AGROINDUSTRIA

PANORAMA

Reclaman levantar las barreras sanitarias internas para mover frutas en Mendoza

28 de diciembre de 2021

Lo plantearon dirigentes de la agroindustria, que pidieron una excepción a funcionarios de Nación y Provincia. No hay respuesta, y la fruta sigue madurando.


“El Este de Mendoza sigue siendo una región totalmente abandonada por los organismos gubernamentales, provinciales y nacionales. La verdad es que son un desastre. En veinte años no han hecho nada ni tienen planes de hacer absolutamente nada. No hay respuesta, ni hay acciones. La región está desamparada”.

Contundentes las frases de Raúl Giordano, presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (CAFIM). En diálogo con Campo Andino, el dirigente empresario resumía este martes, y de esta manera, los resultados de gestiones iniciadas por la Entidad ante la delegación regional del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA) y ante el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (ISCAMEN).

Mediante nota cursada en los primeros días de diciembre, la cámara solicitaba un programa de emergencia que permitiera excepcionalmente, en la temporada 2021/2022, llevar fruta desde los oasis Este y Norte de la provincia hacia establecimientos procesadores situados en áreas libres de Mosca del Mediterráneo.

Al mismo tiempo, demandaba un plan de acción para que, en 2022/2023, la provincia esté libre de la plaga y se eliminen las barreras fitosanitarias internas; de manera tal de superar una situación que “sólo trae aparejadas pérdidas económicas, de puestos de trabajo e inversiones”.

A casi treinta días de ese pedido, “la situación está igual o peor -dijo Giordano- porque la fruta (se refería al durazno para industrializar) sigue madurando; y al damasco directamente no pudieron sacarlo”.

VEINTE AÑOS “ATRASANDO”

Según el análisis del industrial mendocino, “en 20 años no solamente no se avanzó, sino que se atrasó” con la aplicación del programa fitosanitario provincial. “La poca fruta que hay en el Este no se puede mandar a ningún otro lado que no sea para consumo dentro de la provincia, y ni siquiera se puede pasar para industrializarla en el Sur” de Mendoza, recordó.

En este momento, el mayor problema lo afronta la producción de durazno con destino a enlatado, en almíbar (el “durazno al natural”), que ya se está cosechando. El empresario señaló que “hay fábricas que tienen muchos kilos de duraznos propios en el Este, pero no pueden pasar su fruta si su finca queda dentro de la cuadrícula de 10 km de otra propiedad donde se haya detectado la presencia de la plaga”.

En diálogo con Campo Andino, el presidente de la Cámara denunció que el sector de la fruta industrializada sigue “con graves problemas por las barreras sanitarias internas que creó el ISCAMEN hace veinte años”.

Esa restricción, según entiende, no cumplió su cometido porque “cada vez hay más Mosca, y vemos que los presupuestos (del organismo) son muy altos y no han bajado”. A pesar de eso, “las acciones -si es que se hacen- no tienen los efectos deseados”. Resumió que “en Rivadavia, San Martín, Junín y Santa Rosa está dado el cóctel perfecto para que las explotaciones frutícolas de toda esa zona queden definitivamente abandonadas”.

EL ORIGEN DEL PROBLEMA

Para poner en contexto el problema, hay que remontarse a… quizás más de 20 años, cuando la Provincia puso en marcha (a través del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza) un plan fitosanitario para el control y erradicación de la Mosca del Mediterráneo, que afecta a los frutales, entre otras especies.

La medida apuntaba a preservar el estatus sanitario de los oasis libres de la plaga, mejorarlo rápidamente en aquellos donde tuviese baja prevalencia, e iniciar un proceso que -ya se sabía- sería de lago de plazo, en las zonas productivas con muy alta presencia de Mosca.

La estrategia, orientada a facilitar la exportación de frutas a mercados donde rigen estrictas medidas fitosanitarias, tuvo dos ejes centrales. Por un lado, el desarrollo de un ambicioso plan de producción de moscas macho en condiciones controladas, para luego esterilizarlas y soltarlas en el ambiente natural, de modo que, al copular con las hembras silvestres, fuera disminuyendo la población de las siguientes generaciones.

A la par, se dispusieron (entre otras medidas) restricciones para el tránsito de frutas y otras especies vegetales que son hospederos de Mosca. Las barreras fitosanitarias instaladas a ese efecto impedían (como, de hecho, sigue ocurriendo) el ingreso a Mendoza con esos frutos desde otras provincias, e inclusive el tránsito con esa mercadería dentro del territorio mendocino, desde zonas con alta prevalencia hacia las áreas libres de la plaga. 

