ventas venían bien, y después de dos años sin financiamiento (con tasas del 60% ó 70% nadie se endeudaba) se anunciaba la reaparición del crédito, y eso había entusiasmado a la gente”.
Cestari confirmó que, a través de la Cámara que preside, los fabricantes elevaron una petición a la Secretaría de Industria de la Nación para lograr una medida de excepción que les permita continuar proveyendo al sector que es la base de producción de alimentos en el país, pero la respuesta fue negativa.
Aclaró que “después de varias gestiones hemos logrado que nos autoricen a vender algún repuesto, pero siempre que sea considerado vital para el funcionamiento de la máquina”. Reflexiona que esta situación “es lamentable, porque somos proveedores del agro, y el campo necesita las máquinas para seguir produciendo”.
Reconoce que el Gobierno está haciendo las cosas bien en cuanto al manejo de la emergencia, en términos estrictamente sanitarios, pero cree que en cuanto al desenvolvimiento de la actividad económica “no se están teniendo en cuenta algunas cosas”. En este caso, se refiere a la marcada estacionalidad de la demanda de maquinaria agrícola. “Hay un momento para vender cosechadoras, otro para sembradoras, o pulverizadoras… y cuando pasa ese momento, hay que esperar hasta la siguiente campaña”. De modo que “hasta mediados de marzo las fábricas estaban vendiendo maquinaria e implementos para cosecha; a partir de los próximos días debería comenzar la venta de equipos para siembra (luego de levantar la soja, arranca la siembra de trigo, por ejemplo); y después deberían seguir fertilizadoras, pulverizadoras… y sembradoras de gruesa, pero estamos frenados”.

En sus declaraciones a Campo Andino el presidente de CAFMA advertía, de paso, que “así como el campo necesita del sector metalmecánico, la mayoría de nuestras empresas son dependientes del agro, y nos encontramos ante la imposibilidad de responder a esa necesidad de nuestros clientes, pero no tenemos otra alternativa que acatar lo que dispone el Gobierno, porque si abrimos las plantas y nos ponemos a trabajar para terminar las unidades que están en proceso de fabricación, quedamos expuestos a severas sanciones, que pueden ir desde fuertes multas hasta procesos penales que nos lleven a prisión”.
De todos modos, “vamos a seguir peticionando para poder trabajar, aunque sea con dotaciones mínimas de gente y en dos o tres turnos según las necesidades de cada empresa y de la superficie de la planta, para que los operarios puedan mantener entre sí una distancia segura…y por supuesto extremando medidas de higiene y seguridad”.
Reveló que “estamos haciendo un protocolo en conjunto con la UOM (Unión obrera Metalúrgica, el sindicato que nuclea a los trabajadores del sector metalmecánico), y vamos a tratar que las autoridades lo avalen”.
La preocupación crece porque “las empresas nos encontramos con una realidad: cada 15 días tenemos que pagar sueldos, y si no tenemos ingresos podremos aguantar una quincena, dos quincenas, pero…”. Néstor Cestari apunta que “algunos piensan que por dejar de trabajar 15 días nadie se va a fundir, pero es que no son 15 días, porque ya venimos de un par de años con una situación muy comprometida, con problemas económicos y problemas financieros, porque la falta de crédito hizo que se retrajeran mucho las ventas”.
El presidente de CAFMA insta a buscar soluciones razonables para esta situación y en el menor tiempo posible, porque está convencido de que “esto no va a terminar a mediados de abril, entonces tenemos que prepararnos para ir acomodando la forma de trabajar”. Reconoce que desde el punto estrictamente sanitario el Gobierno está haciendo las cosas bien dentro de lo posible, pero ya tenemos que estar pensando en el día después y definir cómo vamos acomodando las cosas, para que la gente pueda seguir teniendo trabajo”.
“El nuestro es un sector muy particular -remarca el referente industrial- porque las fábricas de maquinaria agrícola están ubicadas en el interior del país y tienen un compromiso social muy grande, tanto con su gente como con las comunidades donde están instaladas”. Porque “los dueños de las fabricas vivimos en los pueblos donde está radicada la empresa, y todo el mundo sabe dónde estamos; no es como tener una fábrica en el Gran Buenos Aires, vivir en Libertador y tener oficinas en Puerto Madero”. Insiste en que “es muy grande el compromiso que tenemos todos los que estamos en el interior, con nuestra gente (que no es un número) y aún en los peores momentos tratamos de conservarla, porque el sentido de pertenencia es muy fuerte”.
De modo que “hay muchas cosas que poner en la balanza, buscar soluciones a los problemas y no barrerlos bajo la alfombra; por eso la idea es coincidir en un protocolo de trabajo que garantice a nuestra gente la posibilidad de trabajar en condiciones seguras”, finalizó Néstor Cestari.
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