FRUTICULTURA

CICLO 2025/26

Pérdidas de producción de ciruela de industria en el sur de Mendoza

22 de octubre de 2025

Podrían ser atribuidas a desajustes fisiológicos durante un invierno atípico. La dormancia desembocó en una floración «generosa» pero algo tardía e irregular. Eso, y deshidratación por vientos, habrían sido los factores de mayor incidencia.

NADA. Referentes de zonas productoras de ciruela del sur mendocino, advierten que muchas brindillas -y plantas enteras, inclusive- directamente han quedado sin frutos. FOTO / GENTILEZA Miguel Cañadas – Bowen, General Alvear.


Probables alteraciones fisiológicas resultantes de un inverno atípico; y deshidratación y polinización afectada por la acción de vientos persistentes en fase de floración y cuaje, aparecen -en principio- como las causas principales de pérdidas de producción de ciruela para industria en el Oasis Sur de Mendoza.

El tema empezó a sonar con más intensidad sobre el final de la primera semana de octubre, y fue creciendo en intensidad a medida que los productores veían que las brindillas no estaban todo lo pobladas que era de esperar… considerando la (relativamente) generosa floración que vistió las plantaciones.

Hay coincidencia en que es prematuro estimar las pérdidas respecto de la campaña anterior (que cerró con una buena cosecha), aunque algunos ya sugieren porcentajes de merma.

Pero es razonable que se prefiera no arriesgar números a esta altura, si se tiene en cuenta que, lamentablemente, quedan muchos obstáculos por sortear hasta febrero, cuando los ciruelos empiecen a entregar los frutos.

ES PREMATURO arriesgar una estimación de pérdidas. Está claro que, aunque hay datos circulando, no sería prudente generalizar un número. Pero se llega hablar de hasta más del 50% de la producción potencial de este año, en varias explotaciones.

VENÍAN DE UNA BUENA COSECHA

Si bien el volumen de producción del ciclo 2024/2025 había sido algo menor que en el 23/24 (por el vendaval que se abatió sobre buena parte del Sudeste de San Rafael), los montes prodigaron una buena cosecha.

En realidad, considerando que se trata de una especie añera (una de las que expresa el fenómeno de la vecería) hubiera cabido esperar, hasta cierto punto, que las plantaciones se tomaran un respiro para recuperar fuerzas después de una temporada (si no excepcional) al menos aceptablemente productiva.

Claro que –si bien es cierto que no todos tienen espalda financiera para asumir la inversión- quien más, quien menos, puede recurrir un paquete tecnológico -o a alguna de sus herramientas- para contrapesar esa debilidad que es propia de la especie.

ALGO CAMBIÓ ESTE AÑO

Pero este año ocurrieron cosas. Una de las más llamativas, quizás, sucedió allá por junio o julio. Una helada de (según las zonas) entre 12° y 14° bajo cero -durante varias horas– que pudo haber dañado las yemas, cuando todavía estaban dormidas.

Por otra parte, hubo una alteración en la secuencia de acumulación de frío durante la dormancia. Además (no sabemos en qué medida relacionado con lo anterior) la floración fue algo tardía e irregular… y demasiado extendida en el tiempo En muchos casos, se solaparon la flor y la hoja. Eso se reflejó en una cuaja igualmente despareja.

Por otra parte, aunque (en general) no ocurrieron heladas primaverales que hayan provocado daños de consideración, hubo vientos prolongados (algunos intensos) en fase de floración-cuaje que pudo haber provocado deshidratación y dificultado la polinización.

Estos detalles del escenario en el que empieza a moverse este año el sector productivo de la ciruela de industria, surgieron de algunas charlas que mantuvimos a lo largo de los últimos días con distintos referentes de la actividad.

Esto nos sirvió para tener un primer acercamiento al panorama que muestra esta temporada, en la que -cabe recordar- ya se preveía la posibilidad de alguna dificultad, aunque -por entonces- más centrada en la eventual escasez de unidades de frío.

Aquí te dejamos un enlace con la publicación en la que abordaron ese tema, por si te interesa darle una mirada.

PÉRDIDAS MUY IMPORTANTES

Volviendo al momento actual, y metiéndonos en lo que surgió de nuestra primera ronda de consultas de los últimos días, desde Bowen (General Alvear), el productor Miguel Cañadas, aseguró que las pérdidas de frutos son muy importantes. «No sabemos por qué», dijo.

«Hubo una floración excepcional -por lo abundante- pero muy extendida en el tiempo; y un proceso de fructificación que también ha sido irregular (hasta en una misma planta)». En diálogo con Campo Andino, afirmó que «han caído muchos frutos, y ha quedado muy poca ciruela» en sus montes.

«Hay plantas a las que prácticamente no les ha quedado nada. No sé si vamos a llegar al 50% de lo que cosechamos el año pasado… sin contar las contingencias que podamos tener más adelante» lamentó.

