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Unidades del INTA en Cuyo se pronuncian contra el ajuste que impulsa el Ejecutivo nacional

4 de junio de 2025

Estaciones experimentales del Sur y Este de Mendoza y de San Juan, emitieron documentos que expresan su «profunda preocupación» por el alcance de las reformas anunciadas. Advierten que «afectarían el desarrollo científico, tecnológico y productivo» argentino. Reclaman «inmediata apertura de instancias de diálogo genuino».

IMPACTO. Las Experimentales, que dependen del Centro Regional Mendoza-San Juan, advierten que «el debilitamiento del INTA impactaría de forma directa en las cadenas productivas de la región y en las economías que dependen de ellas, generando consecuencias negativas en el desarrollo local, la innovación y la sustentabilidad».  FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


A medida que crece la incertidumbre sobre el verdadero alcance que tendrán las decisiones del Poder Ejecutivo Nacional para forzar el equilibrio de las cuentas fiscales en Argentina, comienzan también a multiplicarse las voces de advertencia sobre el impacto negativo que pueden tener, sobre cada uno de los ámbitos alcanzados, las medidas que acentúen el ajuste en distintas estructuras del Estado.

Uno de esos ámbitos, donde los dueños de la motosierra pretenden cortar indiscriminadamente, es en las instituciones que conforman el sistema académicocientíficotecnológico de Argentina.

Es uno de los de mayor prestigio en el concierto internacional y responsable de innumerables logros en materia de innovación y desarrollo local en cada rincón de la extensa geografía nacional.

Quizás la más federal y territorial de esas organizaciones sea el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

Es una institución donde la gente que trabaja ingresa por mérito, para hacer las cosas (básicamente, proyectos de investigación y acciones de extensión) que decide cada Consejo Asesor.

Esos Consejos (locales o regionales, antes que el Nacional) están compuestos en buena medida por representantes de los productores de cada zona… que bien saben lo que necesitan y dónde es verdaderamente útil asignar los recursos.

De manera que, la gente que está, es la que se necesita… y porque merece estar; y está ahí para hacer las cosas que es necesario hacer.

No obstante, hoy, a casi 70 años de su fundación, el INTA está expuesto al arrebato de funcionarios cuyas acciones sugieren, primero, un desconocimiento del país profundo, y la negación de su capacidad para decidir qué necesitan los protagonistas del Campo y la Agroindustria en la Argentina toda.

Además, dejan entrever el propósito de someter a la Institución al poder discrecional de quienes ejecuten esas acciones… o, eventualmente, de sus mandantes. (Seguramente quienes -como nosotros- no se cocinan de un hervor, recordarán aquella iniciativa similar que campeó durante la década de 1990).

LES HACEN PERDER EL TIEMPO…

Esta larga introducción apenas cumplirá, seguramente, el propósito de llamar la atención sobre el estado de inquietud y hartazgo por la incertidumbre de quienes están al frente del INTA en distintos puntos del país (en el Centro-Oeste en este caso).

Es gente formada… que conoce el territorio. Que ensucia el piso de los laboratorios con la greda del embanque de las acequias o con la bosta de los corrales que no alcanzó a despegar de las suelas.  

Gente que sabe administrar los recursos, y está siempre atenta a cómo aplicarlos de manera más eficiente.

Cómo será el escenario, entonces, para que esa gente haya decidido dejar por un momento sus tareas y perder parte de su valioso tiempo para desasnar a quienes quieren avanzar irracionalmente con medidas que -advierten- pueden dar por tierra con décadas de valorados logros a favor del sector agropecuario.

Llama la atención (dicho sea de paso) que no hayan dispuesto de ese tiempo y, antes que, eso, de voluntad, las entidades gremiales de productores e industriales; clusters sectoriales; y las empresas… y gobiernos de provincias que interactúan permanente con el INTA, desde hace décadas, para poder conocer qué piensan (en un sentido o en otro) sobre este asunto. Es un silencio que aturde.

Lo cierto es que, en este contexto (por el momento), tres de las cinco Estaciones Experimentales Agropecuarias que dependen del Centro Regional Mendoza-San Juan del INTA, se pronunciaron en las últimas 24 horas, en términos muy similares, sobre esta iniciativa de ajuste impulsada por el Poder Ejecutivo Nacional, y sus esperables consecuencias.

«GRAVE CRISIS INSTITUCIONAL»

Desde San Rafael (Mendoza), la Dirección de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Rama Caída emitió un comunicado de prensa en el que, junto a «sus Agencias de Extensión de Malargüe, General Alvear y San Rafael» expresa su «profunda preocupación ante la grave crisis institucional que atraviesa el INTA, frente a iniciativas políticas de ajuste» .

«Estas iniciativas -agrega- contemplan la reducción del 25% del personal, cambios en la conformación del Consejo Directivo (máxima autoridad del INTA que define estrategias de acción) y eliminación de la extensión rural, contacto directo con el productor, el campo y su gente». 

El pronunciamiento, difundido en un documento que lleva membrete de la Institución, advierte que, de confirmarse, «estas medidas afectarían el desarrollo científico, tecnológico y productivo del país, al impactar directamente en el funcionamiento del INTA, comprometiendo su capacidad para cumplir su misión y proporcionando un duro golpe al acompañamiento territorial que reciben miles de productores y comunidades rurales» .

El comunicado de la Experimental Rama Caída señala que «el debilitamiento del INTA impactaría de forma directa en las cadenas productivas de la región y en las economías que dependen de ellas, generando consecuencias negativas en el desarrollo local, la innovación y la sustentabilidad» .

«Por lo expresado, desde INTA manifestamos nuestro rechazo a estas decisiones y alertamos sobre los efectos irreversibles que podrían ocasionar en el sistema de ciencia y técnica aplicado al sector agropecuario» finaliza el documento de la Experimental con ámbito de acción en algo más de la mitad sur del territorio mendocino.

