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AGROINDUSTRIA

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El durazno de industria cerró un equilibrado ciclo productivo y ahora viene el desafío comercial

3 de mayo de 2024

Las plantaciones mendocinas entregaron 110/115 millones de kilos frescos, y las fábricas elaboraron de 80 a 85 millones de latas (con mitades en almíbar) y unas 20.000 t de pulpa.

AÑO INCIERTO. La industria procesó todo lo que le ofrecieron. Resta ver cómo responderá en los próximos meses el (por ahora) deprimido consumo interno, y cuánto podrán mejorar las variables competitivas para exportar. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.


Un volumen de fruta cosechada algo mayor al inicialmente estimado, permitió a la industria del durazno cerrar esta temporada habiendo cumplido sus programas fabriles… «y un poco más», y a los fruticultores, colocar toda su producción primaria en un ciclo agrícola que no sufrió mayores contingencias climáticas.

Los 110 a 115 millones de kilos frescos que salieron de las quintas mendocinas este verano, se transformaron en el equivalente a 80/85 millones de latas, cada una con 820 g de mitades de duraznos en almíbar -poco menos de medio kilo luego de escurridos- y en alrededor de 20.000 toneladas de pulpa, elaborada con los frutos de menor calidad.

En la previa de la cosecha, sobre fines de 2023, el sector navegaba -como al resto de la economía argentina- en un mar de incertidumbre. Es que, a lo de siempre (la cosecha pendiente, y la industria, buscando cómo financiar la elaboración), se sumaba lo que se suma en años de elecciones generales y, esta vez, con el agregado de previsibles cambios en materia de política económica.

UNA BUENA, Y LA OTRA…

Ahora, las cosas están más claras… pero no necesariamente más alentadoras. Aunque… algunas sí. Como que se cosechó; que la industria procesó todo lo que le ofrecieron y que, al parecer, no hubo tantos tironeos como otros años entre productores y fabricantes para acordar el precio de la materia prima. Si ese número cierra o no, o más o menos, ya es otra cuestión.

Lo otro que quedó claro, es que la economía -y esto es lo desafiante- entró en una fase de fuerte recesión y que se mantienen condiciones adversas para competir con la producción nacional en mercados del exterior.

Esto implica que la segunda fase del ciclo 2023/2024, que involucra estrictamente el capítulo comercial, tiene hacia adelante un panorama notoriamente incierto.

En el orden interno, y aunque no es éste el tiempo en que se definen las ventas, habrá que ver cómo evoluciona el poder de compra (y, primero, el interés) de los consumidores, y cuánto tiene en stock el comercio minorista.

Sobre las condiciones para exportar… el mercado global tiene su propia dinámica, y las desventajas competitivas para las firmas argentinas son muchas, y quizás de difícil resolución en el corto plazo.

En fin… Todos estos temas surgieron durante el diálogo que mantuvimos, desde la Redacción de Campo Andino, con referentes del sector primario y de la industria argentina del durazno que -así como ocurre con otras producciones- está concentrada de manera excluyente en la provincia de Mendoza.

INVERSIONES. «La mayoría de las fábricas (muchas, ahora, en manos de los productores) están realizando plantaciones de duraznos, así es que pronto se va a llegar a un equilibrio (…) y la cadena va a estar totalmente integrada». Raúl Giordano, presidente de CAFIM.

SOBRE LA COSECHA 2024

José Luis Giuliani, productor de duraznos en Tupungato (Valle de Uco), dijo que el volumen producido este año fue levemente inferior al del anterior. Recordó que en 2023 «la industria elaboró 118.000 toneladas» de duraznos, y «este año han sido 111.000, según datos de la Dirección de Industria de la Provincia de Mendoza».

Giuliani, que preside la Federación Plan Estratégico del Durazno de Industria (FePEDI) recordó -de paso- que en ambas temporadas la estimación de cosecha del Instituto de Desarrollo Rural de Mendoza (IDR) se había quedado demasiado corta en relación con lo que procesaron las fábricas.

