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Finalmente, la caída del stock bovino en 2024 fue oficialmente cuantificada

18 de abril de 2025

Preocupa el retroceso en categorías como novillos y vaquillonas, lo que proyecta una sombra sobre la oferta presente y futura de carne bovina, según un reporte privado. Leé, hacé tus números, y compartilos en los comentarios.

RETROCESO. Datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, conciliados al 31 de diciembre último, dan cuenta de una baja de 1,16 millones de cabezas (-2,2%) respecto de las existencias registradas al cierre de 2023. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Los datos oficiales publicados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, revelan que la cantidad de bovinos existentes al 31 de diciembre de 2024 en Argentina, sumaba 51.626.909 cabezas.

La cifra -determinada en base a los datos que los ganaderos ingresan al SIGSA- representa una baja del 2,2% del rodeo nacional respecto de 2023, equivalente a 1,16 millones de animales menos en el stock.

El signo (negativo) de esos números no hace más que confirmar lo que ya descontaban en el sector ganadero, es decir, una nueva caída en el stock nacional de ganado vacuno. Hay coincidencia en que el factor climático ha sido el mayor determinante del retroceso observado en los últimos dos años.

El tema es motivo de análisis en el último reporte del ROSGAN (el Mercado Ganadero de la Bolsa de comercio de Rosario), cuya edición coordina María Julia Aiassa quien, de paso, pone foco en una serie más extendida de la evolución del stock.

PREOCUPACIÓN. Se advierte sobre una tendencia decreciente del stock bovino argentino, prácticamente desde el año 2018. Cuestionan la falta (desde la gran caída de 2008/2009) de un programa nacional concreto de apoyo al sector, para la recuperación de las existencias.

NO ES SÓLO LA SECA

En ese sentido, apunta que, con los números sobre la mesa, «se observa una tendencia decreciente prácticamente desde el año 2018» . Recuerda que, ese año, «Argentina apenas lograba recuperar los 55 millones de cabezas, luego de la gran primera caída finalizada en el año 2010».

Señala que «más allá de esta última seca, también deben considerarse otros factores intervinientes dentro de este proceso de estancamiento y pérdida de hacienda que Argentina viene sufriendo en los últimos años».

En este sentido, puntualiza que «desde aquella gran caída del stock ganadero causada tras la sequía de los años 2008/09, cuando se perdieron cerca de 10 millones de cabezas, no hubo a nivel nacional un programa concreto de apoyo al sector para la recuperación de ese stock».

«Por el contrario -dice- le sucedieron años de intervenciones y restricciones comerciales que limitaron y desincentivaron fuertemente el crecimiento de la producción».

Añade que a ello «se sumó, en los últimos años, un fuerte desajuste macroeconómico que terminó de configurar un escenario muy poco propicio a una fase de reconstrucción».

En este contexto, «sobre un sector ya castigado, la sequía que sufrió gran parte del territorio nacional en los últimos dos años terminó haciendo estragos, golpeando el corazón productivo de la ganadería nacional», resume Aiassa.

CAÍDA DEL RODEO, EN NÚMEROS

Puntualiza que «entre las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, el año pasado se perdieron más de 850.000 cabezas de vacunos, lo que explica el 75% de la caída a nivel nacional» .

Aporta un dato adicional: esas cuatro provincias, dice, «reúnen cerca del 65% del stock nacional, pero, por su elevada productividad, aportan el 70% del total de terneros logrados anualmente».

Sobre esta categoría, recuerda que «el número de terneros y terneras registrados por stock asciende a 14,6 millones, prácticamente sin cambios respecto de los logrados durante el ciclo previo, pero lejos de los 15,1 millones registrados en 2022» .

LA RELACIÓN TERNERO/VACA

En este punto Aiassa hace un paréntesis para destacar como un dato positivo, «la ligera mejora lograda en la relación ternero/vaca, medida siempre sobre el stock de vientres del año previo».

En ese sentido detalla que «este indicador, que en 2024 arrojó un 65,2%, mejora levemente respecto del 63,8% registrado en 2023 y se ubica como el segundo mejor dato de la serie, luego del 66,7% conseguido precisamente en el año 2022» .

