VERDEOS

FERTILIZACIÓN

Producen forrajes con bioinsumos baratos para mejorar la alimentación caprina

9 de julio de 2024

En el INTA ensayan cultivos de cobertura con abono orgánico, guano de cabra y cama de pollo. Lo plantean como una alternativa para ciertos ambientes semiáridos.

ENSAYAN esos abonos con tres forrajeras, y en distintas locaciones. Apuntan, simultáneamente, a obtener una ración equilibrada para los animales y a estabilizar de la estructura del suelo. FOTO / ARCHIVO Revista Campo Andino & Agroindustria.


Con el foco puesto en contribuir al diseño de sistemas de producción más eficientes en ambientes semiáridos, un equipo de investigación del INTA Santiago del Estero ensaya el uso de insumos biológicos aplicados a la producción de cultivos de cobertura para mejorar la alimentación del ganado caprino.

Al avanzar en este estudio -referenciado, en principio, en el área de riego del río Dulce– esperan alcanzar conclusiones que ayuden a mejorar la reserva de carbono del suelo y la cantidad y calidad del forraje.

Plantean que, habiendo logrado el incremento del carbono y macronutrientes, de la retención de agua y de la actividad microbiológica, habrán encontrado la manera de desarrollar estrategias de alimentación de los piños, en esa zona de la provincia que lidera la producción caprina en Argentina.

CON RECURSOS LOCALES

Andrea Ávalos, investigadora del Grupo de Recursos Naturales del INTA Santiago del Estero, precisó que «se trabaja con insumos propios del lugar, en este caso, fertilizante orgánico o abonos de guano de cabras y de cama de pollo» .

Con respecto al guano de cabra, «el 70 % de los productores de Santiago del Estero tienen la actividad caprina en sus predios, por lo que es un insumo disponible de manera gratuita», recordó la referente del INTA.

RECONSTRUIR EL SUELO

El abono orgánico es importante para la reconstrucción de los suelos porque, al ser incorporado en los lotes, se activan complejos y numerosos procesos que inducen la estabilización de la estructura del suelo.

Ávalos explicó que esto favorece la conservación del agua y de la materia orgánica (fuente de nutrientes), por más tiempo que otras prácticas de fertilización.

ENSAYOS REALIZADOS

Por su parte, María Cristina Sánchez, investigadora del mismo grupo en el INTA santiagueño, aclaró que «debido a que el efecto en el tiempo de los abonos orgánicos aún es poco conocido, en este ensayo también se evaluarán los efectos residuales en el suelo y en forrajes por el lapso de tres años» .

Previo a una aplicación de guanos de cabra y gallinaza en distintas dosis y tiempos de compostaje, se realizó la siembra con tres cultivos forrajeros: triticale Molle INTA, cebada forrajera Guadalupe INTA y vicia villosa Ascasubi INTA, que fueron provistos por la empresa Barembrug, en el marco de un convenio de trabajo.

COBERTURA. El cultivo de verdeos con estos abonos permite estabilizar la estructura del suelo, lo que favorece la conservación del agua y la materia orgánica por más tiempo que aplicando otras prácticas de fertilización. FOTO / GENTILEZA INTA Informa.

POR AQUÍ; POR ALLÁ…

Otra práctica de interés para evaluar resultados, es diversificar esos cultivos en el espacio. Es que el comportamiento de cada especie puede variar según el terreno donde sea implantada.

Esto es así, porque «tienen características bioquímicas diferentes en sus tejidos vegetales y en el tipo de raíces, que exploran determinadas profundidades y dejan bioporos con valiosos aportes de materia orgánica en tejidos muertos y exudados radiculares».

Por otro lado, al ser diferentes tejidos vegetales, «se alimentan distintas poblaciones de microorganismos y mesofauna que son motores de los ciclos biogeoquímicos en los agroecosistemas» aclaró la investigadora.

LOS VERDEOS DE INVIERNO

Una de las características de la región del Chaco semiárido es que durante la estación seca del invierno no hay crecimiento de forraje ni alimento suficiente para los animales.

Por eso, «el verdeo de invierno, que se incorpora con la cebada, la vicia y el triticale (un cereal que procede del cruzamiento entre trigo y centeno), viene a cubrir los requerimientos nutricionales para ese período del año», señaló Alicia Córdoba, investigadora del Grupo de Producción Animal del INTA Santiago del Estero.

Recordó que «la vicia es un forraje que tiene mucha digestibilidad y un alto contenido de proteína bruta, además de ser muy agradable al paladar del animal». Apuntó, por otra parte, que «los cereales de grano pequeño como la cebada y el triticale, aportan fibra y energía para integrar una ración equilibrada para los animales».

DIRECTO O DIFERIDO

Todos «tienen la ventaja de que se los puede pastorear o almacenar en silo para diferir su uso en la salida del invierno en septiembre, que es la etapa más crítica de déficit de forraje», remarcó la investigadora.

Estas prácticas agrícolas, con un buen manejo del suelo, la elección de diferentes especies vegetales y la aplicación de abonos, son una potencial oportunidad para estudiar y comprender mejor los procesos por los cuales se conserva o mejora la reserva de carbono en el suelo, elemento fundamental para su buen funcionamiento en los sistemas productivos.

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