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VITIVINICULTURA

ESCENARIOS

Mucho vino, mucha uva y menos ventas oscurecen el panorama vitivinícola

8 de febrero de 2025

Sigue la retracción del mercado interno y los problemas para competir en el exterior. Se agita el fantasma de los excedentes. Algunas bodegas no van a comprar materia prima. Incertidumbre por el precio de la uva. Los plazos de pago se extenderían mucho más este año.

EN RIESGO. Hay quienes advierten que peligra la continuidad de firmas elaboradoras chicas y medianas, que estarían sufriendo un acelerado proceso de descapitalización. Peor podría quedar el productor primario, sobre todo el no integrado. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Un nuevo ciclo con fuertes aumentos de costos en el viñedo y en la bodega; proyección de precios planchados para la uva y el vino; el consumo interno en caída y falta de competitividad para exportar; forman el camino empedrado que nos deja a las puertas de la vendimia 2025.

Si hiciera falta algo para quitar luz sobre el escenario de la actividad (y ensombrecerlo), sólo basta con mirar lo que hay… y lo que viene. En efecto, el peso del stock en las bodegas y el mayor volumen de materia prima por cosechar, ponen al sector vitivinícola en estado de máxima alerta.

Por lo pronto, se aguardan señales de los gobiernos de Mendoza y de San Juan, las dos provincias que disponen la mayor parte de la oferta (sólo la primera de ellas concentra entre el 80% y el 85%).

Esas señales deberían surgir de reuniones donde ambos ministros de Producción deberían acordar cuánta uva de esta vendimia debería ser destinada a la elaboración de mosto y aliviar así la oferta de vino.

Pero, mientras tanto, la realidad sigue haciendo lo suyo, y surgen advertencias sobre la acelerada descapitalización de pequeñas y medianas bodegas que -advierten algunos- podrían quedar en el camino. Ni hablar de los productores primarios. Sobre todo, los no integrados.  

DIAGNÓSTICO Y SOLUCIONES

El diagnóstico es similar, independientemente del ámbito donde uno vaya a relevar las opiniones. Inclusive las posibles acciones a tomar, con alguna diferencia en uno de los puntos: el tipo de cambio.

Sobre esto último -y aunque todos dan por descontado que el Gobierno nacional seguirá adelante con su política cambiaria- hay quienes creen que no hay que tocarlo, mientras otros opinan que habría que tocarlo… al menos un poco.

Por lo demás, hay coincidencia en la necesidad de, por un lado, seguir ajustando los números hacia adentro de las empresas y, por el lado de las autoridades, básicamente dos cosas.

Por un lado, bajar impuestos (unos ponen acento en ciertos tributos, y otros, en otros). Por otra parte, avanzar rápidamente en acuerdos comerciales con distintos países porque, en los aranceles que paga el vino argentino para ingresar a otros mercados, está buena parte de falta de competitividad, aseguran.  

EXPECTATIVA. El acuerdo que puedan alcanzar los gobiernos de Mendoza y de San Juan sobre qué porcentaje de las uvas de esta vendimia debería ser destinado a la elaboración de mosto, ayudará a calmar (al menos transitoriamente) la preocupación que genera la eventual acumulación de un volumen de vino que llegara a impactar en los precios… que ya vienen planchados.

PRODUCTOR Y BODEGUERO

Martín Hinojosa, referente de la firma de Tunuyán que produce uvas y las elabora en la bodega familiar enclavada en ese departamento mendocino, está «preocupado por la situación de la agroindustria, en general».

En diálogo con Campo andino, el vitivinicultor del Valle de Uco dijo que «por lo que voy hablando con empresarios vitivinícolas, se están viendo los mismos precios del año pasado para la uva; los costos están duplicados y las tarifas están quintuplicadas» .

Esta situación tiene «un gran agravante: tenemos más de 7 meses de stock de vino, estamos ante una cosecha normal, y el consumo en el mercado interno está en caída» detalló Hinojosa.