«¿AÑO DE LA RECONSTRUCCIÓN?»

Desde la Estación Experimental Agropecuaria Junín (en el Este de Mendoza), en tanto, surgió -en este caso con la firma de su director, Ing. Alejandro García– un comunicado de prensa de similar tenor y varios tramos con idénticas expresiones.

El texto está encabezado también con el membrete institucional, pero acompañado del slogan: «2025 – AÑO DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN» con el que, desde hace unos meses salen rotulados algunos documentos oficiales.

Esa misma expresión, pero encerrada entre signos de interrogación, le pone título al documento de la Unidad del INTA del Este provincial, por lo que, elípticamente, pone en duda que, con «iniciativas políticas de ajuste por parte del gobierno nacional» sobre el sistema de ciencia y técnica, pueda ser encarado un proceso de reconstrucción.

Apunta, por un lado, que la reducción de personal ha sido proyectada «sin criterios fundados que garanticen el normal funcionamiento y cumplimiento de la misión y visión institucional».

Por otra parte, advierte que eventuales «cambios en la conformación del Consejo Directivo (máxima autoridad del INTA que define estrategias de acción, con presencia mayoritaria del sector privado) lo dejará bajo el control discrecional del gobierno de turno» .

La Experimental Junín comparte la preocupación expresada por su homóloga sanrafaelina por el impacto territorial de una eventual «eliminación del área de extensión rural y otros institutos».

Tras señalar idénticas apreciaciones sobre el riesgo que pende sobre «el desarrollo científico, tecnológico y productivo del país» (…) y el aporte del INTA «a la competitividad y sostenibilidad del sistema agroalimentario argentino», la Experimental juninense manifestó su «rechazo a estas decisiones» y alertó sobre los «efectos irreversibles que ocasionarán en el aporte de esta Estación Experimental al desarrollo productivo de la Zona Este de Mendoza» .

PÉRDIDA DE INDEPENDENCIA

Desde su sede en la localidad de Pocito, en tanto, la Dirección del INTA San Juan, junto a las jefaturas de las Agencias de Extensión Rural y los Grupos de Investigación, expresaron su «profunda preocupación y absoluto rechazo a la reforma del INTA que el gobierno nacional pretende sancionar bajo el pretexto de un ajuste económico» .

En su comunicado de prensa -concebido sobre los mismos fundamentos que los de sus homólogas de Junín y Rama Caída, y difundido, también, con membrete del ente nacional- la Experimental sanjuanina advierte que los cambios en gestación, implican «medidas (que) vulneran la ley de creación del INTA y atentan contra su autarquía, exponiéndolo a la voluntad política y a la pérdida de independencia técnica y científica».

Sin dudas, ese punto está relacionado con lo que parece ser la innegociable decisión del Ejecutivo nacional de encarar «una reestructuración del Consejo Directivo que reduciría la participación de los productores y las universidades en la toma de decisiones».

Ésa, en realidad, es la clave que -una vez habilitadaallanaría el camino para aplicar, en el INTA, medidas de achique a tono con las que ya dispuso -y prepara en otros casos- el Ejecutivo nacional en distintos ámbitos del Estado nacional.

«CONSECUENCIAS DEVASTADORAS»

En este caso, por ejemplo, una fuerte reducción de personal; que -dice el documento fechado este miércoles en Pocito- son «profesionales altamente capacitados que han ingresado mediante concursos públicos de antecedentes y oposición» .

Así también «la eliminación de la extensión rural, que representa el vínculo esencial con los productores, el territorio y las comunidades».

Todo ello -subraya la Experimental pocitana, en consonancia con los que expresan sus pares mendocinas- constituye «un intento de desmantelar una institución clave para el desarrollo agropecuario nacional, sin diálogo, sin evaluación de impacto y sin respeto por su historia ni por su rol estratégico» .

Vaticina que «el debilitamiento del INTA tendría consecuencias devastadoras: paralizaría procesos de innovación tecnológica, afectaría la producción agropecuaria en todo el país y pondría en riesgo la sostenibilidad de las economías regionales» . Además, «implicaría un retroceso inaceptable en la construcción de soberanía científica, tecnológica y alimentaria».

EL IMPACTO TERRITORIAL

Tras señalar los aportes de sus profesionales y técnicos en materia de Investigación en genética, suelos, uso eficiente del agua y diversificación de la matriz productiva regional, la Experimental San Juan advierte sobre el duro golpe que sufrirían las comunidades rurales si avanzan los recortes sobre el área de Extensión del INTA.

En ese sentido, el documento puntualiza las consecuencias de estas eventuales decisiones sobre los territorios que cubren las Agencias de Extensión Rural ubicadas en Media Agua, Pocito, Caucete, San Martín y en departamentos alejados como Valle Fértil, Jáchal, Iglesia y Calingasta.

Plantea que, si prospera la política del Ejecutivo Nacional, esas unidades «dejarían de generar conocimiento local, de apoyar proyectos de desarrollo rural, de brindar asistencia técnica a productores y de articular con otras instituciones del medio».

Recuerda, de paso, que «en muchos casos, estas agencias son la única presencia estatal con capacidad técnica en esos territorios».

«Desde el INTA San Juan advertimos con firmeza sobre los efectos irreversibles que estas reformas podrían provocar en el sistema nacional de ciencia y tecnología aplicado al sector agropecuario» subraya.

«Reclamamos la inmediata apertura de instancias de diálogo genuino con todos los actores involucrados y exigimos que se respete la institucionalidad, la trayectoria y el compromiso de quienes trabajamos por un campo más justo, productivo y sustentable» finaliza el documento de la Experimental San Juan del INTA.

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