«Hubo erradicaciones e implantaciones nuevas a mayor densidad y ahí puede estar la variación», interpretó. Adelantó que están hablando en reuniones de la FePEDI sobre la necesidad de hacer un censo de plantación de durazno (el último es de 2017) «y es probable que lo hagamos este invierno» .

En diálogo con Campo Andino, el productor del distrito tupungatino Cordón del Plata se refirió también a la calidad de la fruta cosechada esta temporada. Reconoció que «quizás en algunos casos fue levemente inferior que la del año pasado, primero por falta de horas de frío en invierno y después por exceso de temperatura». Pero, «aunque algunos duraznos no llegaron a tomar el tamaño óptimo, en general, la calidad estuvo dentro de los valores normales» .

LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL

Por su parte Raúl Giordano, presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (CAFIM), evaluó que, hace un par de semanas, cuando la industria comenzó a cerrar los números de la temporada, quedó en evidencia que el durazno elaborado cubrió todos los programas de producción de las industrias, y un poco más.

De manera que «tenemos una cantidad algo mayor que la estimación del IDR» . Interpreta que «quizás la variedad de maduración más temprana fue menos productiva, pero las demás fueron de mayor rendimiento» y de allí la diferencia.

En diálogo con Campo Andino, Giordano precisó que «se han hecho entre 80 millones y 85 millones de latas y algo más de 20.000 toneladas de pulpa, lo que da un volumen cercano a los 110 a 115 millones de kilos de duraznos frescos».

Estos números le llevan a pensar que «dentro de lo que hoy tenemos plantado, tuvimos un año relativamente normal; no hubo demasiados accidentes climáticos posteriores a las heladas y, si bien hubo algunos toques de piedra, no mermaron significativamente la producción final, y la fruta afectada fue directamente a pulpa».

Pero, «en general, fue un año relativamente normal en cuanto a la cantidad de kilos de fruta producidos y al cumplimiento de los programas de producción de la industria».

En cuanto a los programas de elaboración, admitió que «en general, no eran demasiado ambiciosos, porque en enero-febrero teníamos una realidad donde se reflejaba la situación de octubre-noviembre-diciembre, que no era la mejor». 

De manera que «por lo incierto del año económico, al menos en lo macro, era complicado poner objetivos más altos de producción», por lo que destacó que el sector haya podido cumplir sus programas de elaboración. Valoró, de paso, el hecho que no quedó durazno en las quintas.

«RASGUÑANDO LA OLLA»

Acerca de cómo financió la Industria la elaboración en esta temporada, Raúl Giordano dijo que «la mayoría, por supuesto, no pudo acceder a la financiación bancaria ni de financiación gubernamental».

De modo que «las fábricas se financiaron con los proveedores de hojalata, de materia prima… y de las ventas posteriores«. Aclaró que «preventas hubo muy pocas, porque muchos supermercados todavía tenían stock» de la temporada anterior, así es que «rasguñaron la olla y trataron de sacar de donde no había».

RAÚL GIORDANO. El Presidente de CAFIM advirtió que «si le sacamos impuestos a lo que entra (al país) y no le sacamos impuestos a lo que elaboramos acá para venderlo afuera… la verdad es que estamos en desigualdad de condiciones muy graves, y volvemos a los mimos errores de los gobiernos anteriores… del color que hayan sido». FOTO / ARCHIVO Revista Campo Andino & Agroindustria.

PRECIOS AL PRODUCTOR

Así, el volumen de materia prima que pasó por las líneas de proceso terminó superando a lo que se proyectaba a comienzos de enero, tomando como referencia la producción que salía de los cuarteles donde en ese momento se estaba cosechando.

Sobre la relación entre productores e industriales esta temporada, «no hubo problemas», aseguró el dirigente de la Cámara empresaria. Reconoce, sí, que los fruticultores «tuvieron que pagar los fertilizantes y los fitosanitarios a un precio en alto en dólares… y a un dólar que estaba alto».