El Valle de Uco (en el Centro-Oeste de Mendoza) y el Oasis Sur lograron rápidamente optimizar su estatus fitosanitario respecto de Mosca del Mediterráneo. No así los oasis Norte y Este, donde la plaga siguió siendo altamente prevalente.

Así las cosas, la fruta (particularmente la que tiene a la industria por destino) producida en las fincas de esas zonas donde no bajó -o creció- la incidencia de la plaga, no puede ser enviada a las plantas procesadores instaladas en las zonas libres.


RAÚL GIORDANO, presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza, advierte que «si no se ataca con compromiso y rapidez esta situación, la región será cada vez más marginal”; que se abandonarán los escasos cultivos existentes y -por supuesto- la aplicación de fitosanitarios, lo que ocasionará más focos de proliferación de Mosca. FOTO/CAMPO ANDINO.


POCA FRUTA, Y PARA COLMO…

Giordano advirtió que, esta temporada, “el panorama para el durazno no es muy alentador que digamos, porque estamos con sólo 82.000 toneladas, según el pronóstico”. Aunque habrá que tener en cuenta el daño provocado por “algunas tormentas importantes de granizo”, ocurridas después del relevamiento.

En cuanto a los precios de la materia prima, “no los podemos determinar -dijo- pero indudablemente tenemos un techo, que estará fijado por la exportación o la importación, dependiendo del valor del dólar”. Vale decir que “no podemos hacer una lata más cara que la que se pueda importar, ni a mayor costo que el valor de una eventual exportación”.

En comunicación con Campo Andino, resumió que “el año no viene para nada fácil, las fábricas seguramente van a reducir sus programas”; y resumió que el resultado que pueda tener esta temporada “es bastante incierto”.

UNA CRISIS INMINENTE

En su nota dirigida a principios de diciembre a los máximos responsables político y técnico del ISCAMEN, y al representante del SENASA en la Región, la CAFIM alertó sobre la “crisis inminente que nos afecta por la barrera sanitaria interna en la Provincia de Mendoza”.

El texto recuerda que, cuando se dispuso la restricción “ya habíamos planteado el problema, con los daños económicos y sociales que la medida nos traería”, y que las autoridades les pidieron “paciencia”, porque esta situación iba a ser “temporaria, hasta mejorar el estatus sanitario”.

En la misiva, la CAFIM advirtió que, año a año, la provincia viene perdiendo productores y superficie implantada, al igual que establecimientos industriales procesadores de frutas, y denunció que a pesar de los esfuerzos económicos y técnicos no se ha logrado resolver el problema en esas zonas más afectadas, y que la situación es la misma que cuando se puso en marcha el plan sanitario.

Subrayó que la producción frutícola del Oasis Norte y, sobre todo, del Este provincial, ha seguido empobreciéndose, “todos los años se abandonan fincas con derecho a riego por falta de rentabilidad, por la imposibilidad de vender lo producido (…)”.

PARA EVITAR EL COLAPSO

Como alternativa de solución, en su momento la CAFIM ya había propuesto, por ejemplo, el envío de la fruta (hacia los oasis libres de Mosca) en camiones protegidos con tela, precintados y bajo la vigilancia del ISCAMEN hasta destino. Las industrias se comprometían a procesar la fruta con la máxima celeridad y realizar de forma segura la disposición final de los residuos. Pero la nota asegura que “nunca recibimos una respuesta concreta”.

En su planteo ante los organismos sanitarios, la entidad empresaria señaló que “si no se ataca con compromiso y rapidez esta situación, la región será cada vez más marginal”; se abandonarán los escasos cultivos existentes y -por supuesto- la aplicación de fitosanitarios, lo que ocasionará más focos de proliferación de Mosca.

Por otra parte, “crearemos un gran desierto, en donde la caída de la economía y la falta de empleo serán el resultado de la inacción por no aplicar medidas específicas, excepcionales, criteriosas y contundentes”. Junto con el pedido concreto a las autoridades, la Cámara mendocina de los industriales de la fruta hizo un llamado de atención a “los dirigentes nacionales, provinciales, municipales, cámaras industriales y territoriales”, quienes “deben estar a la altura de las circunstancias para lograr una solución inmediata y eficaz, a fin de evitar el colapso de una parte importante de la actividad económica de la provincia”.

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