Para él, «las heladas tardías no han sido el problema; hicimos defensa dos noches, pero no fueron tan intensas». Por otra parte, «las abejas han trabajado bien, inclusive en los sectores que no están al reparo». Comentó que «tuve 200 colmenas; era una orquesta«.

«Me inclino por pensar que el problema ha sido el viento, que ha provocado la deshidratación de la flor; porque las plantas que están al reparo (en una parte tengo un cerco de crateus) tienen una carga aceptable, pero donde está más desprotegido es donde ha fallado» explicó.

Según Cañadas, «parece que el problema ha sido más o menos generalizado en la zona». Porque «ha ocurrido en Bowen, en General Alvear, en Real del Padre, en La Guevarina, en Villa Atuel…».

«He hablado con no menos de 15 productores, y todos plantean el mismo panorama… Esto, independientemente de la escala del productor, inclusive los que tienen equipos de aspersión subarbórea» señaló.

POCA CARGA EN LOS MONTES

Desde la Agencia de Extensión Rural General Alvear del INTA, el jefe de esa Unidad, ingeniero agrónomo Mauro Silvestre, dijo a Campo Andino que, «hablando con los productores, la conclusión es que hay pérdidas».

«Algunos -son casos extremos- dicen que no les queda ciruela» comentó. «Otros, que han tenido pérdidas de entre un 10% y un 30%, y muchos calculan que van a perder más de la mitad de la fruta».

Coincide en que «hubo una floración muy despareja y se prolongó mucho» . Por eso, «mientras en algunas plantas se veían, por ejemplo, frutos del tamaño de una arveja, otros estaban recién cuajados».

«Eso pudo haber sido ocasionado por falta de horas de frío, lo que ocasionó que la floración no haya sido homogénea; pero no sabemos si esta situación es atribuible a la falta de frío», admitió.

Por otra parte, aclaró que «los registros meteorológicos no muestran que haya habido heladas en el momento de floración-cuaje» .

Aunque «sí hemos tenido mucho viento, y permanente -señaló- y eso pudo haber producido deshidratación, caída de frutos…». Lo cierto es que, «en general, se aprecia muy poca carga en los montes de ciruela» concluyó el Ing. Silvestre.

«LEVEMENTE POR DEBAJO»

Volviendo al Este de la zona agrícola de General Alvear, el ingeniero agrónomo Luis Escartín, gerente de Producción de Frutas Escartín, confirmó que las quintas de la empresa familiar (en Bowen) están «con alguna merma».

Aclaró que, aunque «todavía es difícil cuantificar» lo perdido, si nos atenemos al panorama que se observa en este momento «la producción podría estar levemente por debajo de la última cosecha… que fue buena».

En diálogo con Campo Andino, el empresario señaló que de todos modos, «en varios cuarteles tenemos más fruta que el año pasado».

Es que trabajan para mejorar el cuaje, con aplicación de hormonas y micronutrientes para estimularlo, e instalando colmenas para favorecer la polinización con una adecuada población de abejas.

También manteniendo buenas condiciones de humedad en el monte (mediante el uso de los equipos de aspersión antiheladas) y, antes que todo eso, manejando la poda, que este año fue más liviana, «porque veníamos de una buena cosecha y sabíamos que habría menos potencial de yemas fructíferas» subrayó.

A QUÉ ATRIBUIR LA MERMA

Para Escartín, «normalmente, el factor de mayor impacto negativo en la producción es la inadecuada nutrición». Pero, este año, «ha incidido también la floración extendida» y el hecho que «durante la floración, las condiciones de cuaje no fueron las ideales».

Esto último, debido a que «hubo baja humedad relativa en el ambiente y muchos días de vientos intensos que terminaron afectando el trabajo de las abejas y la polinización y, en definitiva, la fecundación» .

LA FLORACIÓN EXTENDIDA

Coincidió en que «la floración fue un poco más extensa que lo normal» y eso, «generalmente determina menor cuaje» . Dada esta situación «cuando aparece el segundo grupo de flores, ya empieza a competir con el brote pequeño» .

En ese punto, «los fotoasimilados van al brote y no a al pequeño fruto que se está formando» explica y, por ende, «esa tanda de flores tardías tiene memos posibilidades de prosperar» .

ES UN AÑO PARTICULAR

Es que, el año tuvo sus particularidades. Porque, por un lado, «no faltó tanto frío» por lo que entiende que no es para atribuirle a ese factor, el problema de las pérdidas de este año.

Aunque hizo una aclaración: «En los últimos años venimos observando que hay días de invierno con temperaturas más elevadas que lo normal, y podría no ser suficiente con restar esas horas (de manera tan lineal) a las horas de frío».

«En pocas palabras: la biología no es matemática» señaló, y «es probable que eso produzca algún impacto sobre la fisiología de la planta» .

Pero en el invierno 2025 hubo episodios excepcionales, como la helada extrema de entre 12° y 14° bajo cero que afectó a la zona; y no descarta que, parte del daño, sea atribuible a ese fenómeno. «Pueden haber muerto algunos tejidos, estando la yema cerrada», apuntó.