Por eso valoró que «en la desgracia nos unimos y tratamos de ser coherentes, para que la actividad sea sustentable», en una actitud de «madurez» porque «todos estamos en la misma situación… ahora de recesión, antes de incertidumbre» .

Destacó que «se cosechó todo el durazno» y «se trató de encontrar una media que pudiese cubrir los costos de los productores para que sigan cuidando sus plantaciones y que los industriales puedan seguir atendiendo a sus mercados». Resumió que «nadie sacó ventaja de ninguno» .

Por eso es que «no hubo encontronazos» por el precio de la materia prima. Al hablar de números, Giordano mencionó valores que fueron «de los $ 320 a los $ 350 y hasta $ 360 por kilo de durazno fresco de primera calidad».

PERO EN DÓLARES…

Sobre este punto, el productor José Luis Giuliani habló de valores (en pesos) para la fruta de esta campaña que se sitúan incluso por encima de los mencionado por el presidente de la CAFIM. La cuestión es cómo queda la cuenta cuando esos números se convierten a moneda dura.

El productor recordó, primero, que «en enero del año pasado, cuando teníamos un dólar de $ 190 más o menos, el durazno en fresco valió entre $ 190 y $ 200… digamos que estuvo entre 0,90 y 1 dólar el kilo». Pero «este año, con un dólar que en estos días debe andar en torno a los $ 920, los $ 400 por kilo de durazno representan poco más de 41 centavos de dólar».

Aparte, lamentó que la inflación esté mellando el valor obtenido por la fruta. Apuntó que de enero –cuando arrancaba la cosecha– a abril, «tuvimos más del 50% de inflación, y por más favorable que sea el precio (de la fruta), no se cobra todo al contado».

Así, cuando el pago se extiende «hasta abril, mayo, junio» interpreta que, «para mantener el valor de aquellos 400 pesos, el precio debería de 600 el kilo, más o menos».

JOSÉ LUIS GIULIANI. Para el presidente de FePEDI, «esta situación no es para arriesgarse a hacer nuevas inversiones porque todavía no tenemos claro qué va a pasar; entonces, hay que trabajar para mantener la producción lo mejor posible… y esperar hasta mejore la situación del país». FOTO / GENTILEZA FePEDI.

LA REALIDAD DEL MERCADO

Giuliani reconoció, no obstante, que «hay un problema, y es que el consumo interno no responde… y no es suficiente; y las exportaciones están medio frenadas».

Ponderó que «la CAFIM (la Cámara que nuclea a los industriales) está trabajando con (la Fundación) ProMendoza para aumentar las exportaciones y, de paso, descomprimir el mercado interno» . Aunque admitió que «perdimos mercados porque no teníamos cantidad, y los mercados que se pierden a veces cuesta recuperarlos, así como cuesta ganar otros».

UN PROBLEMA DE TODOS

El presidente de la FePEDI está preocupado por el previsible deterioro de la producción primaria. Es que, al menguado poder de compra para acceder a ciertos insumos agrícolas o, al menos, a insumos buena calidad, se suman problemas fitosanitarios.

Son los que han surgido en el Valle de Uco -la mayor zona productiva de durazno de industria- con la detección de mosca del Mediterráneo. A esto se añaden otros factores «que hacen más difícil la situación del productor».

«Pero no vamos a echar la culpa a nadie» aclaró el productor de Tupungato. «Se han sumado muchas cosas para que esto pasara, y acá, entre todos, el gobierno, el sector productivo, tenemos que buscar la forma de salir adelante» .

Pero, por lo pronto «esta situación no es para arriesgarse a hacer nuevas inversiones porque todavía no tenemos claro qué va a pasar; entonces, hay que trabajar para mantener la producción lo mejor posible… y esperar hasta mejore la situación del país» .

Aun así, Raúl Giordano, por su parte, valoró que hoy en día «la mayoría de las fábricas (muchas, ahora, en manos de los productores) están realizando plantaciones de duraznos, así es que pronto se va a llegar a un equilibrio».