El empresario, que también vende la parte de la materia prima que no elabora, reveló que «hay bodegas en el Valle de Uco que no van a comprar uva este año… ya avisaron».

NI ADENTRO… NI AFUERA

Recuerda que el mercado interno sigue representando alrededor del 75% del total, «y cuando se deprime, se nota mucho» . Es que «la gente consume mucho menos… de todo». De manera que «no solamente es un tema de precio, es que no hay consumo» .

«No veo mucha escapatoria ni siquiera por la exportación, porque el dólar está atrasado» señaló, resumiendo así las principales variables que definen -según su análisis- el estado de situación del sector.

EL «ATRASO CAMBIARIO»

Sobre el impacto de lo que interpreta como atraso cambiario, sobre los negocios del sector, el empresario indicó que «hay vitiviniculturas como la de España, por ejemplo, que están exportando a 1,90 euros la botella (2 dólares) … y menos también».

Comparó que esos «2 dólares, para nosotros son $ 2.200 mientras que, en insumos secos nada más, tenemos $ 1.200… antes de meter el vino en la botella y de haber pagado los impuestos». Aseguró que «amigos de otras bodegas me decían que están trabajando a pérdida para mantener el cliente» .

VARIABLES COMPETITIVAS

Hinojosa reconoce que, aunque las condiciones cambiarias para vender afuera resultaran favorables, no sería sencillo exportar tanto, como para que esas ventas oxigenaran demasiado la situación de las empresas.

«No hay cola para comprar vino argentino -indicó- y por más que hubiera una devaluación, los negocios no se recuperarían de un momento para el otro porque, desarrollar un cliente en el exterior, lleva meses y meses».

«Distinto es en el mercado de graneles, donde se vende por precio; y con un buen tipo de cambio sí se podría mover volumen y se podría sacar vino argentino al exterior» apuntó, pero «hoy no está esa posibilidad, porque el dólar está planchado, y hasta después de las elecciones, por lo menos, va a seguir planchado» .

UNA SITUACIÓN CRÍTICA

Martín Hinojosa se pregunta: «(Sacando las grandes…) ¿Cómo hacen para aguantar las bodegas medianas y chicas?». Porque… «¿Cómo se hace para vender el vino al mismo precio del año pasado? ¿Cómo se hace para exportar?».

«El panorama que veo es que, si no se reactiva el consumo interno o mejora el tipo de cambio, muchas pymes van a quedar en el camino» .

Aseguró que «con las bodegas que hablo, todas se están descapitalizando, y a nosotros nos pasa lo mismo, ya nos comimos la mitad de nuestros ahorros» .

Por otra parte, «para el que sólo produce uvas la situación va a ser terrible» . Por un lado, porque la industria está ofreciendo «el mismo precio del año pasado«.

Además, porque «los plazos de pago se han extendido: el año pasado entregaban entre 3 cheques y hasta 5 ó 6, y este año están hablando de entre 7 y 12 cheques» .

«En los últimos 20 años nunca he visto una situación así» apuntó el empresario valletano, que fue presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) en la anterior gestión del Gobierno nacional (hasta diciembre de 2023).

Hinojosa dijo no entender «por qué no hay quejas de las cámaras (empresariales)… al margen de mi posición política», aclaró. Recordó que «antes, por mucho menos, hacían un escándalo».

-«¿Cuál cree que sería la vía para reactivar el mercado interno?» le preguntamos a Hinojosa, a lo que respondió: «Bajar los impuestosal consumo, no los impuestos a los autos. Bajar el IVA, bajar Ingresos Brutos. Ésa sí sería una forma».

PODRÍA SER MÁS CONFLICTIVO

Desde el movimiento cooperativo, Fabián Ruggeri, presidente de la Cooperativa Colonia California (con sede en Nueva California, San Martín, al Este de Mendoza) fue concluyente al señalar que «estamos viendo que vamos a tener una cosecha superior a la del año pasado, con lo cual el panorama va a ser un poco más conflictivo hacia adelante» .

