DESCONTADA. El reporte del IDR aclara que su cálculo ya tiene incorporado un ajuste de 29,7% por pérdida por mancha roja, fenómeno atribuible al impacto de la intensa radiación solar -y las altas temperaturas asociadas- en momentos críticos para el cultivo. FOTO / GENTILEZA Ing. Agr. Hilario Lázaro – EEA INTA Rama Caída, San Rafael.

Si los cálculos están bien hechos, y el clima y la disponibilidad de agua para riego ayudan a que lleguemos a verificarlo, la producción 2023/2024 de ciruela de industria en Argentina debería situarse por encima de las 121.000 toneladas frescas, el equivalente a unas 40.000 t de fruto deshidratado.

La estimación está contenida en el informe difundido por la Fundación Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza (la única provincia argentina que produce ciruela para industria), y surgió a partir de datos recogidos, a campo, entre el 17 de noviembre y el 3 de diciembre.

El relevamiento abarcó 197 cuarteles cultivados con ciruelos D’Agen, la variedad más utilizadas para deshidratar, y consistió en el recuento de frutos y medición de su diámetro, sobre un total de 1.182 plantas, según detalló el reporte.

Esos datos fueron extrapolados a las 9.458 ha productivas, de las cuales 7.950 (84%) están en el Oasis Sur (San Rafael y General Alvear). Esa zona, dicho sea de paso, concentra el 89% de la producción estimada, con 108.047 toneladas probables en el ciclo 23/24, junto con los mayores rendimientos (13,6 kg/ha).

LA FLORACIÓN SE EXTENDIÓ

Esta primavera, al contrario de lo ocurrido en las últimas temporadas, Mendoza no sufrió heladas tardías generalizadas que pudieran resentir la producción general de frutales, «salvo en algunos sectores muy puntuales» aclaró el IDR.

Pero advierte que, como la etapa de floración fue muy larga en comparación de años anteriores -se extendió por más de un mes– «la evolución de los frutos fue muy dispar» y podría darse una «desuniformidad de tamaños de frutas a cosecha».

Situaciones como ésta se notan más en la ciruela, una especie de variabilidad productiva interanual (inclusive dentro de una misma parcela), y pueden agravarse por situaciones -que también afecta a otros cultivos- como condiciones de manejo, contingencias climáticas, etc., por lo que «pueden encontrarse en el mismo monte situaciones muy diferentes de carga frutal» puntualiza el informe del IDR.

LO DESCONTADO Y LO CONTINGENTE

El informe del Instituto de Desarrollo Rural apunta que la estimación de producción de este año ya tiene incorporado un ajuste de 29,7% por pérdida por mancha roja, fenómeno atribuible al impacto de la intensa radiación solar -y las altas temperaturas asociadas- en momentos críticos para el cultivo.

Advierte, asimismo, que «la producción final puede verse afectada por excesivos calores, falta de agua para riego y/o contingencias climáticas». No se aclara si el daño potencial de estos -eventuales- excesivos calores podría superar ese casi 30% ya descontado por mancha roja.

EL OASIS SUR concentra el 84% de la superficie cultivada, 89% de la producción estimada para esta campaña, y los mayores rendimientos por hectárea.

En cualquier caso, y sobre este fenómeno, el riesgo de daño (por la sensibilidad del cultivo debido a su estado fenológico) comprende un período que va aproximadamente de principios de diciembre a mediados de enero.

En el ciclo 2022/2023, se dio a partir del 20 de diciembre. Su ocurrencia provocó pérdidas que, posteriormente, fueron estimadas en torno al 30% (lo que, según este informe, ya descontó el IDR en la estimación de producción de esta campaña).

El reporte del organismo destaca, en otro orden, que «la superficie productiva ha ido disminuyendo desde la temporada 2010/11″ hasta llegar, este año, a «9.657 ha productivas (edad de plantación desde 6 años a 40 años), según datos actualizados con el Censo De Productores de Ciruela 2021».

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