Remarcó que, en ese momento, «la cadena va a estar totalmente integrada; y el productor que no tenga fábrica o el fabricante que no tenga toda la producción, van a hacer algún arreglo».

Al mismo tiempo, y en sintonía la búsqueda de consensos que expone Giuliani, destacó que «se ha saneado bastante la relación (entre productores e industriales); creo que todos nos hemos dado cuenta, tanto la industria como la fruticultura que hay que ser eficiente» .

Esto implica «buscar mayores rindes, mayor aprovechamiento del agua, de la tierra, de los agroquímicos, y también de los insumos que necesitamos para producir en las fábricas…».

EL PANORAMA COMERCIAL

En cuanto a la comercialización, el referente de los industriales evalúa que «es un año con resultados preliminares dispares». Por un lado, «hay empresas que están realizando algunas exportaciones, pero sólo para recuperar mercados, porque los precios no son los mejores».

Giordano apuntó que el mix del tipo de cambio para los exportadores «da un dólar de $ 920… más o menos, y los precios de algunos insumos industriales bajaron después que las fábricas los habían comprado».

Puso como ejemplo que «hicimos almíbar con azúcar de más de $ 30.000 la bolsa y ahora está en $ 20.000… pero pagamos 30. Y algo parecido pasó con la hojalata, que terminó bajando un 12% más o menos, pero la pagamos a un valor de dólar alto».

ALIVIO. A medida que avanzó la cosecha se fueron diluyendo los temores surgidos a inicios de enero, cuando variedades de maduración temprana evidenciaban escasos rendimiento. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.

PROBLEMA DE COMPETITIVIDAD

Por eso es que «no hemos quedado muy competitivos a nivel internacional; estuvimos en algunas giras tanto en Centroamérica como en Brasil… y en Brasil podemos llegar a estar un poco más competitivos, pero en Centroamérica no» .

En cuanto al mercado interno, «la demanda está lenta, al ritmo de los demás productos, afectados por una recesión que se hace sentir».

Entiende que «todos estamos haciendo el esfuerzo, con la expectativa que en la segunda etapa -en la que algunos gobiernos han fallado o no la han hecho, o les faltó la segunda hoja del libreto– una vez encaminada la macro… vayamos a la micro» .

El empresario aseguró que «estamos esperando eso con mucha avidez, a ver si se logra, para que realmente baje el costo argentino, que se hagan acuerdos comerciales, que seamos competitivos en el mundo por igualdad de condiciones» .

Remarcó que «tenemos costos muy altos en logística, puertos, impuestos, como el de Ingresos Brutos, las tasas municipales y demás, que agregan un sobrecosto -al de fabricación- que no es menor y que, a veces, en el negocio de los commodities, nos dejan fuera de foco«.

NO REPETIR LOS ERRORES

Por otra parte, admitió su preocupación por la apertura de importaciones de alimentos, («esperemos que sean temporarias», dijo), aunque aclaró que «todavía no» ha entrado durazno en lata desde exterior.

«Pero -advirtió- he visto durazno en lata de China en Panamá a valores de USD 1,95 la lata puesta en la góndola del supermercado, el equivalente en Argentina a unos $ 1.800, según la cotización que tomemos. Sabemos que puede haber algún subsidio, ya sea en logística o por otra vía…sabemos que China tiene precios muy bajos en varios componentes del costo, pero…».

Raúl Giordano recuerda que «fue lo que pasó no hace mucho, cuando una empresa mendocina -precisamente- trajo duraznos de China…». Espera que «llegado fin de año, nos encontremos con que, sacar el impuesto PAIS a la importación de determinados productos, sea algo excepcional» .

Es que, «si le sacamos impuestos a lo que entra y no le sacamos impuestos a lo que elaboramos acá para venderlo afuera… la verdad es que estamos en desigualdad de condiciones muy graves, y volvemos a los mimos errores de los gobiernos anteriores… del color que hayan sido».

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