El dirigente es miembro del Consejo de Administración de Fecovita (que comercializa los vinos de una treintena de entidades de primer grado) y presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas) que es la gremial empresaria de los productores integrados.

Sumó (el año pasado) la máxima responsabilidad en la conducción de la Cooperativa de Servicios Vitícolas y Enológicos, creada en 2024 con un objeto social de amplio alcance, concentrando actividades que antes constituían un área dentro de Fecovita.

En diálogo con Campo Andino, Ruggeri adelantó que «hemos estado hablando entre las entidades y con la gente del Gobierno (de Mendoza), porque este año hay que ser muy precisos con el tema de diversificación (del destino de la uva) si no, vamos a agregar una cantidad de stock muy importante de vino, y el precio no se va a sostener» .

Coincidió en que «hay entre 7; 7,2 ó 7,5 meses de stock de vinos, dependiendo cómo se lo mida» y, si a eso «le sumamos la nueva cosecha, se incorporaría una cantidad determinada».

Ahora, «considerando la venta actual, y llevándola a la liberación de la próxima temporada, que sería la de (junio) del 2026, cerraríamos nuevamente con 7 meses… siempre y cuando se destine a mosto el porcentaje adecuado«.

EL 30% DE LA UVA, A MOSTO

Fabián Ruggeri anticipó que «independientemente de lo que vaya a resolver el Gobierno, Fecovita ha decidido, como empresa, pedir a las cooperativas que destinen a mosto el 30%» de la producción de uvas de sus asociados.

Consideró que lo que acuerden los gobiernos de Mendoza y San Juan «no debería estar muy lejos de eso, como pauta de diversificación, porque si no, llegaríamos con un stock de vino muy importante al momento de la liberación del próximo año… y se complicaría todo».

LA GENTE NO TIENE PLATA

El presidente de Acovi advirtió que la caída en el consumo de vino no es por ineficiencia del sector, ni por los altos precios del vino salido de bodegas, sino «porque la gente no tiene plata en el bolsillo, y consume menos… de todo».

Puntualizó que «ha bajado muy fuerte el consumo de harinas, de carne, de verduras… ¿por qué aumentaría el consumo de vino, que ni siquiera es un artículo de primera necesidad?» se preguntó.

Aclaró que «ya en 2023 hubo una caída de entre el 12% y el 14% en el consumo de vino (en el mercado interno argentino); y en el 2024 siguió la tendencia hasta que a fin de temporada esa caída empezó a ser más suave» .

Recordó que «pasamos de 24 litros per cápita/año en 2022 a los 16 actuales», e indicó que «esa diferencia, en tan corto tiempo, no responde a un cambio de hábitos de consumo, sino a un retroceso importante en el poder adquisitivo».

En este punto, Ruggeri hizo un paréntesis para señalar: «También hay una realidad, y es que el canal comercial remarca con porcentajes abrumadores» . Puso por ejemplo el vino en tetra.

«Un tinto -dijo- tendría que estar entre $ 2.000 y $ 2.100 en la góndola de un mercado de cercanía. En un supermercado, que tiene más poder de negociación, debería estar entre $ 1.800 y $ 1.900» .

Por otra parte, «un vino blanco, en tetra, debería estar entre $ 1.200 y $ 1.300 en un mercado de cercanía, y en un supermercado, en torno a los $ 1.100» .

Ahora bien, «uno va al mercado de cercanía, y se encuentra con el tinto a $ 2.000 y el blanco a $ 2.000; y en un supermercado, el tinto sale $ 2.000 y el blanco $ 1.800» .

«Es de terror como remarca el canal comercial, agregando… nada, porque los riesgos los corremos los productores, los elaboradores, los fraccionadores», se quejó. Además, «un supermercado paga a los 90 días, así es que prácticamente no tiene costo financiero, te paga con lo que recibió por la venta de tu producto».