Por otra parte, en floración «no hubo heladas significativas, pero -por ejemplo- la carga inicial de los montes de durazneros, no fue la de un año sin heladas» comentó. Si bien no les va a incidir en el volumen de producción de duraznos, al momento de ralear eliminaron mucho menos que lo que preveían.

PROCESO ALTERADO. El Ing. Agr. Hilario Lázaro, del INTA Rama Caída, pone la lupa sobre un cambio en la «secuencialidad de la acumulación de frío», que podría habría impactado en el «proceso de organogénesis floral».

UN INVIERNO MUY ATÍPICO

Para el Ing. Agr. Hilario Lázaro, referente en manejo del cultivo de ciruelos de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Rama Caída (San Rafael), «no queda claro que haya una variable con mayor peso que otras posibles, como para asegurar que fue la causa del problema» .

Eso sí, aunque «las plantas salieron relativamente bien» del reposo invernal -porque hubo una «concentración de brotación y floración relativamente aceptable» según las zonas- «hemos tenido un invierno muy atípico, con alguna alteración en el proceso normal de acumulación de frío».  

LAS UNIDADES DE FRÍO

Productores y técnicos temían, en su momento, que el inicio del nuevo ciclo se viera afectado por la acumulación de menos frío que el que necesita el ciruelo durante la fase de dormancia.

Finalmente, el resultado de la ecuación entre la suma de horas con registros por debajo de la temperatura umbral, menos la suma de horas con temperaturas que superaron ese umbral, no habría estado tan lejos de las unidades que requiere la especie.

PROCESO DE ORGANOGÉNESIS

Pero parece que a este asunto hay que darle otra vuelta de rosca, según el Ing. Lázaro. Es que, la cuestión es cómo se fue dando el proceso de acumulación.

Dicho en los términos que expuso el profesional, en diálogo con Campo Andino: «La secuencialidad en la acumulación, siguiendo el proceso de organogénesis floral» .

Para hacerlo un poco más sencillo: cuánto frío necesita la planta, en cada momento de la fase de dormancia, para que el proceso de formación de la flor se vaya dando con normalidad.

Lázaro nos aportó datos del relevamiento de unidades de frío en el distrito Rama Caída, del departamento San Rafael, que evidencian la atipicidad del invierno que dejamos atrás.

Esos datos fueron volcados en un gráfico donde están consignados –por separado– los valores correspondientes a cuatro meses: mayo, junio, julio y agosto.

SECUENCIA ALTERADA

Lo cierto es que, de esos datos surge que «agosto concentró el 40% del frío útil cuando, normalmente, aporta el 20%» del frío que necesita el ciruelo para arrancar el nuevo ciclo, señaló el referente del INTA.

«Es cierto -admite- que en ese momento la planta está en receso, todavía» pero se pregunta: «¿Es igualmente efectivo?» . Porque, dice, «tendemos a enfocarnos en lo cuantitativo, es decir, cuánto nos quedó al momento de hacer el balance».

Pero advierte que «la planta no es una alcancía a la que le echamos monedas (el frío que suma) y le vamos sacando algunas (el frío que resta) y cuando pasó el invierno la abrimos, y contamos lo que nos queda…».

Entonces, «si los primeros meses del invierno aportaron menos frío que lo habitual, y la mayor acumulación se dio al final de la fase de dormancia cuando, normalmente, el aporte es menor… cabe plantearse si el problema no ha sido cualitativo» advirtió el profesional.

Porque, de hecho, esto refleja una alteración de esa «secuencialidad» en la acumulación de frío lo que, a su vez, pudo haber alterado el «proceso de organogénesis floral» a partir de lo cual habría que preguntarse «si las flores estaban en perfecta condición de fertilidad» plantea Lázaro.

VIENTOS EN FLORACIÓN

Otra variable sobre la que hizo foco el referente del INTA Rama Caída, está relacionada con las condiciones del tiempo (en términos de meteorología) durante la floración.

Sobre este punto, señaló que «hubo algunas asimetrías entre lo ocurrido en las zonas productivas de General Alvear y las de San Rafael» .

Recordó que «en Alvear, buena parte de esa fase transcurrió con vientos considerablemente fuertes, mientras que, en San Rafael, hubo episodios más aislados de viento fuerte, y brisas… casi todos los días».

Es de suponer que esto afectó la actividad polinizadora de las abejas. Pero no es posible determinar cuánto. Ahí entran a jugar, entre otros factores, las condiciones de cada monte, «en cuanto al grado de reparo y a la carga de colmenas» señaló Lázaro.

«Por lo demás, no hubo mayor afectación por heladas, salvo en algunas zonas de General Alvear… pero nada relevante» cerró el especialista en manejo del cultivo de ciruelos de la Experimental Rama Caída del INTA Rama Caída.

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