GANADERÍA
COYUNTURA
El reporte semanal del ROSGAN señala que ya se ve una mejora significativa en las condiciones forrajeras, tanto en potreros naturales como en pasturas nuevas o resiembras.
AHORA SÍ. En el reporte se analiza que la intención de retener e invertir ya estaba consolidada en la mente del productor; y si no se había plasmado se debió, fundamentalmente, a que venía desalentada por las condiciones climáticas adversas. FOTO / Revista Campo Andino & Agroindustria.
Las lluvias que se vienen registrando en los últimos 20 días en gran parte del territorio nacional aportan una mejora significativa en los perfiles de humedad de los suelos, y esto podría influir en la oferta ganadera de corto y mediano plazo.
El tema es abordado en el análisis de fondo contenido en del informe semanal del ROSGAN (el Marcado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario), cuya edición coordina María Julia Aiassa.
El reporte señala que «amplias zonas del este de Córdoba, sur de Santa Fe y Entre Ríos recibieron una muy oportuna recarga en sus perfiles, al igual que el sur y este bonaerense» .
Distinto es el caso del noroeste de Buenos Aires, La Pampa y Santiago del Estero, «donde aún persiste la falta de agua» advierte. «No obstante -admite- en términos generales, octubre viene dejando un muy buen aporte hídrico luego de varios meses de balances deficitarios».
En definitiva, «estamos arribando a mediados de la primavera y el fenómeno La Niña aún no se ha expresado como se esperaba» apunta el informe. Indica que «de acuerdo al promedio de resultados que actualmente arrojan los principales modelos, el fenómeno ENSO se encuentra en su fase Neutral, es decir ni La Niña ni El Niño«.
DECISIÓN. Con mayor producción de pasto y una economía más estabilizada en relación a las últimas dos campañas, es probable que los productores prolonguen los ciclos de producción, sumando kilos a campo.
Aun así, advierte que «el 50% de los modelos continúan indicando una posible transición hacia la fase La Niña para el trimestre noviembre-enero, aunque con una intensidad débil, a diferencia de lo que se venía observando hasta el mes anterior».
Entonces, aunque desde fines de noviembre podrían comenzar a registrarse precipitaciones por debajo de lo normal, hay «un escenario muy diferente al observado en las últimas dos campañas, cuando ya partíamos de una primavera extremadamente seca para gran parte del país», recuerda el informe.
El reporte del ROSGAN incluye mapas que muestran el balance de agua en el suelo, comparando la foto de las últimas tres campanas, al 24 de octubre de cada año. Donde se pueden observar las diferencias mencionadas.
Por lo tanto, aun en el caso de registrarse el impacto de La Niña durante el próximo trimestre, «el mayor riesgo se centraría hacia el final de la primavera e inicio del verano, donde el desarrollo de los forrajes ya es menos dependiente de la recomposición hídrica» .
De hecho, «los campos ya muestran una mejora significativa en las condiciones forrajeras, tanto en potreros naturales como en pasturas nuevas o resiembras que comienzan a reaccionar frente al cambio de ambiente» asegura el reporte del ROSGAN.
Según el análisis, «se trata de un cambio que impacta directamente en las decisiones del productor ganadero» .
Interpreta que «con una mayor producción de pasto y una economía más estabilizada en relación a las últimas dos campañas», muy probablemente los ganaderos «se animen a prolongar algo más los ciclos de producción, agregando más kilos a campo que se volcarán en los próximos meses».
Sin embargo, en el corto plazo, esta mejora también ayudaría a acelerar la terminación de hacienda que ya está próxima a su salida, «sumándose en las próximas semanas a la elevada oferta de animales terminados que ya empiezan a volcar los corrales, luego de cuatro meses con encierres récord».
MOSTRADOR. Sobre la evolución del precio de la carne, se advierte que localmente aún no están dados los fundamentos para que se registre una recomposición significativa en lo que resta del año.
En el análisis del ROSGAN se explica que «a lo largo del año, la oferta de animales que llegan a faena es relativamente estable, aunque con una leve aceleración durante el segundo semestre del año».
Dentro de esta oferta total -agrega- «el aporte de los feedlots es el que presenta mayor estacionalidad, registrando sus picos de salida precisamente en estos últimos cuatro meses del año».
Por diferencia, «todo lo que no sale directo del feedlot se asume que es oferta proveniente de los campos donde, naturalmente, su momento de mayor salida suele coincidir con el período de disminución de la oferta forrajera durante los meses de invierno para luego declinar hacia la primavera-verano».
En este sentido, «una respuesta favorable de los campos tras las últimas lluvias podría incrementar la producción de kilos provenientes de las pasturas ampliando aún más la oferta estacional que ya han comenzado a volcar los feedlots».
Sucede que, «localmente, esta oferta de hacienda estaría llegando a un mercado no muy receptivo para absorber estos volúmenes sin generar mayor presión sobre precios». Recuerda, de paso, que «el precio de la hacienda gorda ya está muy retrasado, aun en términos nominales».
Apunta, en ese sentido, que «el valor del novillito gordo viene fluctuando en torno a los $2.000 el kilo desde hace casi seis meses» . En términos reales, en lo que va del año, «registra una caída cercana al 18% medido contra los promedios registrados en diciembre de 2023 a valores de hoy», aclara.
Si bien para el mercado de exportación se vislumbra en adelante un escenario firme, con Brasil recuperando valores ante la restricción de oferta y EE.UU. con una sólida demanda, localmente aún no están dados los fundamentos para que se registre una recomposición significativa de valores en lo que resta del año.
Es que, «aun con una ligera recomposición de los salarios, la debilidad el mercado local sigue ejerciendo presión sobre los valores del consumo», puntualiza el análisis.
En efecto -detalla- el retroceso del precio del gordo refleja el comportamiento del precio de la carne en los mostradores, que a septiembre -según el relevamiento del IPCVA- anotaba «un retraso contra diciembre de 2023 del 22%, en términos reales».
Ahora, mirando el mediano plazo, el reporte refleja la esperanza de poder asistir a «cambios importantes en términos de retención de hacienda e inversión productiva» alentados por esta tregua climática… y siempre y cuando efectivamente la primavera resulte neutral y, el verano, menos severo que lo esperado.
En definitiva -reflexiona sobre el final- la intención de retener e invertir «ya estaba consolidada en la mente del productor» y si no se había plasmado se ha debido, fundamentalmente, a las condiciones climáticas adversas.
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