HAY QUE SACARSE EL CHIP

Sobre el entorno del negocio y, en ese marco, la incidencia de un eventual retraso cambiario como condicionante de la competitividad internacional, Ruggeri fue terminante al señalar: «Creo que hay que sacarse el chip de que el tipo de cambio es lo único que nos da competitividad».

«Porque vamos a poner el dólar a un valor que consideremos adecuado, y después, en 3 ó 4 meses la inflación termina comiéndose toda la mejora» advirtió. Subrayó, en cambio, que «hay que trabajar sobre los costos internos».

Apuntó, por ejemplo, que «tenemos un flete interno que es carísimo; tenemos aranceles para entrar a todos los países del mundo…». Remarcó que «sobre eso tenemos que empezar a trabajar, porque son las cosas que pueden perdurar en el tiempo» .

«La macroeconomía que plantea este gobierno tiene este formato; el dólar no se va a disparar, porque si se dispara el dólar se complica todo» advirtió. Devaluar «es lo más fácil, lo más rápido, pero nos dejaría en una situación extremadamente vulnerable» dijo el cooperativista del Este mendocino.

EL «COSTO ARGENTINO»

«Cuando había altos niveles de inflación y tocaban el dólar todo el tiempo -recordó- en dos o tres meses volvíamos quedar fuera de competencia». Para él, «la exigencia tiene que venir por otro lado«. Hizo foco, por ejemplo, en el costo de los fletes.

«En Chile, poner un litro de vino (ya sea de la zona del Valle del Elqui o de la zona de Concepción) en el puerto de Valparaíso o de San Antonio, cuesta un centavo y medio o dos centavos de dólar» (USD 0,015 / USD 0,02). Pero «a nosotros, mandar de Mendoza a Buenos Aires, un litro en un flexitanq nos cuesta diez centavos de dólar» (USD 0,10).

Aclaró que, si bien los exportadores trasandinos tienen varios kilómetros menos por recorrer para llegar a puerto, «no sólo la distancia es importante, porque el mayor problema es que el flete nuestro es extremadamente caro» .

Es más caro, aclaró, «porque pagamos muchos impuestos internos en el combustible; y porque como tienen mucho riesgo de que les roben cuando entran a Buenos Aires, duplican el valor de la tarifa».

Además, «cuando llegan al puerto no saben si les van a descargar en un día o en 14 días, porque siempre hay un piquete… o algún otro problema, entonces te vuelven a duplicar la tarifa» denunció el dirigente vitivinícola.

CANCILLERÍA ESTÁ EN DEUDA

Siguiendo con la comparación, recordó que «ellos (Chile) tienen convenios de comercialización con 130 países y nosotros ni siquiera podemos mandar como corresponde a los países del Mercosur».

Pero, sobre todo, remarcó que «tenemos entre 25% y 30% de aranceles para ingresar a la mayoría de los países» adonde llegan (o quisieran llegar) los exportadores argentinos. Hizo cálculos (sencillos) para «el negocio de los vinos a granel» en el que «la diferencia para ser competitivo o no ser competitivo es de entre USD 0,08 ó USD 0,10 por litro» .

Pero resulta que «nosotros tenemos USD 0,08 más de costo por litro, solamente en flete interno, y si a eso le sumamos un 30% de arancel sobre el precio facturado… ¡estamos en el horno!» se quejó Ruggeri.

Habiendo puesto estos números sobre la mesa, se preguntó: «¿Cuánto necesito aumentar el dólar para que me haga competitivo?». Entonces, «hay que trabajar sobre el régimen tributario, hay que trabajar sobre los fletes internos, sobre la logística… y hay que trabajar en Cancillería con acuerdos para poder bajar los aranceles de ingreso a otros países».

Sobre este último punto, advirtió que «este Gobierno lleva un año… ellos dijeron que iban a hacer las cosas relativamente rápido, pero han sido sólo promesas». Reconoció que «se han hecho muchas otras cosas», pero remarcó que «en Cancillería no se ha hecho nada» relacionado con el tema de su reclamo.

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