EL NOVILLO SIGUE REZAGADO

No obstante, más allá del número de terneros logrados, «aún existen categorías que siguen sin recuperar terreno» advierte.

«El caso más emblemático es el novillo» que, «el año pasado, perdió casi 100.00 cabezas» lo que representa «la baja más pronunciada en los últimos siete años».

Pero apunta que, en este caso, la «caída ya es estructural, desde los 4,7 millones en 2007 a los 2,23 millones contados en este último stock» .

Remarca «el gran desafío que enfrenta el sector frente a la necesidad de aumentar la producción de carne con un stock ganadero cada vez más restringido» y «en contextos tan cambiantes e inestables (…) como los de las últimas décadas».

TAMBIÉN LAS VAQUILLONAS

Otra categoría cuya evolución sigue preocupando, es la vaquillona, «esencial para sostener la reposición de vientres en producción» dice Aiassa, que «viene resignando existencias desde 2017 y cuya caída se ha acelerado en los últimos dos ciclos» .

Recuerda que, en 2024, la faena anual de vaquillonas superó los 4 millones de cabezas sobre un total de existencias al inicio del ciclo de 7,36 millones, lo que refleja una extracción del 54% del stock inicial.

Como consecuencia de ello (a lo que debería sumarse una aparente menor retención de terneras para reposición), «el stock de vaquillonas al cierre del año pasado cayó en 475.000 cabezas».

De esta manera, la existencia final quedó en 6,88 millones. Este número se encuentra «cada vez más distante de los 8,25 millones de vaquillonas en stock contabilizadas en 2016» compara.

CON LAS VACAS, ALGO PARECIDO

Algo similar sucede con las vacas. La analista del ROSGAN reconoce que «el ritmo de faena tendió a moderarse el año pasado contra 2023, cuando -recuerda- se había registrado el pico de liquidación debido a la última seca», con casi 3 millones sacrificadas.

Pero advierte que también esta categoría «sigue sin revertir la caída» . Apunta, en ese sentido, que «el stock al cierre del año pasado registra 22,08 millones de vacas, es decir, unas 324.000 menos que en 2023» .

Esa diferencia negativa se amplía a «924.000 menos que en 2022″ cuando oficialmente habían sido contabilizadas 23 millones de cabezas de esa categoría.

MUCHOS VIENTRES PERDIDOS

La analista resume que, «durante los últimos dos años atravesados por este severo escenario de sequía, la ganadería argentina perdió más de 1,7 millones de vientres, entre vacas y vaquillonas».

Al evaluar el impacto de este retroceso, señala que esa cifra, expresada «en términos de producción potencial resignada, representa casi 1,5 millones de terneros y terneras menos en los últimos dos años» .

LA FAENA SIGUE ALTA

Ahora, pese a un contexto climático mucho más benigno que el de los últimos dos años, «el dato que también emerge como una luz de alarma es la elevada faena que se sigue registrando, especialmente en la categoría de hembras jóvenes» alerta Aiassa.

Explica que «si bien los números generales de faena del primer trimestre de 2025 -3,2 millones de cabezas- muestran una desaceleración del 2,4% respecto del año previo, el número de vaquillonas que componen esta faena sigue siendo elevado» .

En los primeros tres meses, creció un 7% respecto de igual período del año pasado, totalizando unas 980 mil cabezas.

Analiza que, para evitar nuevos retrocesos en las existencias finales, «la faena de vaquillonas debería caer este año, como mínimo, unas 475.000 a 500.000 cabezas (12%) respecto de los 4 millones registrados el año pasado».

Razona que, «si como hipótesis de stock neutral tenemos que la faena anual debería mantenerse en torno a los 3,5 millones de cabezas -de las cuales ya se han contabilizado 980.000 en los primeros tres meses- entonces, para lo que resta del año (período abril a diciembre) el promedio mensual de faena debería rondar las 285.000 cabezas, un 17% por debajo del promedio registrado para esos mismos meses, un año atrás» .

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